lunes, febrero 03, 2025

YO NO SOY BOBA

Yolanda Medina Carrasco / 
Venezuela RED Informativa.us

Sin que me quede nada por dentro: “Querer hacer algo por Venezuela”, como dice el presidente Donald Trump, no pasa por renovarle el permiso de esta administración a la CHEVRON y a la REPSOL para que continúen operando en mi país natal.

Renovarle por otros tantos meses más las licencias para que esas empresas continúen robándose el crudo y el gas, junto con los mafiosos del régimen de Maduro a todos los venezolanos, no es la manera de ayudar, de “hacer algo” por Venezuela. ¡Y yo no soy boba!

Yo sé que la única manera que existe de preservar los precios de los combustibles en este país, sin que se disparen, consiste en mantener a la CHEVRON y al resto de las compañías petroleras que hacen posible que el régimen de Maduro logre producir un solo barril de petróleo o un solo metro cúbico de gas, es que cuenten con el permiso administrativo de la Oficina Oval para continuar suministrando petróleo, y barato, a las refinerías en Norteamérica.

Lo mismo que no aumentar ni castigar, por las razones que sean, en un tope de más del 10% los aranceles al petróleo canadiense que entra a Estados Unidos. Y créame: también lo puedo entender. Es la única forma de ganar tiempo mientras se inicia el bombeo del petróleo proveniente de Alaska, que debe llegar a la Costa Oeste de Estados Unidos y así aumentar la producción doméstica de hidrocarburos.

¡Pero el costo humano de esa decisión, señor presidente Trump, es muy alto! Mantener el precio de la gasolina y del resto de los combustibles que se consumen en este país, con las aves de rapiñas que mantienen reventado al pueblo venezolano, es muy rudo. No me parece.

Muy comercial, puede ser. Muy político, lo entiendo. Electores matan a pobretones, también lo puedo entender. Pero éticamente la decisión, la medida, que usted presidente Donald Trump ha tomado es muy desfavorable para Venezuela.

Usted, con esa acción, le extiende la vida útil al régimen de Nicolás Maduro por tanto tiempo como consista el periodo por el cual haya decidido renovar la autorización de la CHEVRON para robarse, junto con la dictadura, el patrimonio de toda Venezuela.

Como usted bien lo sabe, ese dinero, esas entradas provenientes por concepto de exportación de hidrocarburos, terminan en los bolsillos de los pillos que manejan Venezuela. De ahí no salen. Esos reales mal habidos corren a Europa, para terminar en lo más profundo y sucio de los paraísos fiscales del bajo mundo, en las cuentas personales de esos fulanos.

Ni un solo centavo de todo ese dinero va a parar a la mejora de la educación en Venezuela. O a dotar a los hospitales venezolanos de medicinas, tratamientos o insumos para salvar vidas. Ni para recuperar al sistema eléctrico venezolano. Ni para la dotación de agua. Todo, todo ese dineral, continuará formando parte del botín-país de los pillos que controlan la totalidad de todas y cada una de las instituciones y áreas de todo tipo que existen en Venezuela. Repito: Eso usted lo sabe.

Por eso, eso que acaba de hacerle a más de 30 millones de venezolanos que están dentro o fuera del país, consiste en algo muy mal hecho de su parte. El costo ético, el precio moral de esa medida resulta brutal para un pueblo que se debate en la miseria. Que es perseguido, encarcelado, torturado y desaparecido por un régimen satánico y profundamente perverso, que otra vez se siente seguro y muy confiado, gracias al dineral que le entrega la CHEVRON como parte de sus arreglos entre ladrones.

Definitivamente, la medida resulta una potente inyección de insulina sobre el corazón financiero del chavismo y de la salud de la dictadura. Además, conserva a la CHEVRON y sus empresas de servicios como grandes e importantes operadoras políticas del régimen de Venezuela en los Estados Unidos de Norteamérica.

¡América, la América que tiene todo el derecho de ser nuevamente grande, continúa asociada con hampones y criminales! Insisto, ni los venezolanos, ni el mundo inteligente, ni yo, nos tragamos la mentira sobre el “costo del rescate” obligados a pagar por los ciudadanos norteamericanos secuestrados por el régimen de Caracas.

Siempre aquellos malandros de Miraflores mantienen en algún sinestro calabozo uno que otro norteamericano para utilizarlo como moneda de cambio. Qué pena, vale: ¡Otra vez les funcionó!

En esa historia ganó otra vez lo que le conviene al comercio y a los electores domésticos, no a la recuperación de las libertades de un pueblo amigo. Más pudo el interés, como dice la canción, que el amor que le tenía.

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/yo-no-soy-boba/

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