Venimos insistiendo que en la era actual, el conocimiento es considerado como el recurso más importante para generar la competitividad organizacional. Y no se trata con ello de que nuestra universidad compita con otras, pero todos sentimos cierta frustración al observar que la nuestra, no aparece bien posicionada en los ranquin internacionales. A sabiendas, de que no hemos sabido aprovechar sus múltiples fortalezas y potencialidades.
Para asegurar un desarrollo sostenible y que las organizaciones sean capaces de adaptarse al medio ambiente cambiante, es importante que dentro de ellas se genere una cultura interna de aprendizaje. De esta manera, se desarrollarán internamente competencias necesarias para responder ante los cambios.
Las culturas caracterizadas por hacer del aprendizaje organizacional una práctica continua, son aquellas que reconocen y valoran la capacidad y el talento de sus miembros, por considerarlos el recurso más importante de la misma y, a la par de ello, como los portadores del know how y del conocimiento que determinará la originalidad que la diferenciará de otras de su mismo ámbito
El conocimiento, las actitudes y los valores forman parte del núcleo organizacional. Por esta razón las organizaciones inteligentes son aquellas que aprenden a gestionar, desarrollar y aprovechar las ventajas que proporciona el conocimiento interno, al hacer de este, un atributo inclusivo y colectivo.
Sin embargo, este propósito de generar culturas que aprendan no es un reto sencillo. Existen diversas barreras dentro de las organizaciones que pueden impedir que las mismas aprendan. Entre ellas se incluyen: falta de autonomía, alta velocidad del cambio, falta de retroalimentación o retroalimentación pobre, ausencia de experimentos, ausencia de diálogo, ausencia de prácticas, procesos y sistemas que favorezcan la apertura de ideas.
Las culturas caracterizadas por hacer del aprendizaje organizacional una práctica continua, son aquellas que reconocen y valoran la capacidad y el talento de sus miembros, por considerarlos el recurso más importante de la misma y, a la par de ello, como los portadores del know how y del conocimiento que determinará la originalidad que la diferenciará de otras de su mismo ámbito
El conocimiento, las actitudes y los valores forman parte del núcleo organizacional. Por esta razón las organizaciones inteligentes son aquellas que aprenden a gestionar, desarrollar y aprovechar las ventajas que proporciona el conocimiento interno, al hacer de este, un atributo inclusivo y colectivo.
Sin embargo, este propósito de generar culturas que aprendan no es un reto sencillo. Existen diversas barreras dentro de las organizaciones que pueden impedir que las mismas aprendan. Entre ellas se incluyen: falta de autonomía, alta velocidad del cambio, falta de retroalimentación o retroalimentación pobre, ausencia de experimentos, ausencia de diálogo, ausencia de prácticas, procesos y sistemas que favorezcan la apertura de ideas.
Una organización inteligente tiene las siguientes características: transparencia en sus procedimientos y estrategias organizacionales, libre iniciativa y tolerancia al error, trabajo en equipo que puedan asumir riesgos y hacer cosas nuevas, fuerza laboral diversa con igualdad de derechos para todos, formación de redes de aprendizaje continuo y transdiciplinario, autodirección democrática donde la alta gerencia deja de ser de carácter monárquica y donde las reglas de juego son respetadas por todos.
En definitiva, no hay que olvidar, como lo expone Peter Senge, que las organizaciones inteligentes “son aquellas en la que los individuos son capaces de expandir su capacidad y de crear los resultados que realmente desean, donde las nuevas formas y patrones de pensamiento son experimentados, en donde las personas aprenden continuamente y en conjunto, como parte de un todo”.
Las organizaciones inteligentes promueven amplios derechos e información para todos, equipos libres, diversidad, redes de aprendizaje voluntarias y un gobierno corporativo limitado. Los empleados son libres dentro y fuera del trabajo; además son dueños de sus herramientas y de sus creaciones. Los equipos competitivos sustituyen a los monopolios internos. Las organizaciones definitivamente se verán beneficiadas por el potencial que tienen los empleados informados y comprometidos, en contraste con la tradicional filosofía del manejo del secreto y las políticas impulsadas desde una cúpula, cuyos intereses no siempre se corresponden con los de la institución que dicen representar.
Una organización inteligente tiene un enfoque proactivo: accionar permanente; cultura organizacional actualizada y cambiante; clima organizacional fluido y ligero; toma de decisiones rápidas, asertivas y oportunas; diálogo constructivo, permanente y respetuoso entre todos los sectores, aún con posiciones críticas, las cuales deberán ser argumentadas sólidamente; liderazgo compartido y con sentido estratégico.
Contrariamente, aquella organización caracterizada por: cultura organizacional estática, clima organizacional pesado, toma de decisiones a destiempo o lentitud de acción, ausentismo o evasión de asumir juicio crítico y en ocasiones ambiguo, liderazgo signado por el dejar hacer y dejar pasar, débil sentido de pertenencia, presencia de conflictos y problemas de comunicación, entre otras, posee una cultura reactiva que mantendrá represadas sus potencialidades internas.
Saque Ud. Sus propias conclusiones.
Publicado 10th December 2013
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