En principio, debemos señalar que este cambio —visible desde el primer día de la actual gestión presidencial de Trump, iniciada el 17 de enero— cuenta ahora, desde el pasado viernes, con un documento oficial u Hoja de Ruta, que sirve como guía para los gobiernos que desean desarrollar relaciones internacionales y que no comprenden o no conocen los cambios globales expuestos explícitamente en dicho escrito.
De manera resumida, se plantean tres objetivos fundamentales, que serían los siguientes:
La idea de trasladar empresas estadounidenses a otros países para reducir costos de producción —sea por menores impuestos (caso Irlanda), menor coste de mano de obra (caso India y China) o razones tecnológicas (caso Taiwán)— se convierte en un acto intolerable, sancionado con el cierre del mercado estadounidense o con aranceles que obliguen a las empresas a retornar a su territorio de origen.
No es casualidad que muchas grandes compañías, desde Apple hasta TSMC, estén invirtiendo centenares de miles de millones de dólares para evitar impactos graves derivados de estas políticas, afectando también a las empresas de otros países que deseen entrar en dicho mercado, las cuales deberán invertir en plantas industriales dentro de Estados Unidos para evitar tales sanciones.
2. Guerra comercial, industrial y tecnológica con la República Popular China
Al describirse en el documento que la economía china surgió por la complicidad de gobiernos estadounidenses en el pasado, la Administración Trump plantea enfrentarla directamente en el terreno industrial. Ello traerá graves consecuencias para los estudiantes internacionales de origen asiático, pues las amenazas no se limitan a los estudiantes chinos, sino también a los trabajadores que pudieran transferir tecnología a dicho país.
Ejemplos mencionados incluyen a Morris Chang, fundador de TSMC, quien estudió en Harvard, Stanford y el MIT antes de trabajar en Texas Instruments, o Qian Xuesen, quien pasó del Instituto Tecnológico de California y del MIT a fundar el Programa Espacial Chino.
Esta política afectará igualmente a todos los aliados, proveedores, socios o clientes de empresas chinas, así como a los gobiernos que las apoyen, los cuales ya no podrán declararse neutrales —o “No Alineados”, como se decía en la Guerra Fría—. Esto explica, en parte, la política poco usual de la Administración Trump hacia la Federación Rusa, Ucrania, Groenlandia y la República Democrática del Congo, entre otros países con importantes reservas de materias primas, especialmente tierras raras, en su intento de quebrar el actual monopolio chino en dicho mercado.
3. Guerra mundial al progresismo y a los movimientos de izquierda
Si este planteamiento parece exagerado, basta leer el apartado dedicado a Europa (C) donde, sin sutilezas ni diplomacia, se afirma la posible muerte de la civilización europea en algunos países a causa de dichas políticas. Ello fue comprendido por los políticos europeos que apoyaron al expresidente Joe Biden y a su sucesora electoral Kamala Harris, quienes sí tomaron en serio el documento Project 2025, donde se adelantaron los razonamientos que explican los hechos actuales.
Pedro Sánchez, en España, como presidente de la Internacional Socialista, es consciente de que Estados Unidos participará activamente en cualquier proceso electoral en el mundo contra los candidatos de su corriente política. Por ello se explica el apoyo financiero, logístico, mediático, de inteligencia y, de ser necesario, la coerción económica y militar que se observa en América Latina: Argentina, Bolivia, Honduras, y muy probablemente el próximo domingo en Chile.
Esta situación ya ha generado la reacción del ex primer ministro de Portugal, António Costa, presidente de la Comisión Europea, quien seguramente conoce detalles de la operación “Gladio” de la CIA, que afectó severamente a los partidos comunistas de Europa Occidental. Según lo planteado, esta nueva versión del siglo XXI podría arrasar con la izquierda europea, lo que explica su llamado urgente a respetar la soberanía europea. En términos comparativos, recuerda también a la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien ha decidido enfrentar directamente a Trump al desconocer las recientes elecciones hondureñas, exponiéndose a represalias económicas y políticas en el corto plazo.
Siguiendo el esquema del documento, el mundo se divide para la administración Trump en cinco grandes zonas geográficas, descritas aquí en orden inverso al del documento, por razones de interés político desde la perspectiva de la República Bolivariana de Venezuela:
I. África
Desaparece por completo la asistencia humanitaria o ayuda gratuita a gobiernos y poblaciones en calamidad, la cual deberá ser asumida por los propios gobiernos. Se establece una política transnacional de inversiones a cambio de materias primas, facilitando bases militares y comprometiéndose dichos gobiernos a proteger a los sectores políticamente importantes para la administración Trump, como los cristianos en países musulmanes (por ejemplo, Nigeria) o los blancos en Suráfrica.
