martes, julio 22, 2025

La república fallida

Simón García 

La primera República fracasó porque, desde el inicio, su proclamación y establecimiento fue frágil. 

Una fragilidad frecuente en el tránsito desde la esencia de una idea como pensamiento  a su materialización en los hechos.

Los comportamientos de los actores añadieron otras vulnerabilidades en la balanza de quienes luchaban por la libertad, la justicia y la independencia.

*El tiempo de una idea no es perfecto*

La estabilidad de la República requería una asimilación de las nuevas ideas, junto a una  práctica social que apenas se iniciaban.

En esa fase de exploración y afirmación de significados, la idea aparentemente sencilla ( independizar una colonia de un imperio ) buscaba su tiempo en una trayectoria en Zig Zag, con avances y retrocesos y en medio de una conjunción especial, compleja y contradictoria, de actores, factores y eventos más inesperados que  previsibles.

Esa cambiante interrelación genera situaciones concretas que educan masivamente a los agentes de cambio, a la vez que las ideas de éstos  se reformulan, adquieren atributos y potencialidades  transformaforas que los conocimientos no generan por sí solos.

La realización de la unidad nacional en el intento de crear una  República constituyó  el primer esfuerzo de situar a Venezuela en la época moderna. 

Pero no se alcanzó  a  cubrir los vacíos, carencias y limitaciones que aceleraran el encuentro de la aspiración  de independencia con la acertada conducción política y militar por parte de un núcleo dirigente unido.

*La tradición  colonialista*

A comienzos del siglo XIX el peso conservador de la tradición era un fuerte elemento constitutivo de la conciencia social.  

El pensamiento dominante reproducía en el conjunto de la sociedad las ideas que emanaban del Rey y la monarquía.

  Ese era el marco real de producción, distribución e imposición de las  ideas y sus correspondientes hechos.

El obstáculo no se podía ignorar. Así lo exigió Simón Bolívar, cuando comprendió que para cambiar habia que  remover tres siglos de sumisión colonial. 

300 años de hábitos mentales y costumbres resultaban más que suficientes para que la ideología de la realeza hiciera que las colonias pensaran con la mentalidad de la metrópoli. Una visión que, irradiada desde la Corte, hacia ver como naturales las relaciones de vasallaje, subordinación y exclusión que padecían los habitantes de la América meridional.

*Propuestas innovadoras dentro de una idea conservadora*

La idea de independencia avanzó en Venezuela porque fue adoptada por los representantes criollos del poder de España como  defensa y conservación de los derechos de Fernando VII
 
Esa manifestación de fidelidad al Rey sirvió de cobertura  a quienes promovían   la independencia como medio para  crear una nación independiente y establecer un régimen republicano.

Los que defendían la  opción republicana eran minoría y convinieron en dejar de lado incoherencias de la mayoría, porque ella abría caminos de avancea un avance, con imperfecciones, a una nueva concepción de la soberanía. 

Un detalle emblemático es el de repetir la jura aprobada por la Junta Suprema de Caracas antes de asumir funciones públicas : “¿Juráis a Dios y a los Santos Evangelios, que estáis tocando, reconocer la soberanía y absoluta independencia que el orden de la Divina Providencia ha restituido a las Provincias de Venezuela, libres y exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la monarquía española y conservar y mantener pura e ilesa la Santa Religión Católica, Apostólica, Romana, única y exclusiva en estos Países, y defender el misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, Nuestra Señora?”.

*La fuerza de las ideas*

En la invasión por Ocumare a  Miranda lo vencieron militarmente. 58 de sus soldados fueron apresados y los demás huyeron a nado.

Su segundo intento por Coro fracasa  sin ninguna acción bélica.

A su desembarco lo derrota la ideología,   cuando encuentra a Coro vacío.

Los pobladores, a los que se suponía proclives a un fervoroso apoyo, huyeron ante la repetida amenaza de castigar a quien colaborara con Miranda.

Influye también un toque de sentido común en todo un pueblo que comparte la percepcion que el desembarco tiene muy pocas probabilidades de triunfar en tierra firme.

Pero sobretodo, lo  que le resta apoyo popular al Precursor es el triunfo anticipado del régimen al presentar  a Miranda como un forajido, saqueador y criminal que viene a destruir propiedades y perturbar la  paz de las personas. 

