Tiempo de espera

El general del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, Eric Smith, no está de bromas.

Con cuatro estrellas pintadas en su casco, no tiene ni tiempo, ni oportunidades suficientes para decir, ni para hacer idioteces.

Y el general Eric Smith no está, pero para nada, en ningún “laberinto”. El hombre, que tiene a su gente desplegada y haciendo maniobras en el mar Caribe y en alguna isla de Puerto Rico, tampoco está jugando a los soldaditos. Ni condecorando a alguna vieja con sobrepeso que se zarandea con un fusil antiguo sin cacerina, para hacer el hazme reír al mundo. Es por eso por lo que doy por buenas, que creo, en las declaraciones del general Smith del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos.

En cuanto a lo próximo que está por pasarle al NARCO-RÉGIMEN de Caracas comentó: “va a haber pelea”. Así, sencillito. Los que conocemos a esta gente sabemos que no son muy habladores. Es que es el caso que para los Marines de Norteamérica no hay rusos, ni chinos, ni iraquíes, ni palestinos o guerrilla de Gustavo Petro que los intimide.

Y en cuanto a la milicia, ese pedacito del chavismo trasnochado que aún cree los cuentos de aquellos rufianes, mejor es que empiecen a correr, porque si los agarra el pueblo primero, vestidos de Dora la Exploradora, van a pasar un mal rato. No hay de otra.

América, la América valerosa y buena, va a entrar en Venezuela. Va a recoger a todos los hampones que pueda y va a ayudarnos a estabilizar al país mientras hacemos un nuevo gobierno, perseguimos y atrapamos a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el país, y arrancamos de nuevo. El mensaje ya no está cifrado, ni por Donald Trump, ni por los más altos cuadros militares que van a iniciar la limpieza de Venezuela.

Se acabaron los negocios, se terminaron las negociaciones. Que Blyde y el resto de los chulos del régimen recojan sus lenguas y las coloquen en donde no les dé el sol. Se acabaron los alacranes, los eternos negociadores, los partidos políticos vacíos y los pillos escondidos detrás de la etiqueta de opositores. Lo que queda, hasta la Hora Cero, es trabajo clandestino. Redes aceitadas. Hablar lo menos que se pueda, para evitar la traición y la «sapeadera».

Y para asegurar el control una vez que empiece lo que viene, visibilizar todos los rincones, los espacios de poder a todo nivel. Pues, todos ellos, están vinculados al régimen, y hay que anularlos y tomar su control.

Cuando toque, cuando se inicie en Venezuela la Hora Cero, Venezuela va a empujar la salida y la captura de todos aquellos rufianes que han demostrado, junto con las fuerzas de invasión que ellos mismos se trajeron desde hace años, que ninguno de ellos es realmente venezolano.

Así pues, serán tratados y considerados como lo que realmente son: enemigos de Venezuela y de los venezolanos.

Ese es, finalmente, el verdadero legado de aquel asqueroso comandante: hizo que desaparecieran los contrincantes, los opuestos en la política, para transformarlos en enemigos que había acabar. ¡Muy bien! ¡Ahora les toca a ellos, cambiaron los tiempos!

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/tiempo-de-espera/

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