Es probable que alguna vez haya escrito un artículo con ese
mismo título. Sin embargo, me cuesta recordarlo. Y es que más de una vez las
tracalerías gubernamentales, cuando pretenden que el pueblo se olvide de las
penurias de las cuales el régimen es absolutamente culpable, se manifiestan en
la antiquísima escena del “pan y circo”; es decir, comida y diversión o
entretenimiento.
Es lo que ha querido repetir Nicolás Maduro, el actual y más
monstruoso dictador que hemos conocido los venezolanos. ¡Un verdadero tirano de
temer; porque además es inescrupuloso para mentir descaradamente y para
manipular a la gente! Dado el caos
casi irreversible que el susodicho ha
promovido y desarrollado en Venezuela, ahora pretende encandilar al pueblo con
una Navidad decretada por él, a partir del primer día de noviembre. ¿Será que
el muy escaso de intelecto personaje, dada su crasa ignorancia para resolver
problemas, lo conduce a suponer que los pobladores de este país pueden
convertirse en bonchones, muertos de hambre?
Como él y su entorno de cómplices comen bien y beben mejor,
tienen todas las comodidades que permiten la riqueza y el poder, desconocen lo
que es un estómago vacío. Ni una ligera idea tienen sobre lo que significa
vivir en la miseria, buscando algo que comer en los basureros del aseo urbano.
Si el objetivo es entretener al pueblo, otra vez Nicolás Maduro demuestra su
escaso conocimiento con respecto a la idiosincrasia de los venezolanos. ¡Bueno,
es lógico que así ocurra, porque su carencia de recursos cognitivos es
integral: tiene el cráneo vacío!
He conversado con mucha gente pobre y con los que hoy se
están empobreciendo, y mantienen una actitud militante de repudio a Nicolás
Maduro; gente que siempre estuvo cerca de lo que llaman ellos, despectivamente,
el chavismo. En una de esas conversaciones, una otrora fanática de la mal
llamada revolución –debería denominarse involución–,
con evidentes signos de rabia y frustración, sentenció:
“Nicolás Maduro, traidor a todas las esperanzas que teníamos con relación al
proceso que él asesinó, lo que debe hacer, con ese decreto de la Navidad, es
enrollarlo muy bien, como decía Chávez, y utilizarlo como supositorio.” ¡Sobran
las palabras!
ANTONIO URDANETA AGUIRRE.
Educador – Escritor
urdaneta.antonio@gmail.com
@UrdanetaAguirre