Nuevos colombianos. Eso serán los niños que nacerán en este país en los próximos meses, hijos de padres venezolanos en condición migratoria de irregularidad, que en este momento vienen caminando en el vientre de su madre desde cualquier lugar de Venezuela.
Esa situación migratoria que tendrán los padres de esos niños mientras se mantengan la actual normativa del país, dificultará la incorporación de los mismos al mercado colombiano pero adicionalmente impactará negativamente al menor. Desde estas barras hemos alertado al respecto y continuaremos haciéndolo.
No es lo mismo que los padres tengan la posibilidad de trabajar –con plena protección legal- pero por la situación del país o por limitadas habilidades personales no consiga trabajo a que, adicionalmente a estas naturales barreras, se esté impedido de hacerlo legalmente por la descrita situación migratoria.
Desde que en enero del 2019 el Presidente Guaidó asumió ante los venezolanos la primera magistratura, fuimos del parecer y así lo hicimos público por esta columna, que si en algún campo él tenía la posibilidad de destacarse, era en el ámbito internacional, en virtud de la circunstancia que más de sesenta países de la comunidad internacional le reconocen como Presidente Encargado, dada su condición de Presidente de la Asamblea Nacional, así como lo hacen respecto de ésta como único poder público con legitimidad en nuestro país.
Esa circunstancia facilitaría –a nuestro juicio- que países que están en esa posición, impactados por la diáspora general que les afecta venida de nuestro país, adopten medidas tendentes a regularizar nuestra situación, siempre que, -aun a tiempo diferido- tomemos medidas recíprocas. Esa es una materia que estimo pendiente por ejecutar.
Lo cierto es que mientras esas u otras decisiones se adoptan en los países de acogida, bien producto de soluciones consensuadas o unilaterales y soberanas del país receptor, a estos –y especialmente a Colombia- continuarán llegando venezolanos con la sola intención de trabajar para mantenerse éllos y sus familias.
Bajo esas circunstancias, buen motivo tiene Colombia de solicitarle a la comunidad internacional mayor apoyo financiero que el que hasta ahora ha recibido –tal como lo ha hecho esta semana- pues la situación interna venezolana, en lugar de mejorar, se observa más complicada que al inicio del año. Lo cierto, sin embargo, es que también los países amigos de ambas naciones la tienen complicada por efecto de la pandemia que a todo el mundo ha afectado.
Doy por cierto que la mayor responsabilidad en la solución del problema migratorio que a Colombia impacta, no está dentro de sus límites. Se encuentra dentro de los 912.050 km2 venezolanos. Somos nosotros –porque nos duele de todas las maneras posibles- los obligados coordinar esfuerzos para resolver el mismo.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural