@SebastianaSin
Atrás queda aquella altivez que irritó a muchos familiares de detenidos en Venezuela cuando fue la Defensora del Pueblo. Hoy puede pasar por una venezolana más en Europa esforzándose por llegar a tiempo a su trabajo con los niños a quienes enseña idiomas o al restaurante donde despliega lo que aprendió en un curso sobre cocina. Llega a la entrevista sin rastro de maquillaje, con el cabello suelto, vestida con sencillez y con esa tranquilidad que se refleja en el rostro de quienes ya no tienen la angustia de decir lo que deben, sino aquello en lo que creen.
Ella es Gabriela del Mar Ramírez Pérez.
Si algo se apresura a reconocer es que un Defensor del Pueblo no puede ser alguien cómodo para el
poder. “Pero tampoco soy cómplice como Tareck William Saab”.
En esta entrevista exclusiva para Punto de Corte, Ramírez varias veces hizo mea culpa. “Me faltó contundencia, porque el Defensor del Pueblo es la voz de la gente. No debí contentarme con hacer bien el informe, instrumentar las acciones defensoriales. No, un Defensor del Pueblo tiene que ponerse del lado de la gente. De eso pudiera arrepentirme”.
Confiesa que al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le molesta mucho que los funcionario declaren, porque eso solo lo pueden hacer los caciques. “Eso lo aprendí a los trancazos, porque pensé que podía hacer declaraciones. Rapidito me pusieron en mi puesto. Cualquier funcionario te puede decir que te llamaban del telefonito rojo y te decían que no declararas”.
Considera que Nicolás Maduro traicionó el proyecto de Chávez y lo demostró con la Constituyente, “pero además convirtió a los cuerpos policiales en un órgano represor y maltratador de las protestas de calle y después muere gente en los calabozos como un hecho corriente”.
Narra que cuando Yendri Sánchez le llegó a unos pasos a Chávez, él dice: “cónchale, visiten a ese muchacho, vean si su mamá tiene casa, será que él quiere decirme algo y está desesperado”. Cuando un incidente similar ocurre con Yendri y Maduro, su respuesta fue: “a ése lo mandaron ellos, dale con todo”.
Destaca que desde el 2014 se empieza a aplicar la política de “desaparecer a la gente por un mes, con la excusa de que lo están interrogando”.
Reconoce que Chávez acumuló conflictos para avanzar en su proyecto revolucionario. “Dentro del chavismo se rodea de funcionarios como yo, que lo admirábamos muchísimo, y lo veíamos como un líder. Chávez no obstruyó mi trabajo, pero rodearse de gente que te ama, te admira y te adora no es hacer un gobierno, es hacer un club de amigos. Eso lo digo ahora a la distancia. Fue una cadena de errores que llevaron al chavismo de hoy a un gobierno arbitrario, desbocado y aferrado de manera enfermiza al poder”.
Asegura que cuando Chávez habló del Golpe de Timón está reconociendo que su modelo económico cambió, “pero ya estaba rodeado de tiburones que se estaban haciendo mil millonarios con el control de cambio, entre ellos algunos militares”.
Diez días después de que ella participa en un evento del Frente Amplio, detienen al Mayor General Miguel Rodríguez Torres. “Una persona me dice que están hablando de quienes estuvimos en el evento del Frente Amplio y es cuando decido abandonar el país”. Cuando esta en la sala de espera del aeropuerto de Margarita, después de haberle sellado el pasaporte un hombre la retiene “para chequearme”. Quizá nadie le contestó porque es un domingo a las tres de la tarde y cuando el hombre regresa ya había abordado el avión.
¿Cuál fue el punto de quiebre para que usted rompiera con el gobierno de Nicolás Maduro?
La Constitución. Yo llego al chavismo por la Constitución, pues en el 98 no voté por Hugo Chávez, pero cuando veo que tiene un proyecto me sumo al chavismo. En el 2017, con las bases de la Constituyente me doy cuenta que Maduro es el principal conspirador contra el proyecto chavista. Yo era asesora del departamento jurídico del Tribunal Supremo de Justicia y hago una carta pública, porque no tenía sentido hablar con nadie. La Constituyente ha significado la muerte no solo del proyecto chavista sino también de la República.
Pero Maduro es la viva representación del chavismo, incluso Chávez lo nombra su heredero político. ¿Qué cree usted que pasó?
