El presidente brasileño, Michel Temer, aprovechó este martes su debut en la Asamblea General de Naciones Unidas para defender el proceso de destitución de su predecesora, Dilma Rousseff, y definirlo como un reflejo de la “fortaleza de las instituciones bajo la vigilancia de una sociedad plural”.“Este ejemplo que hemos dado al mundo demuestra que no puede haber democracia sin Estado de derecho, es decir, que las normas se aplican a todos, incluso a los más poderosos. Esto es lo que está demostrando Brasil al mundo”, dijo Temer, cuyo país, como es tradición, fue el primero en intervenir en la cita anual de la ONU en Nueva York.
El mandatario dejó para el final de su discurso las referencias al impeachment a Rousseff, de la cual él era vicepresidente y que fue apartada del cargo a principios de mes. Temer subrayó el “compromiso inquebrantable” de Brasil con la democracia y definió como “largo y complejo” el proceso de destitución, pero enfatizó que tuvo lugar en “absoluto respeto” al orden constitucional e impulsado por una justicia independiente.
Temer, que tiene dos años por delante en el cargo, vendió una imagen optimista de Brasil, sacudido por la inestabilidad política y económica. “La confianza se está restableciendo, está cobrando forma un horizonte más prospero”, proclamó tras defender la “senda de responsabilidad fiscal y social” de su Gobierno.
El mensaje esperanzador sobre Brasil contrastó con la visión sombría que hizo del panorama mundial. Puso de ejemplo los Juegos Olímpicos celebrados en Río de Janeiro en agosto: “En un mundo marcado por el miedo y el sectarismo, los Juegos demostraron que las naciones pueden juntarse en paz y armonía”, dijo.
El de Temer no es el único debut ante la ONU de las nuevas voces políticas latinoamericanas. Este martes, también pronuncian sus discursos ante la Asamblea General el presidente argentino, Mauricio Macri, elegido en noviembre, y el peruano, Pedro Pablo Kuczynski, que venció en junio.