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sábado, octubre 26, 2019

La prueba que confirmó el papel de Maikel Moreno en la megaconspiración del 30 de abril.

Por Juan Carlos Zapata (KonZ).-

Ahora se entiende. Maikel Moreno ya estaba sentenciado. Pasó de la desmedida ambición del 30 de abril a estar bajo sospecha. Quienes lo protegían comenzaron a guardar distancia, y a no recibirlo. Así al presidente del Tribunal Supremo de Justicia se le dio una puerta de escape.

Todas las fuentes dicen que se va. Destino Ankara, Turquía, donde lo aguarda un exilio diplomático. El mayor acomodo que le pudieron encontrar a la figura del chavismo protagonista de la megaconspiración del 30 de abril, montada para sacar a Nicolás Maduro del poder, y la que llevaba el
sello de Maikel Moreno en cuanto fue quien colocó sobre la mesa de los demás actores, el procedimiento judicial que pondría punto final a la presidencia de aquel.

Cilia Flores, protectora directa, no lo recibía, ni siquiera le atendía las llamadas.

Para Maduro era sólo una pieza en el juego del poder.

Maduro dejó pasar el 30 de abril porque no le convenía la salida inmediata del magistrado. Había que buscar el momento. Hacerlo de inmediato significaba reconocer que era cierta su participación en la componenda y hecho esto era reconocer que también lo estaban todos los demás factores (incluyendo al general Vladimir Padrino López) mencionados en los papeles, en las grabaciones, en las cartas, del general Manuel Cristopher Figuera, el exjefe del Sebin, el que se fue, el otro protagonista.

Maduro siguió usándolo y Maikel Moreno, al descubierto, tuvo que responderle, arremetiendo contra los diputados de la Asamblea Nacional. Pero Maduro, por más que dijera en las primeras intervenciones tras los sucesos, que contaba con la lealtad del magistrado, la verdad es que fue armando el rompecabezas. Entonces, el magistrado analizó y calibró los elementos. En el Palacio de Miraflores lo rechazaban. El poder cubano tampoco lo admitía.

Las pruebas fueron apareciendo. Y entre otras, la carta que el general Cristopher Figuera le envió a Diosdado Cabello, presidente de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. La ANC es todo un poder para el chavismo aunque no lo sea para el resto de los mortales. En la carta hay detalles sobre el papel de Maikel Moreno y Padrino López. De las reuniones en casa del general, ministro de la Defensa, líder de la Fuerza Armada. De las reuniones en el Palacio de Miraflores junto al jefe de Casa Militar y de Contrainteligencia Militar, el general Iván Hernández Dala -quien ya no pertenece al anillo del poder-. Hay detalles como que Cabello no había sido tomado en cuenta.

En la carta, casi como una prueba definitiva, luce este párrafo: “Y a estas alturas no sé cuán informado estaba usted de las negociaciones de Noruega, porque en las que estaba trabajando Maikel Moreno, usted no figuraba por ningún lado; también obviaron que todos somos necesarios para el rescate y reconstrucción de nuestro país. Quienes estaban detrás de ese tema, a todas luces solo se preocupaban por sus propios y mezquinos intereses económicos. Yo fui el último en enterarme; la preocupación de ellos, era que yo pudiera aprehenderlos; la de Maikel, invalidar la ANC; la de mi GJ Padrino, hacer un pronunciamiento y la de Hernández Dala, garantizar la protección y salida de Maduro del país. Sería interesante que usted los encarara a todos ellos delante de Maduro, para que le manifiesten sus excusas y ver si tienen el valor de desmentirme”.

Aquí resalta el detalle de la invalidación de la ANC y no sólo que Cabello no estaba en la operación sino que queda la duda de cuál iba a ser su destino. Al no involucrarlo, a Cabello le hicieron un favor frente a Maduro, ya que pudo consolidar posiciones de poder. De modo que fracasada la operación porque Maikel Moreno quería todo el poder para sí, y armado el rompecabezas, Cabello tenía que actuar. Fue Cabello quien le envió al magistrado el mensaje de preaviso. Estaba dicho. Se iba. Y se va.

Esta salida tendrá consecuencias. En el cuerpo interno del TSJ. Pues hay que recomponer estructuras y lealtades. Más cuando en la Asamblea Nacional comienza a prepararse otro escenario con el regreso de los diputados chavistas a la Cámara. Consecuencias hacia los otros operadores que quedan al descubierto, pues confirmada la participación de Maikel Moreno, por ende la participación de aliados como el boliburgués Raúl Gorrín, casualmente otro protegido de Cilia Flores. Queda firme la versión del papel de los testaferros, otros boliburgueses, interesados de primera mano en la salida de Maduro.

La salida del magistrado despeja las dudas, si las había aún, del entramado de la conspiración. Cristopher Figuera le cuenta a Cabello en la carta que la papelería que se usaba en los documentos llevaba el membrete del TSJ. Y que una última reunión, el 26 de abril, se celebró en casa de Padrino López en Fuerte Tiuna. Allí estaban ambos generales y el gran componedor, Maikel Moreno.

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