Que Maduro no tuvo la capacidad de sostener sobre sus hombros el apoyo popular que Chávez le dejó. La muerte de Chávez casi se acelera porque él sale a buscar sus votos como siempre lo hizo. Maduro es un tipo flojo, que no se va a lanzar una campaña como las de Chávez pueblo por pueblo. A Maduro le endosan un reinado político, que no le costó nada. No tiene ni la capacidad ni la inteligencia de Chávez. Maduro no escucha. Trata de conseguir una foto de Maduro donde le esté mirando los ojos a una persona; no hay, porque él habla con una viejita, por ejemplo, y está mirando para arriba o para los lados. Lamentablemente Chávez escogió a la persona que consideró que le era más fiel a él, pensando que era la fidelidad al proyecto, al país o al pueblo.
¿Y qué reacción hubo a eso que usted hizo?
Creo que no fue muy fuerte porque yo siempre he vivido de mi trabajo. No hice negocios, No tejí nexos de poder en beneficio propio. Cuando estuve en el ala chavista me dediqué a honrar las premisas que promulgó Chávez: servir al pueblo. Como diputada le dejé siete leyes a mi país, entre ellas la Ley de la Mujer, la Ley de protección de la mujer, Ley de protección de niños en salas de internet, Ley de lactancia materna, todas reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Eso hice como diputada.
¿Y cómo Defensora del Pueblo?
Tuve mis errores, y lo tengo que decir con mucha responsabilidad. Un Defensor del Pueblo no puede ser un ser cómodo al poder, pero tampoco fui cómplice como lo es Tareck William Saab (Fiscal General de la República nombrado por la Asamblea Constituyente), que es un cómplice de la dictadura, del poder, en el peor tiempo en cuanto a violación de derechos humanos de nuestra historia republicana.
¿Cómo cuáles errores cometió usted?
No fui lo suficientemente fuerte, sobre todo en el año que me tocó con Maduro. Durante el mandato de Chávez tuve la posibilidad de denunciar a través de informes muy estrictos, que causaron internamente muchas críticas y que se me considerara traidora. Debí ser mucho más contundente, pero hice mi trabajo, le serví al pueblo, hicimos una Escuela de Derechos Humanos donde formamos 60 mil personas. Y lo hicimos con el presupuesto más ridículo que tiene cualquier poder público en Venezuela.
Si, cuando Chávez hubo menos denuncias de violación de derechos humanos, pero no hubo contundencia por ejemplo ante la extralimitación en el uso de la fuerza contra jóvenes manifestantes. ¿Eso no lo discutían ustedes aunque fuera en privado?
Sí. Le pedí una reunión al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López y lo alerté de que había ocurrido un giro radical con respecto al tratamiento de los derechos humanos en el chavismo. Le entregué un informe en sus manos. El ministro Padrino convocó a una reunión a los jefes de la Policía Nacional, de la Guardia Nacional y del Ejército y se acordó en establecer un protocolo de actuación de los funcionarios, porque le dije al ministro que los mayores abusos se cometieron en el 2014 por la Guardia Nacional. Ese informe llamado “Un golpe a la paz” se publicó completo en nuestra página y Tareck William Saab lo desaparece, como hizo con toda la memoria de la Defensoría. Él es como esas máquinas picadoras de papel, borra la memoria, tal y como lo hizo también en la Fiscalía General.
¿Qué reacción hubo al informe?
Bueno, yo alerté al ministro de la Defensa que la Guardia Nacional no está preparada para atender situaciones de extrema violencia, según las denuncias que nos llegaban: los golpes con cascos, las patadas, todo eso que se veía en la televisión. Nosotros que tomamos el testimonio de todas las personas a nivel nacional vimos que era un patrón que no habíamos visto en los seis años anteriores. En mi último año de gestión que fue con Nicolás Maduro interpreto que hubo un cambio de directriz desde la cabeza, porque la situación cambió de forma abrupta. Yo estaba desconcertada, porque sentí que nos querían llevar a una guerra civil; mis defensores me reportaban que los abusos eran muy grandes. Yo entregué todo eso en un informe que presenté ante las Naciones Unidas.
¿Y qué resultó de la conversación y la reunión con el ministro de la Defensa?
Lamentablemente el trabajo que iniciamos, no lo pude terminar, porque la resolución que sale de esas mesas de trabajo es nada menos que la resolución 8610. Posteriormente hablo con Padrino y él me dice: ‘Gabriela que lío se armó ahí. Tu no revisaste eso?’ Le respondo que no, pero que ahí quedó su equipo. La resolución no estaría mal de no haber dicho “manifestaciones pacíficas” y al final habla del uso de armas letales. Yo creo que alguien metió la mano ahí.
