Especial énfasis alcanza en las religiones judía, el cristianismo y el islam.
Son mandatos inexorables El enigmático Lao Tse, el de parábolas y sentencias mágicas que de la China continúan andando, la madre y su hijo son uno solo. El papá y su hijo dos son.
Esta determinación de la relación resulta insuperable y, a ese hecho cultural y de tajante modo, la biología y la psicología han aportado pruebas que verifican, irrefutables, que verdad es la afirmación de que vínculos orgánicos y del alma también son heredados.
Es bello ejercicio revisar estas visiones en las culturas diversas en el mundo, pero largo es el tiempo y no me queda espacio.
En mi familia, del materno lado, el “mandamiento primigenio” era construir verdades de mi mamá sus sueños bordados por sus manos y de papa la agüita para vencer veranos.
Era, y es más que un mandato, un modo de existir que al ellos vernos, se sonrieran felices por ser lo bueno hecho como Yahvé lo hizo a cada cosa o bien por él creado al contemplarlo.
Crecimos y con nosotros ellos en el amor crecieron.
Hoy el mundo en el cual aún habitamos de aberraciones llenos en crecimiento avaro, ha cambiado el mandato o tal vez mejor sería expresarlo, que necesario es correlativo con una ley antes no conocida, obligados estamos los padres a honrar a nuestros hijos por el único modo juzgable según son nuestros hechos de obra y de palabra.
Tal la complejidad de nuestra era que la ética de la paternidad y la maternidad que sustantiva mantenía de la familia su belleza y ánimo brindó a su trascendencia, se ha vuelto un laberinto de tal modo que en siglas se identifica en LGBTQ+, doy como dato, pero expreso mi miedo que de seguir su crecimiento de esos casos, le faltarán letras al abecedario.
Y más miedo me agobia al mirar a los lados la política convertida en reliquia de los malos y las iglesias a sus santos y dioses, que por poco decir, los han castrado y si santas o vírgenes hubiere, libertad han dado para ser lesbianas, rameras y condones en vez de escapularios.
En estas circunstancias a los padres compete con su ejemplo el honrar a sus hijos y en ellos vean sus hijos y los hijos de ellos que la vida es el encuentro diario de lo bello y lo bueno con lo malo y que solo la reflexión y la ética superarán el triunfo de lo siniestro trágico.
Sean felices los padres por sus hijos y sus hijos honrados por sus padres.
Por mis insuficiencias
llevé a mi casa amigos que a mis hijos referencias, testigos y maestros con su presencia fueran y cubrieran mis ausencias y fallas
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FUENTE: >>Américo gollo Chávez
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