El juicio de Ali Sadr Hasheminejad, propietario del extinto Banco Pilatus, concluyó con un veredicto unánime que lo declaró culpable de evadir las sanciones económicas de EE. UU. enviando ilícitamente más de $115 millones a través del sistema financiero norteamericano. También es culpable de fraude bancario y de conspirar para lavar dinero.
Por Maibort Petit
@maibortpetit
A lo largo del juicio que duró 11 días, Ali Sadr Hasheminajed se mostró sonriente, seguro de sí mismo y confiado de que había convencido al jurado de su historia, que incluyó algunas lágrimas y aseveraciones que lo presentaban como un gran admirador y seguidor del expresidente Barack Obama, un enemigo del régimen de los Ayatolas islámicos, un torturado 'física y mentalmente' por el gobierno del Mohammad Khatami y perseguido
por el exmandatario Mahmoud Ahmadinejad. Pero todos esos cuentos no fueron creídos por el panel de jurados que se centró —únicamente— en las evidencias presentadas por la fiscalía y no en las incoherentes confesiones de Sadr y los rimbombantes argumentos de sus abogados: Reid Weingarten, Brian Hebeling y Bruce Bishop de Steptoe.
Sadr siempre estuvo impecable. Bien vestido, afeitado y peinado. Se mostraba risueño y muy cariñoso con sus abogados a quienes abrazaba constantemente. Estuvo acompañado por cinco mujeres a lo largo de las dos semanas del juicio que celebran con sonrisas y miradas cómplices cada logro que obtenían sus acuciosos y muy diligentes defensores. Su esposa se le veía altanera. Miraba con menosprecio a la prensa. Sus hermanas Pegah y Negarin estaban siempre atentas, dando soporte emocional al hermano que estaba bajo escrutinio federal. Su madre también estaba allí, algunas veces lloraba y otras sonreía. Sadr siempre las abrazaba.
El acusado se mostraba dulce y amable frente al jurado. Pero su conducta cambiaba radicalmente con los fiscales a quienes miraba con desprecio y arrogancia. Cuando el fiscal Especial, Garrett Lynch le hizo el contra-interrogatorio, Sadr le respondió todas las preguntas con displicencia. Sadr es un hombre inteligente. Por un momento pensó que su estrategia había triunfado. Pero se equivocó. Las palabras de la jueza Nathan, cuando decía "culpable, culpable, culpable" le amargaron el rostro y le transformaron por completo su mirada. Su prepotencia desapareció. Quedó impávido, pálido. Sus afanosos abogados también cambiaron su expresión y de pronto se les vió aturdidos. La familia estaba compungida y triste. Los defensores alcanzaron a decir a la jueza Nathan que no querían que lo 'encarcelara' en el acto (como de hecho correspondía), le rogaron que le diera la oportunidad de pasar con su esposa e hijos los próximos cinco meses, 'en libertad', y que le mantuviera las condiciones otorgadas por el tribunal ( tras el pago la millonaria fianza de $38 millones) que le permitieron moverse desde Washington DC a Nueva York con mucha comodidad. Los fiscales Michael Krouse y Garrett Lynch objetaron la petición (sin éxito). Krouse recordó que Sadr es millonario, que es ciudadano de Irán, que es un país con el que los Estados Unidos no tienen tratado de extradición y que el gobierno advertía que había un alto riesgo de fuga. La jueza no escuchó a la fiscalía sino que inmediatamente aprobó la petición de Sadr y lo dejó ir con su mujer, no sin antes advertirle que si rompía las condiciones tendría que pagar las graves consecuencias, que incluyen nuevas acusaciones del gobierno estadounidense. El gesto de desagrado de Krouse y Lynch fue evidente. Protestaron nuevamente, pero fueron silenciados por la jueza que ofrecía un trato extremadamente cordial al acusado, ahora convicto.