¿Usted cree que cumplió con su trabajo?
Absolutamente, Sebastiana. Me faltó contundencia por razones políticas y ese error debo asumirlo, porque los funcionarios de Chávez que nacimos al calor de ese proyecto político se garantiza que estuviésemos muy comprometidos con el proyecto para que no fuéramos una nota discordante. Hice mi trabajo, cumplí con mi deber pero debí ser más contundente.
¿Usted recibió alguna directriz del partido o Miraflores que le recomendara no hacer público o no actuar ante denuncias de violación de derechos humanos?
Jamás. Aunque debo decir que una vez recibí una llamada. Mira, los casos de tortura más documentados que tuve fueron los de los muchachos involucrados en la causa de Leopoldo López, que fueron torturados y eso mancilla la causa, por lo cual los defensores empezaron a impugnar los juicios y los muchachos van saliendo en libertad, como Marco Coello y los otros jóvenes. Dos de ellos no tenían nada que ver con las protestas; el Sebin llegó, en el caso de uno de esos chicos, a tratar de recuperar las cintas de seguridad porque queda claro que lo involucran siendo inocente. Cuando quedaba uno solo, un muchacho venezolano alemán, recibí una llamada, la única de ese tipo en mi gestión, y me dicen que estoy tumbando la causa de Leopoldo que era importante porque se trataba de “La Salida”,. Les respondo que esos muchachos fueron torturados. Creo que eso también fue parte del rompimiento con el Gobierno.
Ha pasado el tiempo. ¿Hoy usted se arrepiente de haber sido Defensora del Pueblo?
No, No me arrepiento, porque fue un tiempo de hacer muchas cosas por mi país, La gente que se acercó a la Defensoría, incluso opositores, saben que le cumplimos al país, aun con muy pocos recursos, pero con gran capital humano. Veo con tristeza que algunas personas a quienes les pagué, a través de la defensoría, una educación muy buena, ahora son serviles al régimen de Nicolás Maduro. Lamento que se haya tergiversado declaraciones mías como con el famoso concepto de la tortura.
¿Qué pasó ahí?
Yo estaba hablando del concepto en vez de ir al punto y condenar las torturas que sé que habían ocurrido, no en gran escala, pero sí con determinadas personas como los muchachos del caso Leopoldo López. Eso debió ser denunciado así al otro día me cortaran la cabeza. Al final la historia es inexorable, Maduro degradó hasta lo que es hoy, un violador de derechos humanos confeso: esos funcionarios del FAES (Fuerzas de Acciones Especiales) que han sido partícipes de ejecuciones colectivas, esos comandos y escuadrones de la muerte que se han esparcido por el país. Si hubiese tenido la conciencia o hubiese sido visionaria, aun a costa de mi cargo, he debido denunciarlo con mucha contundencia, pero jamás pensé, ni en mis peores pesadillas que el Gobierno llegaría a degradarse como lo ha hecho hasta ahora.
El 2014 fue el año en que más se acentuaron los procesos de violación de derechos humanos. ¿Hubo un acuerdo entre la fiscal Luisa Ortega, el ministro Rodríguez Torres y usted en la Defensoría para que eso no se denunciara?
Fui testigo de una discusión entre la Fiscal Ortega Díaz y el entonces vicepresidente Jorge Arreaza, donde ella le reclama que ha aclarado unos asesinatos importantes en el país, por parte de los cuerpos de seguridad, y que se niegan a entregarles a los detenidos. Él, en una actitud de no querer involucrarse, porque era un personaje del PSUV con mucho peso. Todos dábamos una lucha porque no estábamos acostumbrados a lo que estaba sucediendo en el primer Gobierno de Maduro. Un año después ella me manifiesta preocupación por las evidencias en las OLP por los supuestos enfrentamientos.
¿Y esa falta de contundencia suya, fue porque usted trató de encubrir al gobierno o porque no quería enfrentar al gobierno?
