Las imperfecciones de la Unidad
Comienzo por señalar sin dejar rastro alguno de duda que apoyo la Unidad. Pienso –lo expreso con conocimiento de causa– que sin ella nos será imposible liberarnos de la dictadura chavista.
Lo he escrito antes y lo sostengo: pese a sus imperfecciones, la Unidad es la articulación más perfecta (o menos imperfecta) con que contamos los venezolanos para combatir y derrotar al criminal chavismo. Si dejase de existir la Unidad, si muriese, habría reinventarla. No conozco un solo proceso histórico de tránsito de una dictadura a la democracia sin Unidad.
Ni uno.
Permítanme la picardía
Me une a JJ Rendón una profunda pero impar amistad. Nuestras siempre intensas conversaciones se alargan días enteros. Se puede caer el mundo mientras nosotros debatimos –a veces a gritos– sobre filosofía, política o arte y nada ni nadie nos detiene, sólo Venezuela.
Nuestra amistad se tornó rápidamente hermandad. Nos vincula la tristeza sorda de vivir en el exilio como desterrados de conciencia, pero también el júbilo de saber que nuestras acciones –incluso desde el exterior– enloquecen al chavismo.
A veces –lo confieso– competimos a ver quién es capaz de encolerizar primero a Diosdi o al bobalicón de Maduro.
Permítanme la picardía: por lo general, ganó yo.
El logro de Juan José Rendón
Antes de su muy comentada y polémica participación en el programa “Conclusiones” junto a ese espíritu lúcido, comprometido e indoblegable que es Fernando del Rincón, JJ me llamó. Sus palabras fueron enfáticas: “Gustavo, tengo que cimbrar las bases de la Unidad, si no lo hago corremos el riesgo de perder años de esfuerzo. Las actuaciones de los últimos días de la Mesa de la Unidad (MUD) han generado muchas suspicacias y dudas. Hay que ampliar la base social, académica y política de la Unidad o sucumbirá. Es fundamental que represente la anchura de una nación que ha sido víctima de una feroz tiranía y no sólo los intereses políticos de algunos partidos, por más legítimos que estos sean. Sé que seré atacado, pero debo correr el riesgo: la causa es Venezuela.”
Y lo hizo y fue atacado como me anticipó (incluso con despreciables intrigas), pero su objetivo fue alcanzado: se amplió la base de la Unidad. La crítica rindió su fruto, se logró el propósito.
No por razones mágicas JJ ha sido y es un estratega de tanto alcance y reconocimiento mundial. No por razones esotéricas el régimen lo persigue con tanta ferocidad e inclemencia. No por razones etéreas la dictadura le teme, y mucho.
Lo certifico.
La otra voz
La crítica racional y desinteresada es vital en tiempos de dictadura porque amplía criterios y facilita ajustes. Lo dañino es la intriga porque estrecha visiones y nos divide. Pienso que la crítica permite dejar de mirarnos fijamente al espejo del poder y nos concede la oportunidad de escuchar la otra voz de la conciencia política: la voz del pueblo.
La híper sensibilidad con que algunos miembros de la Unidad reciben la crítica causa inquietud y hasta sospecha. Inquietud, pues nos preguntamos si como líderes –pese a sus enormes virtudes– son capaces de dirigir el difícil momento de liberación que urge en Venezuela; sospecha, porque nos hace temer que por falta de temperamento, extorsión o pánico se minimizan cuando el tiempo se torna espinoso y peliagudo.
Venezuela no vive tiempos de líderes, sino de próceres.
A defender la voluntad del pueblo
Mucho del horror que estamos viviendo en estos tiempos se debe a que algunos de nuestros líderes, insisto, pese a sus enormes y reconocidas virtudes humanistas (podrían ser excepcionales misioneros de la Cruz Roja), no supieron defender la voluntad del pueblo venezolano que votó por el cambio.
Al margen de las justificaciones y las excusas, esa es la realidad. Cruel para algunos, pero fatal para Venezuela y devastadora para nuestro pueblo. La inconsistencia está latente y pese a las buenas intenciones y el esfuerzo, el pueblo venezolano se pregunta con zozobra: ¿qué hará el liderazgo opositor ante la negación dictatorial de que se realice el Revocatorio?
¿Volverá a traicionar la evidente y mayoritaria necesidad de que haya un urgente cambio de sistema político? ¿Alargarán la agonía con nuevas excusas?
¿O lucharán por reivindicar lo que debió ser reivindicado en 2014?
Los próceres del siglo XXI
Si la opción para cristalizar la voluntad del pueblo es la lucha pacífica y noviolenta, el desconocimiento civil o la resistencia ciudadana, se debe actuar: de la forma más unitaria posible (a mayor y más amplia Unidad mejor); con la mayor movilización popular y nacional que se pueda desarrollar (mientras mayor cantidad de gente protestando en las calles aunque no evite los ataques violentos del régimen, los reducirán al máximo); buscando ser lo más desafiante de los poderes públicos que se logre ser (marchas frente a Miraflores, CNE, TSJ, gobernaciones y alcaldías); y por último, se debe actuar de manera imperturbablemente pública (los ciudadanos deben estar conscientes de cuál es el objetivo de la lucha).
Si bien es cierto que la Unidad (pese a su imperfección) es crucial para liberarse de una dictadura, también lo es que, para alcanzarla, la dirigencia opositora –como bien señaló JJ– deba ampliar su base social y política, además de proceder con máxima transparencia, sin secretismos. Hacerlo ampliará la confianza, pero sobre todo la movilización popular.
Estamos cerca de lograr el objetivo de la libertad. Nadie se debe sentir ofendido si hay críticas. Es normal y racional que existan. Que la Unidad nos lleve a la libertad dependerá de cada uno de nosotros, pero también y muy especialmente de sus líderes.
Pregunto sin picardía: ¿Surgirán los próceres del siglo XXI? ¿Será sólo un 20%? ¿Estará la MUD entre ellos?
Pese a las discrepancias, espero que sí.
Por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr
lunes, octubre 03, 2016
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