Trump se compromete a respetar a sus gobernantes, sean dictadores o democráticos, eliminando los aspectos relativos a derechos humanos que, en su criterio, obstaculizan la diplomacia estadounidense frente a China y Rusia. Esto hace recomendable que los defensores de dichos valores abandonen África si sus países no son democráticos.
II. Oriente Medio
En la cultura política estadounidense, este concepto es amplio. El documento resume que Estados Unidos no entrará en conflictos para defender la democracia, los derechos de las mujeres o los derechos políticos y sociales básicos en la región. Se acepta a dichos países con sus gobiernos, culturas, leyes y tradiciones sin censura, incluso ante temas como la libertad de expresión (incluyendo el asesinato del periodista saudí), el matrimonio infantil, la lapidación o la persecución de la población sexodiversa.
Mientras sigan el ejemplo del príncipe Bin Salman, facilitando inversiones por miles de millones de dólares o realizando obsequios como un avión presidencial (caso Qatar), recibirán apoyo entusiasta. Estos países parecen destinados a reconocer al Estado de Israel y abandonar la causa palestina, del mismo modo que el gobierno de España abandonó la causa de la independencia del pueblo saharaui frente a Marruecos.
III. Europa
Europa es duramente criticada en el documento, donde se advierte su muerte cultural, económica y militar si no abandona de inmediato políticas de los últimos 70 años, como el multiculturalismo, la inmigración, el feminismo, el progresismo y el pacifismo (faltando apenas mencionar el Estado de bienestar). Se responsabiliza explícitamente a la institucionalidad supranacional de la Unión Europea y se anuncia apoyo a movimientos nacionalistas de derecha en cada proceso electoral, lo que podría llevar a que varios de ellos alcancen el poder, generando procesos similares al Brexit e incluso la posible desaparición de la Unión Europea.
Dada esta visión catastrófica, la opinión de los gobiernos europeos no es considerada en el conflicto Israel–Gaza ni en las negociaciones de la guerra en Ucrania. La administración Trump puede imponer la paz aun contra su voluntad, pues controla la capacidad financiera y militar necesaria para enfrentar a Putin, cuando el objetivo prioritario es China. La opinión pública europea ya fue humillada en la “guerra de aranceles”, durante la cual Trump obligó a las autoridades de Bruselas a realizar una especie de rendición simbólica en un castillo de Escocia de su propiedad.
IV. Asia
El documento establece los postulados de una guerra económica y tecnológica con la República Popular China, extendida a los aliados nacionales e institucionales que apoyen a sus empresas. No sería extraño que se proceda a la detención, procesamiento e incluso ejecución de espías industriales chinos, al estilo del matrimonio Rosenberg durante la Guerra Fría, siguiendo los usos y costumbres de las guerras asimétricas del siglo XXI.
Asimismo, se abandona toda ambigüedad estratégica respecto a Taiwán, exponiendo que Estados Unidos no tolerará ningún cambio político y que no teme una guerra convencional entre superpotencias. Esto es un desafío para importantes economías asiáticas, que inevitablemente se verán involucradas en este campo de batalla global.
V. Hemisferio Occidental (Corolario Trump)
Este es el apartado más crudo por la franqueza de sus planteamientos. No deja margen de duda sobre los objetivos para América Latina y el Caribe, que enfrentarán todo el poder político, económico, tecnológico y militar de Estados Unidos si colaboran con potencias externas en contra de sus intereses de seguridad nacional.
Se ordena explícitamente a los embajadores liderar la participación de empresas estadounidenses en cualquier licitación de contratistas o proveedores en la administración pública de la región. Dos palabras clave del documento son reclutar y expandir.
Existe una determinación firme de la administración Trump de ganar todos los procesos electorales venideros en la región —Chile, Honduras, países de la Caricom, entre otros—. Los gobiernos de izquierda revolucionaria pasan a ser considerados enemigos existenciales, contra los cuales podría emplearse cualquier medida extrema. Paralelamente, potencias regionales como Brasil y México enfrentan el desafío sin precedentes de apoyar a Estados Unidos frente a China o ser incluidos en la lista de enemigos incorregibles.
Conclusiones
Existe una guerra económica mundial, y el documento presentado como Estrategia de Seguridad Nacional funciona como un manual de instrucciones que cada gobierno del mundo debe evaluar si seguir o no como guía para sus relaciones con el gobierno de Estados Unidos.
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FUENTE: >>https://www.elnacional.com/2025/12/cambio-total-de-las-relaciones-internacionales-con-la-nueva-doctrina-trump/
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