Por Douglas Zabala
Vos sabéis que. Un día a mediado del año 1938 en El Empedrao por
los lados de la Calle Pacheco a media cuadra de mi casa hacía un sol de Padre y Señor mío; y en
medio de tan reverberante situación, una vecina le rogó a su amigo el
albañil Guillermo García que le consiguiera un pedazo de cartón para
tapar el sol que penetraba por la ventana.
El afanoso albañil, ni presto ni perezoso, como tenía pedazos de
cartones viejos, complació a su amiga y esta pa salir del sofocón, de
inmediato colocó el cartoncito que le había traído García, sin
empedraeros.
Un día caminaba por el barrio el Padre Carlos Fonseca, y con curiosidad vio que, en el cartón de la ventana de aquella casa, se
reflejaba la cara del mismo Cristo. la noticia del milagro se extendió
por todo el sector y los curiosos comenzaron a invadir la casita de la
calle Pacheco.
El Cristo fue finalmente colocado en un sencillo altar, y desde
entonces los católicos de Maracaibo lo conocieron con el nombre de
Cristo Aparecido. Pá que vos sepáis.
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