Esta imagen distorsionada ocupa el lugar de la  realidad y traslada la repulsa  del invasor  al rechazo de la causa que enarbola.

La independencia  se configura como símbolo de barbarie y del hundimiento de  Venezuela en un abismo sin final.

Se refuerza en la conciencia social que no hay solución para la sustitución del régimen colonial.
 
Se legítima por consentimiento de la voz de Dios y del pueblo la extinción de los rebeldes y la criminalización de los que disientan del poder.
El pbro chileno Madariaga es uno de los que exigen, con la mayor exaltación, los máximos castigos contra el perverso onstruo y sus secuaces.

Este ambiente político excluyente está aún presente cuando Caracas envia a Inglaterra a sus comisionados para obtener reconocimiento y ayuda. 
López Méndez y Bolívar, reciben la orden de evitar la relación con Miranda. 

Esta instrucción revela el arraigo de modos de pensar que favorecen al viejo régimen al trazar líneas de exclusión respecto a otros luchadores por la independencia.

Ninguna de las visiones enfrentadas proponia cambios estructurales en la economía o el desconocimiento de la civilización europea.

Pero en el interior del polo patriótico latian los desacuerdos y las confusiones.

En la letra pequeña de los encontronazos se observaban los  pases de factura, los reflejos de la separación entre castas, el interés mantuano de aumentar privilegios,  la prioridad de intereses y ambiciones personales,  el purulento encono de viejas rencillas, las pugnas por el liderazgo y la resistencia a demandas de menos desigualdad y más democracia.
Existía una renuencia solapada a la aparicion de una nueva élite. La vieja  no toleraba si quiera la posibilidad de una coalicion entre nuevas élites: en el campo solo debían mandar toros y leones.

El temor al cambio como desestabilización del estatus de mando interno contribuyó a que, apenas dos años antes, el Cabildo de Caracas aprobara una recompensa a quien capturara, vivo o muerto, al facineroso conspirador llamado Miranda

 *Una idea de cambio con forma conservadora*

La idea de independencia avanzó porque fue mayoritariamente adoptada por los representantes criollos del poder penínsular y explicada, inicialmente, como una acción de defensa y conservación de los derechos del Rey Fernando VII.

Esa manifestación de fidelidad  sirvió  de fundamento y  cobertura  para proteger la propuesta de independencia como estrategia para  crear una nación libre y establecer el sistema republicano. 

No fue un engaño sino una adaptación pragmatica a la diversidad de las fuentes de cambio y a la distribución desigual  de sus pesos en la sociedad.

La minoría republicana aceptó la defensa del Rey porque permitía persuadir a la mayoría del paso siguiente: la independencia absoluta de la monarquía y la  abolición del Rey como dueño exclusivo de la soberanía.
 
Los republicanos radicales dejaron de lado lo que apreciaban como incoherencias parciales de la mayoría en aras de  beneficiar al  objetivo mayor de conquistar soberanía, aún bajo expresiones imperfectas. 

El desfase entre lo ideal y lo real, así como la superposición de dos modelos culturaless se retratan en el contenido de la Jura que aprobó la Junta Suprema de Caracas para poder ejercer funciones públicas: “¿Juráis a Dios y                                                                                                                                                        los Santos Evangelios, que estáis tocando, reconocer la    independencia que el orden de la Divina Providencia ha restituido a las Provincias de .     Venezuela, libres y exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la monarquía española y conservar y mantener pura e ilesa la Santa Religión Católica, Apostólica, Romana, única y exclusiva en   estos Países, y defender el misterio de la Concepción    de  la Virgen María, Nuestra Señora?”. 
                
*Las  aplastantes ideas dominantes*                   
   
En la invasión de 1806 por Ocumare, a   Miranda lo vencieron militarmente: 58 de sus soldados fueron                              apresados, todos los demás expedicionarios tuvieron que huir.   
      
Tres meses después     su  segundo intento por Coro fracasa  sin ninguna acción bélica.

Podríamos decir que esta vez a Miranda lo derrota la ideología. Son los pobladores quienes ahora huyen para aislar a los patriotas que desembarcan.

En tres meses las autoridades gubernamentales y figuras importantes de la sociedad colonial realizaron una campaña que destruyó la reputación de Miranda, generó miedos en la población y produjo la advertencia de drásticas penalizaciones para  quienes dieran  algún apoyo a los invasores. 

