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domingo, diciembre 22, 2019

Fe ciega y fe iluminada. Matemática, fe y liberación

Acaz era un rey del pueblo judío que estaba en una situación muy precaria, como la Venezuela de hoy. Los enemigos los rodeaban, como ahora el desgobierno y la oposición corrupta en el teatro de títeres que se ve en la Asamblea Nacional. Estaban pasando hambre, y no tenían esperanza.
Habían hasta perdido la confianza en Dios.

En estas circunstancias, Dios les quiso dar una señal, incluso a juro, profética, que requería mucha fe (eso de que Dios nacería de una mujer no era nada fácil de creer, claro), pues las apariencias decían que estaban a su suerte, y ya no tenían esperanza.

El alumbramiento de Jesús era la señal en la historia del pueblo judío: Dios viene a nosotros, encarnado en el Mesías, uno como nosotros. Pero producto de la unión de la carne y el espíritu. Dios y hombre en uno solo. Tan fuerte es la noticia, que se nos dice que somos hermanos de este Mesías. Somos Hijos de Dios también, por el bautismo en el agua (el cuerpo) y el fuego (el espíritu). Que requieren fe. Nada más. (Y nada menos!).

A través de la historia del pensamiento, se ha debatido mucho el tema de la fe en Dios. Hay básicamente dos “teorías”: que Dios existe, y que no. Los bandos no están en consenso, claro. Pero hay una cosa que ha sido establecida: creer en Dios, o no creer, es cosa de fe. No de razonamiento.

La cosa es fuerte. Pues así como no se puede demostrar que Dios existe, tampoco se puede demostrar, usando la razón, que no existe.

De hecho, hay dos teoremas matemáticos que te demuestran, a grandes rasgos, que la razón, por muy coherente que sea, no ese suficiente en sí misma: es incompleta. O, alternativamente, es inconsistente. Son los dos famosos teoremas de la incompletitud, de Gödel.

De alguna manera, esto establece una ventaja en favor de la fe en Dios. Aunque no lo llamemos así. Es como “saber” que hay una realidad última, más allá de la razón, pues la razón no es suficiente para describirla. Es  cuestión de “verlo”. No de “entenderlo”.

A eso es a lo que me quiero referir hoy: demos el salto hacia la fe. Pues el razonamiento no es suficiente para nuestra vida. Debemos vivir la vida real (que existe!), no la racional (que es incompleta, inconsistente, insatisfactoria para la existencia completa -sin comillas-).

Aprovechemos estos días de asueto para dar el salto. Para dejar las cosas que ya no nos llenan, no nos completan, pues ya las sabemos: “el desgobierno es malo”; “hay mucha corrupción en la oposición”, etc. Temas como la avioneta siniestrada no deben ocupar nuestra mente. Miles de palabras sobre “era verdad que eran corruptos” no van a agregar nada a nuestra existencia. Tampoco “Guaidó no cumplió” y sus derivados.

Dejemos eso de lado, y demos el salto hacia Dios. Hacia esa realidad algo elusiva para quienes estamos acostumbrados a la razón. Al “mundo”, del cual Jesús no es el Rey, como le dijo a Pilatos. Él es el Rey del otro mundo, el del “cielo”, que sí que es la realidad última. Del de la realidad más allá de la razón. Bonito “saber”, según la “buena noticia” (evangelio) que nosotros también somos reyes en esa realidad subyacente, y a la vez inmanente. Príncipes y princesas, más estrictamente hablando, pues somos Hijos del Rey Supremo. Hermanos de Jesús.

Es la manera en que los cristianos entendemos la cosa. Pero los judíos, musulmanes, taoístas, budistas, tienen una concepción muy similar al fin al cabo, en este nivel fundamental de las cosas, pues se trata de la “realidad” que está más allá de la razón. Con la cual hay alguna conexión en nuestras “almas”, o “espíritus”.

Esa es la realidad que, cuando entramos con mucha fuerza en ella, se logran fenómenos místicos que muchos “santos” de todas las religiones han narrado a través de los siglos.  De las cosas que narran están la felicidad plena. La paz plena. El encuentro con nosotros mismos, con inmensa satisfacción. La recuperación del Ser propio. Dejar de lado las apariencias, las falsas ilusiones, los “ídolos”, las ataduras, etc. Dejar de estar alienados, enajenados (locos!). Y volvernos “propios”, sanos, cuerdos. Disfrutar las cosas sencillas. Vivir el momento presente. Ver la inmensa belleza de las flores. Los pájaros. Etc. Dejar el “ego” (el ser que vive en lo racional y separado) y convertirse en el “Ser” (el ser que vive en la realidad última y está unido a todos los otros Seres, o entidades, unida a la entidad última: Dios).

La invitación que hago hoy es a que leamos las lecturas bíblicas de hoy con ese espíritu trascendente que tenemos: porque tenemos esa habilidad, según la experiencia de los “santos”: tenemos “ojos” para ver ahí, que es básicamente la capacidad de fe. Sabiendo que cualquier otra religión te conduce a lo mismo con otras historias, al fin y al cabo similares en lo más profundo.

Las lecturas de hoy son similares a las del viernes, que comenté aquí, y reivindico para lo dicho, por la transcendencia política de nuestro momento:

https://twitter.com/Sabiens/status/1207875845454487554?s=20

Hoy se agrega la del Apóstol Pablo, quien nos dice que las buenas nuevas se extienden no solo al pueblo escogido (Venezuela en este caso), sino a todo el mundo. Y debemos anunciarlo así: se va a vencer la muerte. Se va a vencer la escasez, con abundancia. Podemos hacerlo. Podemos hacer milagros. Y lo vamos a hacer. Sepamos eso, y convenzámonos de eso, pues la fe mueve montañas (la teoría de profecías auto-cumplidas es cierta!).

A ver qué les parece:

*Isaías (7,10-14)*

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»


*Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6*

Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

*Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7)*

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.


*Mateo (1,18-24)*

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.


🇻🇪Cordialmente y pendientes, que lo bueno ya llegó🌱

Felipe Pérez Martí
(Estas son mis opiniones personales; no las del Movimiento Libertadores, ni del Pacto Republicano, donde hay libertad religiosa e ideológica).

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