Las investigaciones revelan un panorama donde las redes de corrupción y los intentos de reafirmar la lealtad política al gobierno de Nicolás Maduro parecen pesar más que la ética castrense. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se encuentra en una encrucijada, con su cúpula señalada por prácticas que desdibujan su propósito original y erosionan su prestigio.
Este artículo explora cinco de los hallazgos más reveladores sobre esta situación, basados en informes de la ONU y análisis documentados que pintan un cuadro
preocupante sobre la integridad de una de las instituciones más importantes del país.1. El Honor Institucional Existe, Pero Principalmente en el Papel
Una de las contradicciones más notables es que la FANB, en su doctrina oficial, no ha abandonado el lenguaje del honor. La institución mantiene manuales, discursos y un marco normativo que promueven la ética militar. Oficialmente, los valores castrenses siguen siendo el pilar de su existencia.
Sin embargo, la percepción de expertos y la evidencia práctica cuentan una historia muy diferente. No existe un consenso público que permita afirmar que la cúpula militar opera bajo un código de honor incuestionable. Por el contrario, el alto mando está marcado por constantes denuncias de corrupción, profundas divisiones internas y acciones vistas como "intentos de reafirmar la lealtad política antes que la ética castrense".
Esta brecha entre la doctrina y la praxis no es una simple contradicción; es la fractura fundamental sobre la que se asienta la actual crisis de integridad de la FANB. Cuando los valores se subordinan a intereses políticos y económicos, la propia identidad profesional de la institución se desvanece, dejando un vacío que es llenado por la corrupción y la desconfianza.
2. Una Alianza Documentada por la ONU en el Arco Minero del Orinoco
Lejos de ser una simple acusación, la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU presentó ante el Consejo de Derechos Humanos un informe detallado que expone una "alianza corrupta" en el sur de Venezuela. La investigación documenta cómo miembros de la FANB colaboran con grupos armados ilegales en la vasta y rica región del Arco Minero del Orinoco.
Las actividades ilícitas identificadas son extensas: extorsión, explotación ilegal de recursos naturales, control de la distribución de combustible y contrabando de oro y mercurio. Esta colusión ha creado una economía sumergida que opera al margen de la ley, con la participación activa de agentes del Estado.
Lo más alarmante es el patrón de impunidad sistemática. Según el informe, el Estado venezolano no investiga ni sanciona estos hechos. En un movimiento que eleva la gravedad de los hallazgos, la misión instó a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) a considerar estas evidencias en sus investigaciones sobre crímenes de lesa humanidad. Y esta impunidad no es casual; es el resultado de un sistema donde la corrupción ha dejado de ser un acto aislado para convertirse en el propio engranaje de la institución, como veremos a continuación.
3. La Corrupción No es Aislada, es Estructural
Los casos de corrupción dentro de la FANB no son incidentes de unas pocas "manzanas podridas". Los informes los describen como "preocupantes y estructurales" y, de manera aún más precisa, como una práctica "institucionalizada en ciertos sectores". Esto sugiere que la corrupción no es una falla del sistema, sino que, en algunas áreas, se ha convertido en parte del sistema mismo.
El análisis de los informes revela que esta red estructural opera en al menos tres niveles interconectados:
- Implicación de altos oficiales: Las evidencias apuntan a la participación directa de mandos militares en esquemas ilícitos a gran escala.
- Control de recursos estratégicos: Se han documentado nexos de militares con tramas de corrupción en PDVSA y otras empresas estatales, involucrando sobornos y desvío de miles de millones de dólares.
- Beneficios económicos directos: En regiones como el Arco Minero, oficiales de la FANB se benefician de ingresos ilícitos provenientes del control de la minería ilegal y la extorsión.
Cuando la corrupción se vuelve estructural, la capacidad de la FANB para funcionar como una institución profesional queda gravemente comprometida, minando su capacidad para cumplir con su mandato constitucional.
4. El Costo Humano: Cuando la Corrupción se Paga con Sangre
Es crucial entender que la corrupción documentada por la ONU no es solo un delito económico; tiene un costo humano devastador. Las actividades ilícitas en el Arco Minero del Orinoco están directamente vinculadas con graves violaciones a los derechos humanos.
El informe de la Misión de Determinación de los Hechos conecta la alianza entre militares y grupos criminales con abusos atroces, entre los que se incluyen:
- Ejecuciones extrajudiciales
- Torturas
- Violencia sexual
El problema va más allá de la corrupción financiera. Informes de la misma misión han documentado cómo la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) han perpetrado detenciones arbitrarias y torturas, presuntamente con el conocimiento de altos mandos de la FANB. Esto demuestra que la degradación institucional abarca tanto la avaricia económica como la represión violenta.
5. La Paradoja de la Justicia: Una 'Limpieza' que No Toca a la Cúpula Militar
Aquí se revela una profunda paradoja que sugiere una justicia de dos velocidades. Mientras las investigaciones internacionales señalan a altos mandos militares cuyos procesos judiciales, según reportes, son "limitados o encubiertos", el sistema judicial venezolano ha iniciado una muy pública operación anticorrupción interna que parece una fachada de legalidad.
Recientemente, en el estado Carabobo, una operación impulsada por el Ministerio Público llevó a la detención de al menos 14 fiscales y jueces. El funcionario de más alto perfil fue Miguel José Durán Trejo, exfiscal superior de la región, a quien se le imputaron cinco cargos específicos: obstrucción de la justicia, beneficios económicos indebidos, retraso intencional en funciones, uso de información reservada y asociación ilícita.
Este movimiento, presentado como una "limpieza" interna, contrasta fuertemente con la inacción frente a las redes de corrupción militar denunciadas por la ONU. La justicia parece operar de manera selectiva, enfocándose en operadores judiciales de nivel medio mientras los altos mandos militares implicados en crímenes económicos y de lesa humanidad permanecen, en gran medida, intocables.
Una Institución en la Encrucijada
La imagen del honor militar en Venezuela se encuentra erosionada por una corrupción estructural y una politización extrema, documentadas rigurosamente por organismos internacionales. Esta degradación se manifiesta en alianzas criminales, se traduce en graves violaciones de derechos humanos y se perpetúa a través de un sistema que parece garantizar la impunidad para la cúpula.
La evidencia apunta no a una institución en una encrucijada, sino a una que ya ha elegido un camino de decadencia sistémica, donde su deber constitucional ha sido subvertido por la empresa criminal. La pregunta operativa ya no es si puede recuperar su honor, sino qué mecanismos, internos o externos, podrían obligarla a hacerlo. ¿Qué significa para el futuro de un país cuando sus defensores son señalados como parte central del problema?
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