lunes, octubre 26, 2020

La voz de la iglesia estremece al mundo

viernes 23 octubre 2020
Pedro A. Parra

Ojalá este artículo sea leído por muchas personas, sí, por muchas, no por el hecho de que mi persona lo haya hecho, sino para que abramos los ojos ante una situación que ya se ha escrito sobre ella, pero, ante la entrevista que Francesco Boezi le hiciese el 28 de septiembre de este año a Monseñor Carlo María Viganó, y, lo que éste ha señalado, es bueno que nos demos cuenta que una gran tormenta se está aproximando a las instituciones serias y democráticas del mundo, para hacerlas sucumbir y manejar el poder de la manera extrema, inmoral y sin sentido como siempre lo han hecho.

Señoras y Señores: Todas las Instituciones del Universo están ya penetradas por estas organizaciones de extrema izquierda y de actuar dudoso, y me estoy refiriendo desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta la cúpula de nuestra Iglesia Católica. Es tan preocupante y estremecedora la situación que si Donald Trump no gana las elecciones en los Estados Unidos, estas corrientes del dolor y del terror, avanzarán definitivamente –como están avanzando- no sólo dentro del territorio norteamericano, sino también a Europa, Italia, Latinoamérica, y verán como el mundo se nos termina de caer encima.

Esto no es alarmismo; es una realidad, y una realidad tan seria que, muchos jerarcas de la Iglesia Católica han guardado un silencio cómplice, y, de nuevo el misterio de la iniquidad se ha hecho presente. Y, ¿Cuál es ese misterio de la iniquidad? Muchos cristianos incluso desconocen el significado de esta palabra, a pesar de ser mencionada en varias ocasiones en la Biblia. Incluso antes de que Jesucristo marchase de esta tierra anunció que volvería, pero que antes de su regreso habría un tiempo de dificultad y de extendida iniquidad. La sociedad se desmoronaría y los alborotos, la violencia y los disturbios se extenderían de tal manera que a los humanos les fallaría el corazón a causa del temor de las cosas que iban a suceder sobre la faz de la tierra, “porque habrá una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente, ni volverá a haberla” (Mateo 24:21).

Estos hechos ocurrirán por lo extendida y diseminada que está actualmente la iniquidad, que se ha convertido en el pecado del mundo. El liberalismo actual no es sino la iniquidad personificada en diferentes formas y en distintos ámbitos alrededor del mundo, aunque en ocasiones dicha iniquidad se disfrace de otras formas. Para quien conoce a Cristo y su mensaje de salvación, no es ningún misterio ni sorpresa el hecho de que se incrementen sobremanera los desórdenes, la injusticia y, con ello, la iniquidad. Esta situación debe ser para nosotros un desafío para que no fracasemos en el corto trayecto que falta para Su regreso. Debemos atesorar siempre las palabras de Jesús cuando nos dijo: “El que persevere hasta el final, ése se salvará”. (Mateo 24:13).

Entonces iniquidad significa maldad o injusticia grande; o sea, existe una iniquidad consistente en querer liberarse de cualquier sujeción a la ley divina, en beneficio de la autodeterminación de la voluntad del individuo o de la sociedad. En definitiva, la iniquidad no es sino el rechazo hacia Aquél que lleva la Ley a su cumplimiento; quién ignora, desconoce o prescinde de Dios, comete la iniquidad total, última y extrema; es la negación de Jesús, quien no vino a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento.

El Apóstol Juan dijo que “todo el que comete pecado comete también la iniquidad pues el pecado es la iniquidad” (Juan 3:4). Los hijos de Dios hemos sido llamados a evitar y borrar la iniquidad. Debemos ser conscientes de que en la medida en que nos opongamos al mal y, con ello a la iniquidad, será la medida en que la propia iniquidad no se enseñoree ni de nuestro corazón ni de nuestra vida.

"A lo largo de nuestra vida cristiana debemos purificar nuestro corazón y pedirle a Dios que nos conceda fuerza e iluminación para no solo poder llevar una vida exenta de pecado sino para que aunemos todos nuestros esfuerzos para poder enfrentar esta tormenta que está ya sobre nosotros y desea y quiere –si le dejamos- convertirse en tsunami. Continuaremos analizando este tema.

FUENTE: https://lanacionweb.com/opinion/la-voz-de-la-iglesia-estremece-al-mundo/

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