Misericordia: Aspecto compasivo del amor hacia el ser que está en desgracia o que por su condición espiritual no merece ningún favor.
En la Biblia se destaca la misericordia de Dios como una disposición suya que beneficia al hombre pecador.
Somos muchos los que apelamos a la misericordia de Dios cuando nos encontramos en situación de adversidad y sabemos que no hemos obrado correctamente y creo que es natural que entendamos que no somos perfectos, pero que en el fondo de nuestro ser hay un reconocimiento a Dios como un padre que es todo amor, todo compasivo y muy
misericordioso.
Disponer de ese gran atributo divino, nos permite acercarnos a Dios en actitud de arrepentimiento para encontrar y recibir su gracia o favor inmerecido.
Por ser pecadores estamos destituidos de la gloria de Dios, en otras palabras por nuestra condición pecaminosa no podemos acercarnos a Dios sino a través de un sacrificio o de un intermediario,
En la antigüedad se usaban los sacrificios de animales y el derramamiento de sangre sobre un altar por medio de un sacerdote, pero en la dispensación de la gracia ya no es necesario más sacrificios, sino apelar a la misericordia y gracia por medio de la fe puesta en Jesucristo y en su sacrificio vicario quién con el derramamiento de su sangre estableció un nuevo pacto por el cual podemos entrar directamente al trono de la gracia y hallar el oportuno socorro.
Es menester el manifiesto expontaneo de la condición pecaminosa o la confesión voluntaria del estado de iniquidad para conseguir el perdón y el lavamiento por la sangre de Jesús
Sí, es solo un acto de fe y confesar la sangre de Jesucristo como expiación, entendiendo que ese fue el último sacrificio aceptado por el Padre.
Es menester tener una actitud de arrepentimiento genuino para apelar a las misericordias de Dios que son eternas y se renuevan cada día para los que guardan el pacto y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
El sacrificio de Jesús fue el último aceptado por el Padre y El no se va a montar nuevamente en una cruz para que podamos creer, ya el lo hizo una vez y para siempre es nuestra responsabilidad aceptar y creer en ese derramamiento de sangre para la expiación de nuestras culpas y mantenernos en la búsqueda constante de su presencia por medio de la intimidad, revelación y acción.
Hoy reconozco que por su misericordia somos salvos y somos sanos de toda dolencia y enfermedad, no por obras de justicia que nosotros hagamos, es por su gracia, su amor y su misericordia.
Buen día. Bendiciones
SHALOM. I.R.R.M.
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