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martes, enero 08, 2019

MADURO SE QUEDA SIN EL RECONOCIMIENTO DEL MUNDO OCCIDENTAL Y DEL PUEBLO. POR JAVIER VIVAS SANTANA


Por: Javier Vivas Santana
@jvivassantana

Pretender gobernar en el mundo globalizado aislado de la mayoría de naciones, en especial siendo un país de América Latina, en el cual la mayoría de tus vecinos te rechazan políticamente, al igual que la Unión Europea y los Estados Unidos, no es una condición fácil de equilibrar en el campo de las relaciones internacionales.

En tal sentido, el hecho de que Maduro pretenda llevar adelante un país sin el apoyo de tan importantes referentes geopolíticos es el signo inequívoco de un régimen que ha perdido credibilidad, así como cualquier ayuda en el plano universal de inversiones, sin obviar que existen sanciones
financieras que también impiden al madurismo negociar posibilidades de financiamiento externo con bancos internacionales, o asociados de capitalización y bonos de deuda, lo cual repercute de manera directa en las finanzas públicas, y coloca al régimen madurista en una situación de minusvalía económica, que en cualquier momento pudiera desembocar en una crisis más profunda, y por ende, generar una explosión social sin precedentes en el plano interno.

La caída de los precios petroleros en simbiosis con la caída de la producción de crudo se ha convertido en una mortífera combinación para las finanzas del régimen. Tales hechos sin posibilidad de encontrar financiamiento en el mundo occidental, y quedar limitado a lo poco que puedan prestarle países como China y Rusia, que en muchos casos, representa un dinero que está orientado hacia el funcionamiento de las empresas que tales países tienen en Venezuela, pudiéramos definirlo como recursos que en nada impactan de manera directa las necesidades del madurismo.

Y si lo anterior fuera poco, la situación interna tiende a agravarse en todos los espacios laborales. No sólo es el llamado a paro indefinido que está promoviendo el magisterio, sino que las enfermeras y médicos van a continuar con sus acciones de protesta, al igual que el resto de los empleados públicos, mientras aumenta el número de renuncias en la empresa petrolera y de servicios públicos como las hidrológicas y la corporación eléctrica.

Además vemos como diversos espacios institucionales nos alertan que el 2019 será un año intensamente movido en deserciones. De hecho, el abandono del magistrado Christian Zerpa del desacreditado Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para irse a radicar en el imperio en rol de colaborador de información con ese gobierno, suponemos por las múltiples corruptelas que se han originado desde el madurismo, revelan que las cosas no van a estar fáciles para quienes aún apoyan el neototalitarismo. Es más, no imaginamos a la cúpula madurista acusando a cuanto hombre o mujer abandone las filas oficialistas, realizando contra éstos acusaciones relacionadas con depravación sexual o corrupción, es decir, quedando ellos mismos como cúpula en entredicho, al no haber manifestado públicamente semejantes conductas de tales funcionarios mientras cumplían al pie de la letra sus indicaciones políticas.

El madurismo se está yendo rumbo al precipicio histórico. Quienes aún controlan el poder, y creyendo de manera soberbia que son incólumes ante la naturaleza política, económica y social que atosiga a los venezolanos, es negar que la muerte es parte de la vida. En consecuencia, no hay manera de detener la hiperinflación, así como tampoco la destrucción de la industria petrolera con el actual sistema de gobierno. Mientras la última no logre elevar sus niveles de producción, el madurismo continuará financiando su déficit fiscal con la impresión de dinero electrónico virtual, o sea, inorgánico, el cual es el principal combustible para el colapso de la economía, porque de este se autoalimenta la hiperinflación, y mientras exista el incremento brutal de los precios, no habrá otra manera de tapar las necesidades de los entes del Estado, más que a través de esa forma perversa de generar dinero.

El madurismo al no tener reconocimiento internacional tiene cerradas las puertas del dinero que pudiera sacarlo del atolladero en términos macroeconómicos, razón por la cual, no es posible vislumbrar que la hiperinflación y la destrucción de la economía terminen en el corto plazo. Ante esa cruda realidad, el país avanza inexorablemente hacia un desenlace fatal de hechos impredecibles que pudieran terminar de arrasar lo poco que todavía se mantiene de pie.

En el medio de tanta barbarie, la comunidad internacional, pero sobre todo China y Rusia deberán decidirse por terminar de plegarse a la destrucción de Venezuela, o en su defecto convertirse en agentes claves para una solución política. Lo contrario, llevará irremediablemente a Venezuela hasta una situación de catástrofe social, porque la hiperinflación, el hambre y la miseria, en el medio de un colapso total de los servicios públicos, y hundimiento económico, marcaran aceleradamente la muerte de la República

¿Serán China y Rusia fieles a sus principios políticos o prevalecerán sus intereses económicos? Sin duda, que el capítulo final de esta historia comienza a ser escrito. Por ahora, el madurismo no cuenta con el respaldo del mundo occidental y la mayoría del pueblo de Venezuela.

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