La razón real es que si me enfrentaba al Gobierno me iba a quedar desconectada de todo y no iba a poder hacer nada por los muchachos. Si hubiese roto con el Gobierno en ese momento, que no me hubiese importado hacerlo, no lo hice porque estaba haciendo un trabajo importante con los defensores regionales, y ahí fue muy importante la función de Nahomi Figueras la defensora de Caracas, donde lográbamos liberaciones porque yo era reconocida en el Gobierno; muchas liberaciones que se lograron fue por mi relación con Gladys Gutiérrez. Promoví que se aplicara la Ley de la Tortura de manera que se dejara documentado si el detenido llega golpeado. Confieso que pensé que eran decisiones aisladas, pero ahora sé que Maduro tomó la decisión de ser más duro y represivo que Chávez.
Loren Saleh asegura que usted se burló de él cuando él se encadenó en la Defensoría del Pueblo. ¿Qué sucedió ahí?
Yo primero tengo mis dudas de si Loren es opositor o es una ficha de Tareck El Aissami o de Maduro. Un tipo que está preso cuatro años llega a España a hablar contra la fiscal general que es la persona que más ha documentado denuncias contra Maduro, no sé si es opositor o funcionario del Gobierno. No sé cómo vive él en España. Loren se me encadena en la Defensoría y también Manuela Bolívar y otro chico. Me preocupo porque al frente está el edificio Viasa y ahí viven personas que cometen delitos. Loren me hace una lista de todos los temas que estaban en boga. Le digo todos los expedientes que estamos investigando. El caso que no teníamos documentado es el del agua en Carabobo, por lo cual comisiono a los defensores Juan Carlos Castro y Daniel Ramírez para que se vayan con Loren a Carabobo y pregunten lo de la contaminación del agua. Los defensores me cuentan impactados que en el camino, el muchacho les dice: ‘yo me metí en este tema de la política porque uno aquí coge mucho culi…’. Después de eso no supe más nada de él hasta que empezó a mencionarme, junto a Rodríguez Torres y Ortega Díaz, cuando él es un preso de Maduro. Imagino que negociaron y lo mandaron para infiltrarlo en los grupos de Oposición en España. Nunca me burlé de él. Para mí Loren es un loquito y puede ser fácilmente comprable, porque sus intereses en la política son muy personales.
¿Y en el caso de la juez Afiuni cuál fue el papel de la Defensoría?
Mira, en el caso de Afiuni ella nunca relató a la decena de los defensores que la visitaron que ella fue violada; eso lo dice en un libro que publicó después. Yo no tenía acceso a los juicios penales, hasta que no se prueba la Ley contra la Tortura, porque no era una funcionaria de super confianza del chavismo.
¿El caso Franklin Brito?
El defensor de Caracas estaba visitando a unos estudiantes en huelga de hambre en el PNUD y al regresar me dice que ahí está un hombre con los huesos forrados. Él había hecho varias huelgas, estaba pidiendo que le pagaran una liquidación del Ministerio de educación, y se le pagaron, pero aun así se cortó un dedo. Es lamentable el desenlace de Franklin Brito; después que la Oposición usó tanto ese caso, la familia quedó pidiendo audiencia al ministro del chavismo.
¿Ha pasado algo en su contra después que salió del país?
Mira, hay un personajito que se llama Juan Almeida y supuestamente es quien me recupera el Twitter cuando me lo hackean. Él no es ningún hacker, lo que tiene es dinero y compra programas, de manera que sabiendo tu correo, te lo interviene. Ese tipo baja así unas fotos de mi teléfono, donde estoy en la cama con mi esposo en pijama. Me empieza a amenazar y crea unas cuentas para publicarlas. Recibo una amenaza de muerte contra mis hijos. Intuyo que es ese personaje porque usa una carta que le envié a José Vicente Rangel hace tiempo para postularme a un cargo en el 2014.
Finalmente. ¿Qué percibió usted de Diosdado Cabello en el Gobierno?
Desde que Maduro llega al poder percibí un intento de acorralamiento contra Diosdado, que era un hombre muy discreto, con poca aparición en medios. Supongo que él se ve obligado a cambiar su proceder, a salir a la palestra a ser más radical. Sino hace eso, se lo cargan esa dupla Maduro-Cilia. Diosdado es un tipo trabajador, se levanta temprano, se reúne, oye a la gente, es decir, trabaja la política. Maduro en cambio se para tarda, llega tarde, le fastidia atender a la gente, así fue cuando estaba en la Asamblea Nacional, le fastidiaba atender a los diputados, te dejaba esperando ocho horas, la cancillería la destrozó. Aunque Diosdado diga que se lleva maravillosamente bien con Maduro, se vio en la necesidad de tener participación pública para enviar un mensaje al sector que lo apoya. Chávez cometió un error, si hubiera dejado a cualquiera y no a Maduro, otra situación sería. En las bases del chavismo, Diosdado es mejor visto que Maduro.
