DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE......
Navego hacia el Norueste y a las veces a la cuarta del Norte y a las veces a su camino qué era el Oueste, y andaría hasta veintidós leguas. Vieron una tortola y un alcatraz y otro pajarito de rio y otras aves blancas. Las hierbas eran muchas, y hallaban cangrejos en ellas. Y como la mar estuviese mansa y llana, murmuraba la gente diciendo : qué pues por allí no había mar grande, qué nunca aventaría para volver a España, pero después alzose mucho la mar, sin viento qué los asombraba, por lo cual dice aquí el Almirante "Así que muy necesario me fue la mar alta, qué no pareció, salvo el tiempo de los judíos cuando salieron de Egipto contra Moisés, qué los sacaba de captiverio."
Navego a su camino al Oueste, día y noche y andarían catorce leguas y media. Contó doce. Vino al navío un alcatraz y vieron muchas pardelas.
MARTES 25 DE SEPTIEMBRE. -
Este día hubo mucha calma y después ventó, y fueron su camino al Oueste hasta la noche. Iba hablando el Almirante con Martín Alonso Pinzón, capitán de la otra carabela La Pinta, sobre una carta que le había enviado tres días hacia a la carabelao, donde según parece tenía pintadas el Almirante ciertas islas por aquella mar. Y decía Martín Alonso qué estaban en aquella comarca y decía el Almirante qué así le parecía a él ; pero puesto que no hubiesen dado con ellas, lo debía haber causado las corrientes qué siempre habían echado los navíos al Nordeste, y que no habían andado tanto como los pilotos decían. Y estando en esto dijo el Almirante qué le enviase la carta dicha. Y enviada con alguna cuerda comenzó el Almirante a cartear en ella con su piloto y marineros. Al sol puesto, subió el Martín Alonso en la popa de su navío, y con mucha alergia llamo al Almirante, pidiéndole albricias qué vía tierra. Y cuando se lo oyó decir con afirmación, el Almirante dice que se echo a dar gracias a Nuestro Señor de rodilla, y el Martín Alonso decía Gloria in Excelsis Deo con su gente. Lo mismo hizo la gente del Almirante , y los de La Niña subieron se todos sobre el mástil y en la jarcia, y todos afirmaron qué era tierra. Y al Almirante así pareció y que habría a ella veinticuatro leguas. Estuvieron hasta la noche afirmando todos ser tierra. Mando el Almirante dejar su camino, qué era el Oueste, y que fuesen todos al Sudeste, a donde había parecido la tierra. Habrían andado aquel día al Oueste cuatro leguas y media y en la noche al Sudeste, diecisiete leguas, qué son
veintiúna puesto que qué decía a la gente trece leguas porque siempre fingía a gente que hacía poco camino porque no les pareciese largo; por manera que escribió por dos caminos aquel viaje, el menor fue el fingido, y el mayor el verdadero. Anduvo la mar muy llana, por lo cual se echaron a nadar muchos marineros. Vieron muchos dorados y otros peces.
MIÉRCOLES 26 DE SEPTIEMBRE. -
Navego a su camino al Oueste hasta después de medio día. De allí fueron al Sudeste hacer hasta conocer qué lo que decían que había sido tierra, no lo era, sino cielo. Anduvieron día y noche treinta y una leguas, y contó a la gente veinticuatro. La mar era como un río, los aires dulces y suavisimos.
JUEVES 27 DE SEPTIEMBRE. -
Navego su vía al Oueste. Anduvo entre día noche veinticuatro leguas, contó a la gente veinte. Vinieron muchos dorados, mataron uno. Vieron un rabí de junco.
A este día 27 de Septiembre, la travesía marina ha consumido 56 días, la vitacora marca la Octava semana. A este año 1492, finales del Siglo XV ninguna expedición europea había hecho un recorrido marino de tal extensión y menos por el mar Tenebroso como se le llamaba a la Mar Océano del Poniente de Europa. En esta travesía entre Capitanes, Oficiales, Marineros y Funcionarios Reales componentes de las tres naos, casi todos marchan entre las tinieblas de la incertidumbre. Un día se amanece con un mínimo de esperanza pero se duerme con la duda. Ver tierra es un Anhelo qué muta de la alegría a la frustración, en fracciones de momentos. Las aves qué poco se ven o las hierbas flotantes son débiles muestras que dicen algo al amanecer pero crean desesperanza al ponerse el sol sin la Visión de Tierra. Solo Cristobal Colón, Jefe de la Expedición y Almirante de la Escuadra no sufre ni de ansiedad ni angustia, menos le acosan dudas. Experiencia, estudios, competencia, profesionalismo son base para alimentar la virtud más poderosa del
ser humano : LA FE.
Colón conjuba su FE religiosa con la FE de su sapienzas, y la FE en si mismo. Yo he llamado a Colón el héroe de la FE. Por cargar en su morral el peso de la, FE anda por estas aguas desconocidas, tras diez años de lucha para hacer posible su loca aventura. Por la recia terquedad de su FE esta montado sobre el lomo de la. Mar Océano qué ni nombre tiene aun.
Y ha logrado hasta ahora dominar los intentos de motines marinos, siempre regiosos.
FELIZ Pimer JUEVES de Octubre.
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FUENTE: >>Carlos R Briceño
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