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miércoles, marzo 18, 2020

¿Quién es Otoniel Guevara Pérez? (y III) Por José Luis Centeno S.

(@jolcesal)

Abreviando el caso a partir del desempeño profesional de Otoniel Guevara en cargos directivos de la Disip y en torno a la intentona golpista de 1992, los sediciosos pifiaron al concretar su venganza contra él, definido por ellos como objetivo de guerra a ser eliminado. En ambas oportunidades, el 92 y 2004, fallaron en la consecución de “los objetivos planteados”, quedando expuestos.

Declarada la guerra contra Otoniel, identificado como amenaza en el 92, el objetivo era eliminarlo físicamente, eso se hace con enemigos acérrimos, él lo era para Chávez, los improperios de éste en Lima no dejan lugar a dudas. Se pudiese objetar que pudieron asesinarlo, pero no lo hicieron, efectivamente, no era tarea fácil dar muerte a un policía de una reputación cuestionada
sólo por Chávez en el 2000.

Luis Revilla, el de la llamada que nunca ocurrió, y José Rafael López Guédez, alias “Marco Cabala”, “Mauro” o “Cerebro”, enterado de la conformación del círculo de amistades de los Guevara, estuvieron prestos a incriminarlos, no para eliminarlos, máxime el último, un “extorsionador” señalado de “comprar un cargo en la división de Robos”, sólo se prestó para inculparlos y ganarse el ascenso a Sub Comisario. 

Igual sucedió con los PTJ y Disip que raptaron y torturaron a Otoniel y Rolando, pretendieron que la Guardia Nacional terminara el encargo en aquel remoto lugar del estado Carabobo donde los abandonaron, eso no ocurrió, empeorando las pifias, como aquella de Cuellar y “Cerebro” metiendo en aprietos a Francisco Rodríguez Rivera (“Pinky”) para que traicionara a Rolando y Juan Carlos Sánchez.

Insistimos, los sediciosos también fallaron el 2004 en su cometido de arrasar con objetivos de guerra, entiéndase los Guevara, a quienes comenzaron a hostigar tan pronto llegaron al poder, además tenían el perfil ideal para ser los chivos expiatorios eliminados de un “homicidio”, no “acto terrorista”, que sólo benefició al gobierno.

¿Qué ganaban con la muerte de los incriminados? Satisfacían las ansias de venganza soterradas desde el 92, sin correr el riesgo de tramitar una causa penal ajena a la realidad. Finalmente, el riesgo generó disgusto, el detonante de “La rabia volcada con saña infinita sobre los Guevara” al ver que seguían vivos, mandándolos a prisión con una libertad tan lejana como la resurrección para quien muere. No sólo rompieron la ley, violaron derechos humanos.

El incumplimiento de la orden de eliminarlos originó el despropósito judicial con una metodología infame y ofensiva al género humano al conducir a la injusta prisión impuesta a Otoniel y sus parientes, que supera en suplicios la padecida por los sediciosos, se entiende que sea así, pues suplió la muerte fallida anhelada en el alto gobierno, donde el fracaso avivó el resentimiento.

Ahora bien, el despropósito judicial, diferente a hacer todo lo que estaba al alcance del gobierno para obtener justicia, se deja ver con la “investigación desviada” no tanto por la insidia de José Vicente Rangel y Jesse Chacón sino por arribistas intentando subir de rango, escalar de puesto, que abortaron el remedo investigativo dirigido a consolidar la lapidación judicial de los Guevara.

Por ejemplo, Otoniel Guevara fue interrogado el 27/11/2004, tras ser fingidamente detenido en Carabobo, observándose deslices en ese procedimiento enfocado a dejar sentada la culpabilidad del Comisario General, a quien, coloquialmente hablando, buscaron pegar con saliva de loro al homicidio de Anderson con preguntas aviesas.

“¿Por qué se encangreja el caso Anderson? Al “levantarse” el caso, sin ninguna pesquisa técnica ni investigación previa, se llega al final de una calle sin salida (precozmente), es por eso que se anuncia que las investigaciones partirán de cero el día 2 de Diciembre (Ver página B/24 del El Nacional reseñada por Sandra Guerrero) y le quitan el caso a la división de Homicidios, dizque porque Rolando Guevara, tenía amistades adentro de la división.”