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Una de las cosas que nos llamó la atención —por la rareza del hecho— fue cuando la jueza estaba leyendo el veredicto entregado por el presidente del jurado. De pronto paró. Justo cuando leyó el cargo número tres. Hizo una expresión difícil de calificar. Llamó a la defensa y a los fiscales a un lado del podium. No se pudo escuchar lo que decían pero era obvio que no fue del agrado de los fiscales federales. Seguidamente continuó leyendo de manera casi automática. Nathan le preguntó a cada miembro del jurado que verificara su voto en el veredicto. Luego salió de la sala para confirmar el voto de las dos personas ausentes a través de una videollamada. Regresó, agradeció a los miembros del panel y los despidió. No es usual que los jurados deliberen o verifiquen los votos por videoconferencia. No. Esta vez hubo una excepción porque en la ciudad de Nueva York hay una emergencia sanitaria. La jueza informó que uno de los jurados debió salir antes de la corte y el otro porque está enfermo y se vio obligado a deliberar remotamente. Al final del proceso, ni los abogados de la defensa, ni Ali Sadr, ni sus familiares quisieron emitir una comentario a la prensa. Sólo advirtieron que apelarán el resultado del veredicto en los próximos días.
El fiscal de pronuncia
Por su parte, el el Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, Geoffrey S. Berman, anunció que Ali Sadr Hasheminejad fue condenado hoy después de un juicio con jurado de dos semanas.
Berman dijo que el jurado comprendió como Sadr H. organizó un plan de varios años para canalizar más de $ 115 millones en pagos relacionados con un proyecto de construcción en Venezuela, a través del sistema financiero de los EE. UU., para beneficio de la empresa familiar iraní de Sadr, en violación de las sanciones de los EE. UU. contra Irán.
El fiscal sostuvo que "el Gobierno estableció en el juicio que estos pagos beneficiaron a las personas y entidades iraníes, incluida la Compañía de Vivienda Internacional de Irán y su propietario iraní, Mohammad Sadr Hasheminejad (padre de Sadr)".
Berman dijo: “El jurado descubrió que Ali Sadr Hasheminejad creó una red de compañías y cuentas bancarias para enmascarar los negocios iraníes en Venezuela y evadir las sanciones de Estados Unidos. Durante años, Sadr utilizó compañías de fachada en Suiza, Turquía y San Cristóbal y Nieves para ocultar el hecho de que $ 115 millones en pagos que eran realmente para su negocio familiar y parientes en Irán. La condena de Sadr muestra que las sanciones económicas de Estados Unidos contra Irán son reales, y los infractores serán expuestos y procesados".
Según la acusación, la evidencia presentada durante el juicio, los documentos judiciales y las declaraciones en audiencia pública el gobierno logró demostrar lo siguiente:
A partir de 1979, el presidente de EE.UU., de conformidad con la Ley Internacional de Poderes Económicos de Emergencia ("IEEPA"), encontró repetidamente que las acciones y políticas del gobierno de Irán constituyen una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior y la economía de los Estados Unidos y declaró una emergencia nacional para hacer frente a esa amenaza. De acuerdo con estas declaraciones presidenciales, Estados Unidos ha instituido una serie de sanciones económicas contra Irán y entidades iraníes. Este régimen de sanciones prohíbe, entre otras cosas, las transacciones financieras que involucren a los Estados Unidos o personas de los Estados Unidos destinadas al Gobierno de Irán o entidades y personas iraníes.
En agosto de 2004, los gobiernos de Irán y Venezuela (Hugo Chávez Frías) celebraron un acuerdo, mediante el cual acordaron cooperar en ciertas áreas de interés común. Al año siguiente, ambos gobiernos complementaron el Acuerdo mediante la celebración de un Memorando de Entendimiento sobre un proyecto de infraestructura en Venezuela, que consistiría en la construcción de unidades de vivienda en Venezuela.
El Proyecto fue liderado por Stratus Group, un conglomerado iraní controlado por Sadr y su familia con operaciones comerciales internacionales en las industrias de la construcción, la banca y el petróleo.
En diciembre de 2006, Stratus Group incorporó una compañía en Teherán, que entonces se conocía como la Compañía de Vivienda Internacional de Irán (IIHC). IIHC fue responsable de la construcción del Proyecto en Venezuela.
Posteriormente, IIHC celebró un contrato con una subsidiaria de la compañía energética estatal de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), que solicitó a IIHC que construyera 7,000 unidades de vivienda en el estado Zulia a cambio de aproximadamente $475 millones. Stratus Group creó el Comité del Proyecto Venezuela en Teherán para supervisar la ejecución de dicho Proyecto. Ali Sadr fue miembro fundador del Comité y fue responsable de administrar las finanzas del Proyecto.