Si algo se apresura a reconocer es que un Defensor del Pueblo no puede ser alguien cómodo para el
poder. “Pero tampoco soy cómplice como Tareck William Saab”.
En esta entrevista exclusiva para Punto de Corte, Ramírez varias veces hizo mea culpa. “Me faltó contundencia, porque el Defensor del Pueblo es la voz de la gente. No debí contentarme con hacer bien el informe, instrumentar las acciones defensoriales. No, un Defensor del Pueblo tiene que ponerse del lado de la gente. De eso pudiera arrepentirme”.
Confiesa que al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le molesta mucho que los funcionario declaren, porque eso solo lo pueden hacer los caciques. “Eso lo aprendí a los trancazos, porque pensé que podía hacer declaraciones. Rapidito me pusieron en mi puesto. Cualquier funcionario te puede decir que te llamaban del telefonito rojo y te decían que no declararas”.
Considera que Nicolás Maduro traicionó el proyecto de Chávez y lo demostró con la Constituyente, “pero además convirtió a los cuerpos policiales en un órgano represor y maltratador de las protestas de calle y después muere gente en los calabozos como un hecho corriente”.
Narra que cuando Yendri Sánchez le llegó a unos pasos a Chávez, él dice: “cónchale, visiten a ese muchacho, vean si su mamá tiene casa, será que él quiere decirme algo y está desesperado”. Cuando un incidente similar ocurre con Yendri y Maduro, su respuesta fue: “a ése lo mandaron ellos, dale con todo”.
Destaca que desde el 2014 se empieza a aplicar la política de “desaparecer a la gente por un mes, con la excusa de que lo están interrogando”.
Reconoce que Chávez acumuló conflictos para avanzar en su proyecto revolucionario. “Dentro del chavismo se rodea de funcionarios como yo, que lo admirábamos muchísimo, y lo veíamos como un líder. Chávez no obstruyó mi trabajo, pero rodearse de gente que te ama, te admira y te adora no es hacer un gobierno, es hacer un club de amigos. Eso lo digo ahora a la distancia. Fue una cadena de errores que llevaron al chavismo de hoy a un gobierno arbitrario, desbocado y aferrado de manera enfermiza al poder”.
Asegura que cuando Chávez habló del Golpe de Timón está reconociendo que su modelo económico cambió, “pero ya estaba rodeado de tiburones que se estaban haciendo mil millonarios con el control de cambio, entre ellos algunos militares”.
Diez días después de que ella participa en un evento del Frente Amplio, detienen al Mayor General Miguel Rodríguez Torres. “Una persona me dice que están hablando de quienes estuvimos en el evento del Frente Amplio y es cuando decido abandonar el país”. Cuando esta en la sala de espera del aeropuerto de Margarita, después de haberle sellado el pasaporte un hombre la retiene “para chequearme”. Quizá nadie le contestó porque es un domingo a las tres de la tarde y cuando el hombre regresa ya había abordado el avión.
¿Cuál fue el punto de quiebre para que usted rompiera con el gobierno de Nicolás Maduro?
La Constitución. Yo llego al chavismo por la Constitución, pues en el 98 no voté por Hugo Chávez, pero cuando veo que tiene un proyecto me sumo al chavismo. En el 2017, con las bases de la Constituyente me doy cuenta que Maduro es el principal conspirador contra el proyecto chavista. Yo era asesora del departamento jurídico del Tribunal Supremo de Justicia y hago una carta pública, porque no tenía sentido hablar con nadie. La Constituyente ha significado la muerte no solo del proyecto chavista sino también de la República.
Pero Maduro es la viva representación del chavismo, incluso Chávez lo nombra su heredero político. ¿Qué cree usted que pasó?
Que Maduro no tuvo la capacidad de sostener sobre sus hombros el apoyo popular que Chávez le dejó. La muerte de Chávez casi se acelera porque él sale a buscar sus votos como siempre lo hizo. Maduro es un tipo flojo, que no se va a lanzar una campaña como las de Chávez pueblo por pueblo. A Maduro le endosan un reinado político, que no le costó nada. No tiene ni la capacidad ni la inteligencia de Chávez. Maduro no escucha. Trata de conseguir una foto de Maduro donde le esté mirando los ojos a una persona; no hay, porque él habla con una viejita, por ejemplo, y está mirando para arriba o para los lados. Lamentablemente Chávez escogió a la persona que consideró que le era más fiel a él, pensando que era la fidelidad al proyecto, al país o al pueblo.
