Caracas -
Debajo de un arco de madera decorado con globos blancos había un pequeño ataúd beige cubierto de peluches y dibujos animados con los restos de Erick Altuve, de 11 años, uno de los cuatro niños muertos en mayo en el hospital público José Manuel de los Ríos, el primer centro pediátrico de Venezuela.
La muerte de Altuve, la tarde del domingo 26 de mayo debido a un paro respiratorio tras ser operado en enero de un linfoma en el estómago, generó una ola de condena en las redes sociales, entre representantes de grupos de derechos humanos y la oposición como la mas reciente muestra del precario sistema de salud de la empobrecida nación petrolera.
Durante los últimos seis meses, Altuve no recibió sus medicinas debido a la escasez generalizada de
medicamentos que ha devastado el sistema de salud de Venezuela, dijo su madre.
"Mi hijo tenía muchas ganas de vivir", dijo el lunes Jennifer Guerrero, una ama de casa de 30 años, durante una protesta a las afueras del hospital por la muerte de los cuatro niños y en la que participaron algunos familiares y enfermeras.
De acuerdo con las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Salud de Venezuela, la mortalidad de niños de 0 a 1 años, aumentó 30,12% a 11.466 casos en 2016 respecto al año anterior.
Pero no hay información sobre mortalidad infantil por cáncer, según el médico pediatra Juan Saavedra, gerente de la no gubernamental Sociedad Anticancerosa de Venezuela.
En Venezuela, un país de 30 millones de personas, se reportan al menos 52.800 nuevos casos de cáncer cada año, agregó.
En 2017 se reportaron 26.510 muertes por cáncer, 15% mas que el año anterior, dijo Saavedra al resaltar que la lucha contra la mortalidad de esa enfermedad se basa en dos puntos principales: diagnostico temprano y tratamiento oportuno y "en Venezuela estanca faltando las dos cosas".
Tampoco hay datos oficiales sobre cuántas personas han muerto por falta de diálisis en pacientes renales o retrasos en la entrega de retrovirales para personas con VIH.
Erick y los otros tres niños fallecidos formaban parte de un grupo de 30 niños en el hospital, mejor conocido como JM, que esperaban ir a Italia para recibir un trasplante de médula ósea por un acuerdo del 2010 financiado por el gobierno venezolano que cubría el costo de la transferencia y operación.
Debido a la falta de pago por parte de Venezuela el acuerdo está paralizado desde el 2018, dijo la abogada Katherine Martínez, directora de la no gubernamental Prepara Familia, que trabaja apoyando a las madres del JM desde hace 11 años.
El gobierno de Nicolás Maduro responsabiliza de las muertes de los niños a Estados Unidos y dice que debido a sanciones impuestas por Washington no puede mover los fondos para costear la compra de medicamentos ni enviarlos a Italia.
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Críticos y opositores, sin embargo, dicen que ya antes de las sanciones, impuestas en agosto de 2017, el sector salud estaba en problemas.
Según representantes de hospitales y farmacias, el suministro de medicamentos y equipos médicos ha disminuido constantemente desde el 2013 cuando hubo recortes de 21% en los fondos entregados en dólares, años antes de que Washington comenzara a imponer sanciones.
Los datos de la Sociedad Anticancerosa son solo sobre adultos y algunas fundaciones no gubernamentales que trabajan con niños con cáncer manejan únicamente datos locales no nacionales porque operan únicamente en algunos de los 23 estados del país, dijo Virginia Segovia, presidenta de la Fundación de Ayuda al Niño con Cáncer (Fundanica) en el estado Carabobo, al suroeste de Caracas.
La fundación celebró esta semana sus 24 años de existencia.
"Como reflexión muy dolorosa en los primeros 22 años de Fundanica, tenemos registrados 98 fallecimientos de niños con cáncer" en Carabobo", dijo Segovia.
"En estos dos últimos años, nuestra data ya lleva 105 niños fallecidos (en Carabobo), o sea duplicamos el número de decesos y eso está ligado a la falta de insumos y equipos en los hospitales, a la extremada emergencia que tenemos por ausencia de medicamentos y quimioterapia", agregó.
El Ministerio de Información de Venezuela, que maneja las preguntas de los medios de comunicación para el gobierno, y el Ministerio de Salud no respondieron a una solicitud de comentarios.
Condenados a muerte
Altuve fue trasladado al hospital JM el 25 de diciembre de 2018 debido a un dolor agudo en su estómago, dijo Guerrero.
Agregó que el hospital le permitió a Erick, el segundo de los tres hijos de Guerrero, regresar a su hogar después de unos días, pero él retornó el 14 de enero y fue operado el 28 de enero de un linfoma en el estómago. Ya no volvió a irse.
"El decía que se iba a curar y que el cáncer no iba a poder con él", agregó la madre.
El viernes, decenas de dolientes llevaron el ataúd de Erick desde la casa de sus abuelos maternos, donde se realizó el funeral, bajando a través de las estrechas escaleras en las colinas de Petare, la populosa barriada al este de Caracas. Luego lo transportaron en auto a un cementerio en las afueras de la ciudad.
Los niños de la escuela pública donde Erick estudiaba cuarto grado de primaria se agruparon para despedirse mientras se escuchaba Vallenato. "Erick, un ángel más en el cielo", se leía en una nota colocada al frente del ataúd.
El canciller, Jorge Arreaza, dijo el lunes en Twitter que la petrolera estatal PDVSA había firmado un acuerdo de cooperación en 2010 con la asociación italiana de trasplantes de médula ósea.
Pero, dijo Arreaza, las sanciones de Estados Unidos han congelado 1.567 millones de euros de fondos oficiales en el Novo Banco de Portugal, de los cuales 5 millones se habían destinado a financiar trasplantes de médula ósea para 24 pacientes venezolanos.
Novo Banco no respondió a una solicitud de comentarios.
Telesur, televisora financiada por Venezuela, informó el martes que el acuerdo había financiado el tratamiento y los trasplantes de casi 900 pacientes.
Pocos días antes de la muerte de Erick, Maduro autorizó 56 millones de euros para la producción de 786.000 unidades anuales de uniformes militares y la activación de la línea de producción de la Subametralladora 'Caribe', calibre 9.19 milímetros.
"¿No hay plata (para los hospitales) pero sí para armamento y uniformes?", se preguntó Mauricio Navas, un vendedor de cajas para regalos de 55 años, cuya hija Mariana, de seis, padece desde fines de 2018 leucemia, es tratada en el hospital JM y conoció a varios de los chicos fallecidos.
Entonces, agregó Navas, "el futuro de Venezuela antes de nacer ya está sentenciado a morir".
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viernes, mayo 31, 2019
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