Eduardo García Moure, gentil cubano, hombre de extraordinaria estatura intelectual y humanista, de los primeros años de la Revolución Popular que derrocó al dictador Fulgencio Batista, y aún representaba a su pueblo en sus expectativas, y esperanzas.
Obligado al exilio, representando sin descanso a los trabajadores en la lucha por devolver los sueños a su pueblo, decía que su lucha era por amor a Cuba, y al pueblo cubano. No era una lucha contra los Castro; era una lucha por amor a Cuba, por amor a los cubanos; su derecho a ser libres, a vivir en democracia, construyendo su destino, con dignidad y justicia.
No era una lucha de odio.
Estos personajes que han mancillado tanto a nuestras familias, a nuestro pueblo, que nos han robado el derecho a vivir sencilla y serenamente, no merecen de nosotros ni una gota de resentimiento, ni un gesto de desvergüenza inútil, ni un átomo de energías obscuras, de odio o de rabia.
Somos mejores que ellos.
Mejores que la miserableza humana que los mueve, que los atrapa, los abraza, que los destruye por dentro, que los embarra y compromete espiritualmente.
Si, somos mejores que ellos.
Nuestra lucha trasciende los pequeños límites del cálculo, de la codicia, del oportunismo, del ego, del palco, de la competencia al más vanidoso, del aplauso demagógico, del acomodo, del arreglo pusilánime.
No promovemos sus mismos métodos; rechazamos por principio aquella denuncia de Maquialvelo sobre la naturaleza de algunos hombres, para sostenerse en el poder, cuando expresa que " el fin justifica los medios".
El fin y los medios son parte de una misma unidad, única e indivisible.
Creemos como Marco Tulio Cicerón que ,"La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil, es ya de por sí inmoral".
Desde toda perspectiva lidiamos con inmorales.
No por ello, podemos destruir nuestra esencia en el camino.
No le demos esa ventaja, no le entreguemos esa gracia.
No es solo porque son insignificantes, y su obra está marcada...
Es que de esa forma debilitamos nuestra lucha; la obra de la providencia se retrasa; y nos hacemos pequeños; más pequeños que ellos, espiritualmente.
Y el odio alimenta las sombras donde viven y se bañan a diario.
Los alimenta y fortalece.
Solo el amor construye; el amor por los seres humanos, el amor por la humanidad; el amor por Venezuela, por el pueblo venezolano; por nuestros hermanos venezolanos.
Esa es, esa ha de ser nuestra lucha, fuerte, firme y vigorosa, sin manchas.
La lucha por la Refundación Nacional, por la Reconstrucción Moral, Democrática, Espiritual y Humanista, de Venezuela.
En Venezuela están representados todos los oprimidos pueblos del mundo.
Tu victoria, tu libertad, será celebrada por todos nuestros hermanos, por
todos los hombres, por todo el universo.
"Dios ( El Creador) concede la victoria a la constancia", Bolívar, y bendice las buenas obras.
Javier García
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FUENTE: >>Javier García
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