La lógica es una herramienta muy importante, que la usa la gente sensata, la gente honesta y sincera que ama incursionar en el fascinante mundo de la verdad.

Pero a menudo, los que ignoran este recurso, suelen ser personas hipócritas, mentirosas y que no tienen ningún aprecio, ni respeto por la verdad. 

Ayer me dice un compañero de trabajo, que promueve su creencia de ser cristiano y que no es de nuestra isla, que él no cree que las personas tengan que trasladarse a otros destinos o países para lograr alcanzar sus sueños y prosperar en sus propias tierras. 

Lo ilógico, es que quien me está diciendo esto, es alguien que vino en un pequeña y frágil embarcación, en calidad de indocumentado, y que algunos años después, logró arreglar su estatus migratorio en nuestra isla. 

No sé en qué estaría pensando cuando me dijo eso, pero yo no pude decir palabras, por evitar tener que ofenderle. 

Porque una pregunta obligada sería; si las cosas son como tú las planteas, y como parece que es como tú las cree, que te motivó a coger una yola y arriesgar tu vida en el peligroso mar Caribe, para venirte a Puerto Rico? 

Qué haces aquí, si no es necesario salir de tu país para lograr algún progreso? 

El tema surgió, después que yo mencioné el cuadro que se está viviendo con los inmigrantes de centro y Sudamérica, que están en las fronteras con México y los Estados Unidos. 

La enseñanza que no va acompañada de alguna experiencia propia y personal, podría no tener suficiente fuerza para que sea creíble y surta el efecto esperado.

Usted sabía, que algunos periodistas de análisis político, pueden ser tan dañinos como algunos políticos mafiosos y corruptos, de aquellos que no piensan en nadie más, que en ellos mismos; periodistas que ellos no saben cuándo parar, cuando darse cuenta, cuando una noticia no debe ser dada por causa de la salud emocional y mental de un pueblo que no sabe ni entiende nada de política, solo porque a ellos lo único que le importa, es ganar rating, aunque esto signifique que muchos sean dañados y lastimados. 

Recordamos a un titiritero, que en el pasado se hizo millonario, con el arte de hacerle daño a tantas personas por medio del chisme, hasta se supo que se marchó de la isla a vivir como un rey en la paradisíaca península de la Florida, y hasta se compró un avión personal. 

Se cree que volvió con el mismo negocio a la isla, aunque no parece que le esté yendo tan bien ahora, como aquella vez, porque aunque tarde, el pueblo de Puerto Rico se dio de cuentas, que el negocio del chisme solo funciona para aquellos que lo utilizan como un funesto negocio para lucrarse. 

Por Derwell J Fallu

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