Ese hecho, denunciado anónimamente en las redes sociales, deja claro el propósito de los adelantos de opinión, abusos de poder, simulaciones, del subrepticio tutelaje cubano y vicios procesales confirmados por el ex magistrado Luis Velázquez Alvaray, invocados por la Dra. Jackeline Sandoval el 2012 para exigir al Ministerio Público desempolvar la investigación de dichos vicios solicitada el 2008.

En este contexto, es oportuno citar declaraciones de Rolando Guevara:

“El Gobierno estaba interesado en neutralizar a Los Guevara y es tan evidente que desde el año 2000 al 2004 nos vincularon a seis casos mediáticos y debido a que siempre acudimos ante la autoridad a dar la cara la última opción fue secuestrarnos y eliminarnos con el detalle que no consiguieron al verdugo que se prestara para simular enfrentamiento y es cuando luego de estar aproximadamente cinco meses privados ilegítimamente de la libertad sin pruebas en contra nuestra es cuando aparecen los testigos estrellas que fueron presentados de manera ilegal al juicio y es aquí donde se ve que el delito fue planificado por el Ministerio Público y que no les interesaba que el CICPC tuviera conocimiento porque no querían correr el mismo riesgo que se les presentó cuando sugirieron eliminarnos.”

“Ninguna estupidez va a cambiar eso, en el gobierno cometieron delito”, manifestó una ex funcionaria policial egresada del Iupolc, hoy en el exilio.

El tiempo hizo lo suyo, afloró la verdad en boca de protagonistas del fraude procesal, uno de ellos encaminado a dejar en la cárcel a Otoniel, olvidando que fue policía gracias al Comisario llevado al suplicio con su testimonio falso en el marco de la “Misión Mentira” creada por Isaías Rodríguez. Bajo el supuesto negado de que los Guevara fuesen culpables, las violaciones a sus derechos humanos serían igual de graves a las ocurridas por el desconocimiento de su estado de inocencia.

¿Quién duda hoy que los Guevara sean inocentes? El discurso oficialista dirigido a sostener lo contrario se agotó tempranamente, lo confirmó la Sala Constitucional del TSJ el 19 de julio de 2006, cuando mediante la decisión “N° 52” impuso la censura sobre el caso del asesinato del fiscal Danilo Anderson al declarar:

“SIN LUGAR el recurso de apelación ejercido por los ciudadanos Teodoro Petkoff Malec en representación del Diario Tal Cual y Otoniel José Guevara actuando en nombre propio, contra la decisión dictada el 14 de febrero de 2006, por la Sala N° 2 Especial de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.”

El fallo apelado, confirmado parcialmente el día de los enamorados del 2006 y el 19 de julio de ese mismo año, no era otra que:

“…la decisión dictada el 23 de enero de 2006, por el Juzgado Sexto de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que decretó por solicitud del Ministerio Público, a favor del testigo Giovanny Vásquez de Armas, medida cautelar de protección, ordenando a todos los medios de comunicación la prohibición de cualquier tipo de publicación, divulgación o exposición de las actas del expediente instruido en relación con la muerte del Fiscal Danilo Anderson…”

En retrospectiva, se buscaba contener la verdad fáctica, era poco lo que podía hacer un TSJ obsecuente, que en la misma tónica “confirma condena contra autores de la muerte de Anderson” en agosto de 2007, rechazando el recurso de casación interpuesto en noviembre de 2006 por la defensa de los ex funcionarios policiales, por considerarlo “manifiestamente infundado”.

Lourdes Suárez Anderson, denunciado el 2010, de la mano del periodista fidelista Jean-Guy Allard, que su hermano Danilo Anderson “fue víctima de un complot internacional”, corrobora que el “círculo de autores materiales” a eliminar físicamente, donde Jesse Chacón incluyó velozmente a Otoniel y sus parientes, entraña la certeza no sólo de que “la autoría intelectual” sino también “los ejecutores del atentado” provenían de las filas de los sediciosos, ratificando, a su vez:

“…que el quinquenio 2000-2004 fueron años de venganza también fallida contra los Guevara, de rabia enfocada en su destrucción vinculándolos infructuosamente a todos los eventos de trascendencia política ocurridos en Caracas, como lo denunció el comisario Otoniel, así venían procediendo contra ellos hombres crueles que se enorgullecen de sus atrocidades hasta convertirlos en chivos expiatorios, una salida al atolladero creado al gobierno por Danilo Anderson y el infierno se desató para el enemigo ideado por Chávez” (expuso bajo condición de anonimato un ex Inspector de la Disip).


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