¿Y qué reacción hubo a eso que usted hizo?
Creo que no fue muy fuerte porque yo siempre he vivido de mi trabajo. No hice negocios, No tejí nexos de poder en beneficio propio. Cuando estuve en el ala chavista me dediqué a honrar las premisas que promulgó Chávez: servir al pueblo. Como diputada le dejé siete leyes a mi país, entre ellas la Ley de la Mujer, la Ley de protección de la mujer, Ley de protección de niños en salas de internet, Ley de lactancia materna, todas reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Eso hice como diputada.
¿Y cómo Defensora del Pueblo?
Tuve mis errores, y lo tengo que decir con mucha responsabilidad. Un Defensor del Pueblo no puede ser un ser cómodo al poder, pero tampoco fui cómplice como lo es Tareck William Saab (Fiscal General de la República nombrado por la Asamblea Constituyente), que es un cómplice de la dictadura, del poder, en el peor tiempo en cuanto a violación de derechos humanos de nuestra historia republicana.
¿Cómo cuáles errores cometió usted?
No fui lo suficientemente fuerte, sobre todo en el año que me tocó con Maduro. Durante el mandato de Chávez tuve la posibilidad de denunciar a través de informes muy estrictos, que causaron internamente muchas críticas y que se me considerara traidora. Debí ser mucho más contundente, pero hice mi trabajo, le serví al pueblo, hicimos una Escuela de Derechos Humanos donde formamos 60 mil personas. Y lo hicimos con el presupuesto más ridículo que tiene cualquier poder público en Venezuela.
Si, cuando Chávez hubo menos denuncias de violación de derechos humanos, pero no hubo contundencia por ejemplo ante la extralimitación en el uso de la fuerza contra jóvenes manifestantes. ¿Eso no lo discutían ustedes aunque fuera en privado?
Sí. Le pedí una reunión al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López y lo alerté de que había ocurrido un giro radical con respecto al tratamiento de los derechos humanos en el chavismo. Le entregué un informe en sus manos. El ministro Padrino convocó a una reunión a los jefes de la Policía Nacional, de la Guardia Nacional y del Ejército y se acordó en establecer un protocolo de actuación de los funcionarios, porque le dije al ministro que los mayores abusos se cometieron en el 2014 por la Guardia Nacional. Ese informe llamado “Un golpe a la paz” se publicó completo en nuestra página y Tareck William Saab lo desaparece, como hizo con toda la memoria de la Defensoría. Él es como esas máquinas picadoras de papel, borra la memoria, tal y como lo hizo también en la Fiscalía General.
¿Qué reacción hubo al informe?
Bueno, yo alerté al ministro de la Defensa que la Guardia Nacional no está preparada para atender situaciones de extrema violencia, según las denuncias que nos llegaban: los golpes con cascos, las patadas, todo eso que se veía en la televisión. Nosotros que tomamos el testimonio de todas las personas a nivel nacional vimos que era un patrón que no habíamos visto en los seis años anteriores. En mi último año de gestión que fue con Nicolás Maduro interpreto que hubo un cambio de directriz desde la cabeza, porque la situación cambió de forma abrupta. Yo estaba desconcertada, porque sentí que nos querían llevar a una guerra civil; mis defensores me reportaban que los abusos eran muy grandes. Yo entregué todo eso en un informe que presenté ante las Naciones Unidas.
¿Y qué resultó de la conversación y la reunión con el ministro de la Defensa?
Lamentablemente el trabajo que iniciamos, no lo pude terminar, porque la resolución que sale de esas mesas de trabajo es nada menos que la resolución 8610. Posteriormente hablo con Padrino y él me dice: ‘Gabriela que lío se armó ahí. Tu no revisaste eso?’ Le respondo que no, pero que ahí quedó su equipo. La resolución no estaría mal de no haber dicho “manifestaciones pacíficas” y al final habla del uso de armas letales. Yo creo que alguien metió la mano ahí.
¿Usted cree que cumplió con su trabajo?
Absolutamente, Sebastiana. Me faltó contundencia por razones políticas y ese error debo asumirlo, porque los funcionarios de Chávez que nacimos al calor de ese proyecto político se garantiza que estuviésemos muy comprometidos con el proyecto para que no fuéramos una nota discordante. Hice mi trabajo, cumplí con mi deber pero debí ser más contundente.
