El Nobel de la paz no se logra con engaños y traiciones.
Los colombianos se fueron a las urnas en busca de conseguir la mejor forma de construir una paz justa y equitativa, las opciones para continuar unos convenios que habían negociado el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC eran el Si o el NO, el resultado de dicha elección donde el miedo y el chantaje predominaba, se impuso por el bien de Colombia, el NO.
No todo NO implica acabar, terminar, eliminar, borrar, evitar o prohibir, el NO que gano en Colombia se transformo inmediatamente en un sí, un sí que le da paso a la verdadera justicia para poder encontrar la paz que tanto desean los colombianos.
El NO que se convierte en SI que busca por medio de la isonomía que los guerrilleros de las FARC entiendan que el perdón debe venir acompañado de pago de penas por los delitos cometidos y más sin son de lesa humanidad.
Colombia no debe de estar triste porque haya ganado el NO, porque no está ganado un NO sino un SI de cambio, un si donde habrá justicia, un si donde se escucharan a las víctimas, un si donde ninguna de las partes quedarán en deuda, un si donde participarán todos los colombianos que desean una paz justa y sincera.
Los únicos que perdieron en Colombia fueron los que pretenden tener paz sin pagar ni responderle a la justicia por su mal comportamiento ante la sociedad colombiana.
Colombia empieza una nueva etapa donde él NO se convierte en SI, donde el odio debe convertirse en tolerancia, el sosiego en tranquilidad y el miedo en calidad de vida. Nadie perdió en Colombia, porque la justicia debe de respetarse y cuando se respeta todos ganan con ella.
En El libro “Perdona si te llamo amor” de Federico Moccia nos dice;
“Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día”
Así debe ser el amor por Colombia y la paz en ella. Una sociedad para poder crecer debe amarse con libertad y con los sentidos vivos sin que el deseo del uno sea la sentencia del otro.
Es hora de trabajar más con romanismo que con pasión, la pasión nos llevan a cometer muchos errores, maltratando muchas veces los sentimientos de los demás solo por lograr nuestros propósitos, la paz es una palabra llena de pasión que nos mostrará siempre caminos fáciles pero que son espinosos que dejan grandes heridas y cicatrices difíciles de borrar, pero si trabajamos con amor y le ponemos corazón a todo lo que hagamos llegaremos a tener ese gran amor que nos proporcionará la tranquilidad.
Los colombianos son únicos y valientes, siempre han demostrado que es sus venas recorre la democracia y la razón.
La violencia está en la selva y hay que derrotarla con el peso de las leyes y no de las armas.
Por Luis F. Córdoba R. @lfcr81
para atracoalpueblo.com