El 23 de enero de 1958 es una fecha emblemática para los venezolanos que a lo largo de nuestra historia han luchado por la democracia y la libertad. El 4 de febrero de 1992 es una fecha fatídica para la República; es un momento oscuro para la Patria sólo comparado al momento histórico cuando se perdió la primera República el año 1812 y entró en la escena militar el caudillo José Tomás Boves que durante los años 1813 y 1814 sembró la destrucción y la muerte en todo el territorio nacional, aquella fecha fatídica, 4 de febrero de 1992 fue la antesala del inicio de la barbarie encabezada por Hugo Chávez Frías y sus camaradas de armas para asaltar el poder y destruir la República. En la madrugada del 23 de enero de 1958 el pueblo se lanzó a la calle, los venezolanos nos abrazamos, cantábamos el himno nacional, muchos lloraban por la muerte de algún pariente cercano que había sido asesinado
por los esbirros del régimen. El grito que se oía en la calle era: CAYÓ LA DICTADURA, era una fiesta nacional, la fiesta de la democracia y la libertad. Los jerarcas de la dictadura buscaban salir del país y los esbirros de la Seguridad Nacional (política del régimen) huían como ratas para salvar su pellejo de la ira popular. Aquel día empezaron a salir de las cárceles los presos políticos: Jesús Farías, líder del Partido Comunista el preso que duró más tiempo en la cárcel de la dictadura; Pompeyo Márquez, el hombre que diseñó la estrategia unitaria para derrotar la dictadura, y quien dirigió la lucha de resistencia desde la clandestinidad. En los días siguientes empezaron a llegar al país los exiliados políticos: Rómulo Betancourt, Jovito Villalba, Gustavo Machado; junto con líderes sindicales, gremiales e intelectuales. Se iniciaba la transición de la dictadura a la democracia que duró 40 años hasta que llegó la barbarie militarista, comunista con Hugo Chávez a la cabeza de sus camaradas golpistas. Este 23 de enero del 2018, 60 años después Venezuela sufre la tragedia de la dictadura militar más anti venezolana que haya sufrido el país. Hoy tenemos más de 300 presos políticos, miles de exiliados, más de 2 millones de venezolanos que han salido del país huyendo de la barbarie; los partidos políticos y sus líderes inhabilitados y perseguidos; las torturas y los asesinatos forman parte de la represión de la dictadura militar. La masacre del Junquito que se produjo este año donde fueron ajusticiados Oscar Pérez y varios venezolanos forma parte de una política de Estado que desde el año 2015 puso en práctica Nicolás Maduro y la cúpula militar, con los Operativos de Liberación del Pueblo (OLP). El país conoce de las masacres del Cariaco, Barlovento, Tumeremo y otras ciudades de Venezuela cometidas por las 0LP. Según PROVEA y otras ONG defensoras de los Derechos Humanos, entre los años 2015 y 2016 se produjeron 1400 desalojos forzosos practicados por las OLP; 850 ejecuciones extra judiciales y 18 mil detenciones arbitrarias; operativos que son violatorios de derechos Constitucionales como el derecho a la vida, el derecho a la inviolabilidad del hogar, el derecho a la comunicación y la libertad. En la masacre del junquito la opinión pública conoció de la participación de los colectivos socialistas (bandas armadas al servicio de la dictadura de Nicolás Maduro). La barbarie del régimen es parte del legado de Hugo Chávez y los militares comunistas que el 4 de febrero y el 27 de noviembre trataron de destruir la democracia a sangre y fuego. Este 23 de enero del 2018 Venezuela vive la peor tragedia en más de 200 años de vida republicana. En estos 18 años la barbarie del régimen chavista destruyó la economía del país y creó la peor crisis humanitaria, la escasez, la hambruna, la muerte por desnutrición de niños y ancianos. Destruyeron el sistema de salud, el sistema eléctrico, la vialidad, el transporte público, el sistema de agua potable y dejaron a los venezolanos en manos del crimen organizado: los narcotraficantes, la guerrilla colombiana, los pranes y los colectivos socialistas han impuesto en Venezuela la ley del terror y la muerte. La corrupción del gobierno socialista trajo como consecuencia un gobierno de mafias: la mafia de la gasolina, los alimentos, los dólares preferenciales, del cemento. Lo que usted no encuentra en el mercado formal lo encuentra en el mercado rojo rojito mejor conocido como el mercado negro. Perdimos el territorio Esequibo y le entregamos a las transnacionales el Arco Minero donde se encuentran las mayores reservas minerales, de agua y bosques. La entrega de nuestra soberanía y la destrucción física, económica y moral de Venezuela es el legado de Hugo Chávez y de los camaradas que este 4 de febrero del 2018 saldrán a celebrar la tragedia que padece hoy el país.
Diario Región
Cumaná - Venezuela
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