¿Usted recibió alguna directriz del partido o Miraflores que le recomendara no hacer público o no actuar ante denuncias de violación de derechos humanos?
Jamás. Aunque debo decir que una vez recibí una llamada. Mira, los casos de tortura más documentados que tuve fueron los de los muchachos involucrados en la causa de Leopoldo López, que fueron torturados y eso mancilla la causa, por lo cual los defensores empezaron a impugnar los juicios y los muchachos van saliendo en libertad, como Marco Coello y los otros jóvenes. Dos de ellos no tenían nada que ver con las protestas; el Sebin llegó, en el caso de uno de esos chicos, a tratar de recuperar las cintas de seguridad porque queda claro que lo involucran siendo inocente. Cuando quedaba uno solo, un muchacho venezolano alemán, recibí una llamada, la única de ese tipo en mi gestión, y me dicen que estoy tumbando la causa de Leopoldo que era importante porque se trataba de “La Salida”,. Les respondo que esos muchachos fueron torturados. Creo que eso también fue parte del rompimiento con el Gobierno.
Ha pasado el tiempo. ¿Hoy usted se arrepiente de haber sido Defensora del Pueblo?
No, No me arrepiento, porque fue un tiempo de hacer muchas cosas por mi país, La gente que se acercó a la Defensoría, incluso opositores, saben que le cumplimos al país, aun con muy pocos recursos, pero con gran capital humano. Veo con tristeza que algunas personas a quienes les pagué, a través de la defensoría, una educación muy buena, ahora son serviles al régimen de Nicolás Maduro. Lamento que se haya tergiversado declaraciones mías como con el famoso concepto de la tortura.
¿Qué pasó ahí?
Yo estaba hablando del concepto en vez de ir al punto y condenar las torturas que sé que habían ocurrido, no en gran escala, pero sí con determinadas personas como los muchachos del caso Leopoldo López. Eso debió ser denunciado así al otro día me cortaran la cabeza. Al final la historia es inexorable, Maduro degradó hasta lo que es hoy, un violador de derechos humanos confeso: esos funcionarios del FAES (Fuerzas de Acciones Especiales) que han sido partícipes de ejecuciones colectivas, esos comandos y escuadrones de la muerte que se han esparcido por el país. Si hubiese tenido la conciencia o hubiese sido visionaria, aun a costa de mi cargo, he debido denunciarlo con mucha contundencia, pero jamás pensé, ni en mis peores pesadillas que el Gobierno llegaría a degradarse como lo ha hecho hasta ahora.
El 2014 fue el año en que más se acentuaron los procesos de violación de derechos humanos. ¿Hubo un acuerdo entre la fiscal Luisa Ortega, el ministro Rodríguez Torres y usted en la Defensoría para que eso no se denunciara?
Fui testigo de una discusión entre la Fiscal Ortega Díaz y el entonces vicepresidente Jorge Arreaza, donde ella le reclama que ha aclarado unos asesinatos importantes en el país, por parte de los cuerpos de seguridad, y que se niegan a entregarles a los detenidos. Él, en una actitud de no querer involucrarse, porque era un personaje del PSUV con mucho peso. Todos dábamos una lucha porque no estábamos acostumbrados a lo que estaba sucediendo en el primer Gobierno de Maduro. Un año después ella me manifiesta preocupación por las evidencias en las OLP por los supuestos enfrentamientos.
¿Y esa falta de contundencia suya, fue porque usted trató de encubrir al gobierno o porque no quería enfrentar al gobierno?
La razón real es que si me enfrentaba al Gobierno me iba a quedar desconectada de todo y no iba a poder hacer nada por los muchachos. Si hubiese roto con el Gobierno en ese momento, que no me hubiese importado hacerlo, no lo hice porque estaba haciendo un trabajo importante con los defensores regionales, y ahí fue muy importante la función de Nahomi Figueras la defensora de Caracas, donde lográbamos liberaciones porque yo era reconocida en el Gobierno; muchas liberaciones que se lograron fue por mi relación con Gladys Gutiérrez. Promoví que se aplicara la Ley de la Tortura de manera que se dejara documentado si el detenido llega golpeado. Confieso que pensé que eran decisiones aisladas, pero ahora sé que Maduro tomó la decisión de ser más duro y represivo que Chávez.
