Según el mismo, los genios de la informática cubana diseñaron un sistema que permite cambiar los votos que le fueron desfavorables al chavismo por unos favorables, lo cual ha sido reiterado ahora –debido a los resultados adversos- por la campaña de mr. Trump en Estados Unidos, para vergüenza del país del norte y sus instituciones.
Desconozco si Cuba ha sido candidata a un Premio Nobel por esa gesta, si se que los venezolanos y los norteamericanos deberíamos serlo por torpes si eso es verdad y proceder en consecuencia a cerrar todas las facultades que acrediten en éllas en computación. Lo cierto es que, en Venezuela, no hubo tal cosa. Para éllo hagamos historia.
Las menciones de fraude en el país, empezaron con el revocatorio. La madrugada siguiente a este, la oposición a Chávez eso anunció.
Lo cierto es que el ya extinto caraqueño diario El Mundo de la siguiente semana, a dos páginas escribió la historia del mismo observadas desde las oficinas de Enrique Mendoza, para la fecha el máximo representante de la Coordinadora Democrática. Allí se deja muy claro que no hubo tal fraude y que quienes aquélla instancia dirigían, conocieron temprano su derrota.
En todo caso, como reafirmación de ésta baste recordar el informe de la Misión de Observación que la OEA envió a ese evento, la cual ratificó que en el mismo no se había producido fraude alguno y recordemos que una misión como esa es la que estamos solicitando para cuanto evento electoral realicemos en el país.
Debe dejarse claro para quienes no lo sepan, en Venezuela, por normativa electoral, no podemos contar el 100% de los votos emitidos sino un poco más del 50%. La cuenta respectiva se hace inmediatamente de cerradas las mesas y siempre -repito, siempre- coinciden los resultados que arroja el cómputo manual con el que la máquina envía al CNE.
Si alguna engañifa se produce en nuestro país el dia de la elección es por la ausencia de testigos en las mesas que facilite el que una persona, con la anuencia de miembros de estas, voten más de una vez. Eso fue lo que alego el 2013 Henrique Capriles y que el CNE le impidió demostrar.
Adicionalmente si fuere cierta aquélla, ninguna necesidad tendría el chavismo de hacer a través del órgano comicial, la contraloría del país y sus tribunales, cuanta marramucia se le ocurra para demeritar el voto, anular candidatos y secuestrar las tarjetas partidistas.
Que bueno sería que los partidos permitieren que quiénes hablan de fraude –sin ser sus militantes- participaren como testigos en las mesas y defendieren los votos de todos los ciudadanos. Quizás así podamos rescatar ese instrumento como mecanismo de cambio y dejemos de creer esos cuentos de camino que mucho daño nos hace.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural.
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