Desde los cabildos, los cuarteles y los púlpitos se amplificó el desprestigio de Miranda y de su causa.

Hubo también un toque de sentido común cuando la población percibió    que las acciones,  proclamas y promesas de Miranda no tenían posibilidad de triunfar en lo inmediato.

Pero sobretodo, lo que separó al pueblo del Precursor fue el  triunfo anticipado que obtuvo el régimen al asociar la imagen de Miranda a la de  un forajido, saqueador y criminal que venia a destruir propiedades y acabar con la paz de las personas. 

Esta distorsión, que ocupa el lugar de la  realidad, traslada el repudio de la invasión al rechazo  del ideal de la independencia. 

Ese relato se encarga de presentar a los patriotas como unos demonios barbaros

Se refuerza la creencia  predominante: no puede hacerse nada  para sustituír el poder del Rey. 

Se legitima, por consentimiento de la voz de Dios y del pueblo que los rebeldes deben ser liquidados. El pbro Madarisga es uno de los que exigen, con estruendosa  exaltación, los máximos castigos contra el monstruo Miranda y sus secuaces.

Este ambiente político conservador está aún presente cuando  los comisionados enviados a Inglaterra, López Méndez y Bolívar, reciben la recomendación de evitar la relación con Miranda. 

La instrucción revela el arraigo de modos de pensar que favorecen al viejo régimen al propiciar r4fffffxzzzzzzzla división entre quienes desean crear una instituciomalidad política diferente.

Al final todavía resuena el eco de la decisión del Cabildo de Caracas de ofrecer una recompensa a quien capture, vivo o muerto, al facineroso y traidor conspirador llamado Miranda. 

*Caída de Puerto Cabello y Capitulacion*

Toda esa hostilidad consigue un canal de expresión cuando Miranda, aprueba una rendición de armas ante el general realista Monteverde. La mayoría de los jefes militares está en desacuerdo.

Pero la decisión es consecuencia de la caída del Castillo de San Felipe y de  Puerto Cabello. 

Esa importante plaza la toma desde adentro el segundo de Bolivar,  el Teniente Francisco Fernández Vinoni, en complicidad con los detenidos durante la insurrección realista de Valencia. 

Existen muchas deformaciones históricas respecto a la pérdida de Puerto Cabello, a la capitulación de San Mateo y la detención de Miranda en La Guaira. 

La peor de todas es la que conduce a la decepcionante conclusión que tanto Miranda como Bolívar fueron traidores. 

Ha habido explicaciones de reconocidos historiadores que coinciden en la inconvenciencia de aplicar a estos tres  eventos reducciones y simplismos que no toman en cuenta motivaciones y errores  de los actores en el contexto de una onda de desmoralización, desconfianzas, desesperanzas,   deserciones, levantamientos contra los patriotas,  calamidades causadas por el terremoto y la crisis económica. 

Pedro Gual es uno de los primeros que brinda desde Bogotá, en 1843, un testimonio ajeno a manipulaciones

 Gual escribe:  “he creído necesario desvanecer algunas equivocaciones sobre las operaciones del ilustre General Miranda en 1812”.

 En opinión de Gual la situación de las tropas de Monteverde estaba muy comprometida por la falta de municiones de guerra, “a tal punto que había mandado a desclavar las silletas de los pueblos del Aragua para tirarnos en las avanzadas con las tachuelas”.

*Venezuela está herida en el corazón*

Relata Gual, que el 5 de julio de 1812 Miranda invitó, en su Cuartel General, a un almuerzo de cien puestos para celebrar el aniversario de la independencia. 

En la sobremesa el General recibió una posta con un mensaje que leyó ante Roscio, Francisco Espejo y el Coronel Sata y Buss.
 El mensaje decía: “Mi General: un oficial indigno del nombre venezolano se ha apoderado, con los prisioneros, del Castillo de San Felipe. Simón Bolívar”. 

Entonces el General pronunció en francés la frase premonitoria: “Venezuela está herida en su corazón”.

Recuerda Gual que Miranda rompió el  silencio de los presentes y dijo: “Ven uds señores lo que son las cosas de este mundo. Hace poco lo teníamos todo seguro: ahora todo es incierto y azaroso. Ayer no tenía Monteverde ni pólvora, ni plomo ni fusiles: hoy puede contar con 400 quintales de pólvora, plomo en abundancia y 3000 fusiles”. 

Miranda opina que es inútil movilizar tropas a Puerto Cabello. La nota fue firmada el 1 de julio y la plaza debía estar en manos de Monteverde. 

En efecto, Bolívar y ocho de sus oficiales que resistíeron el cañoneo en las afueras del Castillo, acordaban ese día replegarse a  Borburata y embarcarse para  La Guaira.

La decisión de pactar una Capitulación no fue un acto personal de Miranda. 
Fue consultada con miembros del Ejecutivo y del Congreso. Ellos le dan su aprobación y resuelven que Miranda inicie las conversaciones con Monteverde.

En la decisión participaron Roscío, Espejo, Gual,  Fernández de León, Francisco Paul y el coronel peruano, Jefe del Estado Mayor del Ejército, José de Sata y Bussy.

La consulta no pudo ampliarse porque la emergencia lo impedía: levantamientos locales de los realistas, deseciones, saltos de talanquera, incremento del descontento y de las críticas contra Miranda y la inminencia de una catastrófica derrota militar.

En ese debate Miranda expuso los mismos objetivos sobre la rendición de armas que antes le había  explicado a Gual al encomendarle la misión de partir a Norte América en busca de ayuda: 

Primero. Reducir la sangre y el sacrificio de los patriotas. 

Segundo, evitar la violencia y la  destrucción en la pequeña franja del territorio en manos del ejército patriota. 

Y tercero: “Mirar en la dirección de la Nueva Granada, donde cuento con Nariño, quien es amigo mío. 
Con los recursos que podemos llevar nosotros de acá, oficiales, municiones, etc. y los que probablemente se obtengan allá, entraremos en Caracas, sin correr los peligros de toda índole que se ciernen sobre nosotros en estos momentos”.

*El cambio de líder*

Este fue el plan que cumplió Bolívar poniendo en práctica una rápida sustitución del líder, anulado por su  cautiverio en manos del enemigo. 

La sustitución del líder comenzó con éxitos impresionantes en el tramo que va desde Cartagena hasta el recibimiento triunfal en Mérida donde Bolivar recibe el título de Libertador en 1813. 

Todos unidos para hacer la guerra, pero aún sin norte claro sobre qué hacer el dia después de ganarla.

Las discordias y la ausencia de consensos constructivos encapota los cielos.

*La República vencida*

La primera República 
 no fue un movimiento enteramente nacional, como lo demostró la no adhesión de tres de las siete provincias de la Capitanía General de Venezuela. 

Parte importante de los miembros de distintas instituciones mantuvieron su lealtad al Rey y a la madre Patria.

No fue tampoco un movimiento unitario. Lo comprueba la persistente pugna entre dos corrientes principales, la revolucionaria y la  reformista, sobre hasta donde llevar la lucha común por la independencia.

 Pugna que se expresa claramente en la confrontación de posiciones entre la Sociedad Patriotica y los diputados del Congreso. 

El país se fragmenta transversalmente. 

Se padece una crítica situación económica, agravada por las calamidades que agregó el terremoto del 26 de marzo de 1812. 

Y finalmente, la lucha de la emancipación absoluta tuvo que apoyarse en sus propios esfuerzos porque ninguna de las potencias amigas de la causa ayudó efectivamente.

*El ocaso*

El rebelde Miranda se muestra conciliador en su prisión de La Carraca. 
Insiste en la urgencia de la paz y se ofrece para mediar en favor de ella. 

Celebra los triunfos de Bolívar, pero teme que la lucha por la independencia se convierta en una extendida y sanguinaria guerra civil. 

 Se dedica a leer sus autores clásicos preferidos  y se 
concentra en preparar, con sus amigos de afuera, una fuga de la prisión de las Cuatro Torres. 

Ya cercano el día de la  evasión, con un apoyo esperándolo en Gibraltar, la noche del 25 de marzo de1816, sufre el ataque de apoplejía  que cuatro Juntas médicas no pudieron superar. 

La República fallida perdió  a su líder.   Venezuela a un gran patriota. Hispano américa al precursor de su libertad.

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FUENTE: >>Simón García

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