En relación con su papel en el Proyecto, Sadr tomó medidas para evadir las sanciones económicas de Estados Unidos y defraudar a los bancos estadounidenses al ocultar el papel de las partes iraníes en los pagos en dólares estadounidenses enviados a través del sistema bancario estadounidense. Por ejemplo, en 2010, Sadr y un co-conspirador, usaron los pasaportes de San Cristóbal y Nieves y una dirección de los Emiratos Árabes Unidos para incorporar dos compañías de fachada fuera de Irán para recibir pagos en dólares estadounidenses relacionados con el Proyecto en nombre del IIHC.
La primera entidad, Clarity Trade and Finance, se incorporó en Suiza, y la segunda, Stratus International Contracting, J.S., alias "Stratus Turkey", se registró en Turquía. Ambas empresas de fachada eran propiedad y estaban controladas por Ali Sadr y por los miembros de su familia en Irán, incluido su padre Mohammad Sadr.
Posteriormente, Sadr y otros llevaron a cabo una serie de transacciones financieras internacionales utilizando a Clarity y a Stratus Turkey en beneficio de las partes iraníes de una manera que ocultaba el nexo iraní a los pagos, en violación de las sanciones económicas de los EE. UU. Específicamente, entre abril de 2011 y noviembre de 2013, PDVSA, bajo la dirección de Sadr y otros conspiradores, realizó aproximadamente 15 pagos a IIHC a través de Stratus Turkey o Clarity, totalizando aproximadamente $ 115 millones.
Durante ese tiempo, Sadr tomó varias medidas para ocultar a los beneficiarios iraníes de estos fondos, incluyendo: (1) cambiar el nombre de la Compañía de Vivienda Internacional de Irán a solo las iniciales, IIHC; (2) ordenar a los empleados que eliminen sitios web y artículos de Internet donde aparecía el nombre de Irán o Iranian; (3) mentir sobre los propietarios de las empresas de fachada cuando los bancos lo solicitan; y (4) alterar los comprobantes de pago y los contratos anteriores para engañar a los bancos sobre la fuente de los fondos. Sadr y otros conspiradores, también ordenaron específicamente que los pagos se enrutaran a través de bancos en los Estados Unidos a las cuentas bancarias de Stratus Turquía o Clarity en una institución financiera en Suiza (Hyposwiss Private Bank AG).
La mayoría de los fondos se transfirieron luego a otra entidad offshore ubicada en San Cristóbal y Nieves, que había sido incorporada por Ali Sadr y Mohammad Sadr en 2009.
Mohammad Sadr Hasheminejad padre del banquero convicto por crímenes financieros y
violación de las sanciones de Estados Unidos contra Irán.
Entre 2011 y 2013, las compañías principales de Sadr enviaron más de $ 8.6 millones directamente a los Estados Unidos. Algunos de esos fondos se utilizaron para comprar bienes inmuebles en California en beneficio de la familia Sadr.
El convicto
Ali Sadr, de 40 años, nació en Irán. Fue condenado en el juicio por un cargo de conspiración para defraudar a los Estados Unidos, un cargo de conspiración para violar la IEEPA, un cargo de fraude bancario, un cargo de conspiración para cometer fraude bancario y un cargo de lavado de dinero. Sadr fue declarado no culpable de un cargo de conspiración para cometer lavado de dinero.
A continuación se muestra un cuadro que contiene los cargos y las sanciones máximas. La sentencia de Sadr será determinada por la jueza Alison Nathan.
El fiscal Berman elogió los esfuerzos de investigación pendientes de la Oficina Federal de Investigación y agradeció a la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Nueva York por sus contribuciones y asistencia con esta investigación y juicio.
El procesamiento de este caso está a cargo de la Unidad de Terrorismo y Narcóticos Internacionales. Los fiscales federales adjuntos Michael K. Krouse, Jane Kim, Stephanie Lake y el fiscal especial adjunto estadounidense Garrett Lynch, de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Nueva York, están a cargo de la acusación.
Maibort Petit
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