Loren Saleh asegura que usted se burló de él cuando él se encadenó en la Defensoría del Pueblo. ¿Qué sucedió ahí?
Yo primero tengo mis dudas de si Loren es opositor o es una ficha de Tareck El Aissami o de Maduro. Un tipo que está preso cuatro años llega a España a hablar contra la fiscal general que es la persona que más ha documentado denuncias contra Maduro, no sé si es opositor o funcionario del Gobierno. No sé cómo vive él en España. Loren se me encadena en la Defensoría y también Manuela Bolívar y otro chico. Me preocupo porque al frente está el edificio Viasa y ahí viven personas que cometen delitos. Loren me hace una lista de todos los temas que estaban en boga. Le digo todos los expedientes que estamos investigando. El caso que no teníamos documentado es el del agua en Carabobo, por lo cual comisiono a los defensores Juan Carlos Castro y Daniel Ramírez para que se vayan con Loren a Carabobo y pregunten lo de la contaminación del agua. Los defensores me cuentan impactados que en el camino, el muchacho les dice: ‘yo me metí en este tema de la política porque uno aquí coge mucho culi…’. Después de eso no supe más nada de él hasta que empezó a mencionarme, junto a Rodríguez Torres y Ortega Díaz, cuando él es un preso de Maduro. Imagino que negociaron y lo mandaron para infiltrarlo en los grupos de Oposición en España. Nunca me burlé de él. Para mí Loren es un loquito y puede ser fácilmente comprable, porque sus intereses en la política son muy personales.
¿Y en el caso de la juez Afiuni cuál fue el papel de la Defensoría?
Mira, en el caso de Afiuni ella nunca relató a la decena de los defensores que la visitaron que ella fue violada; eso lo dice en un libro que publicó después. Yo no tenía acceso a los juicios penales, hasta que no se prueba la Ley contra la Tortura, porque no era una funcionaria de super confianza del chavismo.
¿El caso Franklin Brito?
El defensor de Caracas estaba visitando a unos estudiantes en huelga de hambre en el PNUD y al regresar me dice que ahí está un hombre con los huesos forrados. Él había hecho varias huelgas, estaba pidiendo que le pagaran una liquidación del Ministerio de educación, y se le pagaron, pero aun así se cortó un dedo. Es lamentable el desenlace de Franklin Brito; después que la Oposición usó tanto ese caso, la familia quedó pidiendo audiencia al ministro del chavismo.
¿Ha pasado algo en su contra después que salió del país?
Mira, hay un personajito que se llama Juan Almeida y supuestamente es quien me recupera el Twitter cuando me lo hackean. Él no es ningún hacker, lo que tiene es dinero y compra programas, de manera que sabiendo tu correo, te lo interviene. Ese tipo baja así unas fotos de mi teléfono, donde estoy en la cama con mi esposo en pijama. Me empieza a amenazar y crea unas cuentas para publicarlas. Recibo una amenaza de muerte contra mis hijos. Intuyo que es ese personaje porque usa una carta que le envié a José Vicente Rangel hace tiempo para postularme a un cargo en el 2014.
Finalmente. ¿Qué percibió usted de Diosdado Cabello en el Gobierno?
Desde que Maduro llega al poder percibí un intento de acorralamiento contra Diosdado, que era un hombre muy discreto, con poca aparición en medios. Supongo que él se ve obligado a cambiar su proceder, a salir a la palestra a ser más radical. Sino hace eso, se lo cargan esa dupla Maduro-Cilia. Diosdado es un tipo trabajador, se levanta temprano, se reúne, oye a la gente, es decir, trabaja la política. Maduro en cambio se para tarda, llega tarde, le fastidia atender a la gente, así fue cuando estaba en la Asamblea Nacional, le fastidiaba atender a los diputados, te dejaba esperando ocho horas, la cancillería la destrozó. Aunque Diosdado diga que se lleva maravillosamente bien con Maduro, se vio en la necesidad de tener participación pública para enviar un mensaje al sector que lo apoya. Chávez cometió un error, si hubiera dejado a cualquiera y no a Maduro, otra situación sería. En las bases del chavismo, Diosdado es mejor visto que Maduro.
Fuente: http://puntodecorte.com/gabriela-ramirez/
POR FAVOR LEAN COMPARTAN DIFUNDAN, COMENTA, OPINA.
PARA DENUNCIAS, INFORMACIÓN, ANÁLISIS Y ARTÍCULOS,
POR EL EMAIL: sigatoka.negra@yandex.com
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