Guste o no, los venezolanos tenemos que buscar la manera eficiente y pacífica de re institucionalizar el país, puesto que todos los poderes públicos, a la vista están, se encuentran desconfigurados por distintos motivos.
Ese, que debería ser un objetivo de todos los que queremos el retorno a la institucionalidad democrática, cuenta con un gran escollo, el argumento de la ilegitimidad, dado que la utilización del mismo impide avanzar en soluciones.
En la actual coyuntura del país en la cual, si algo esta extraviado es el respeto al texto constitucional, este puede servirnos de guía para resolver la situación pero, lamentablemente, no puede fungir como camisa de fuerza pues implicaría que obligaría solo a unos en tanto que los otros jugarían por la libre.
Lo descrito implica que a los factores políticos que hacen vida en el país solo les queda una alternativa cual es la negociación y por cierto, no una que sea perfecta donde todos pierden sino que –lamentablemente- será una en la cual uno ganará más que el otro y eso por la evidente razón de que este actor tiene mayor control sobre el país que el otro.
Si esa imagen que describo es la correcta, aprovechándose de las debilidades que ha demostrado quien internamente controla el territorio al hacer en el curso del último mes concesiones impensables tiempo atrás, lo conducente es que impulsemos al liderazgo que representa la alternativa democrática a adoptar las decisiones que sean conducentes en búsqueda de re institucionalizar la totalidad de los poderes públicos.
La característica de la actual situación venezolana es que un sector político controla absolutamente la totalidad de los poderes del estado que impactan internamente a quienes en el país habitan. Si lo que afirmo es correcto, lo conducente para quienes adversan ese estado de cosas es adoptar decisiones eficientes y efectivas que modifiquen esa situación, lo cual pasa por dejar las exquisiteces morales que una parte de nuestros connacionales expresan. Si creemos que es necesario cambiar el estado de cosas en el país, es tiempo de ensuciar el uniforme democrático.
A pesar de lo que en alguna oportunidad afirmó uno de nuestros Presidentes de la democracia, los pueblos si se equivocan. Nosotros, por acción y por omisión lo hemos hecho. Cambiemos las cosas. Hagamos las mismas de manera diferente a como lo hemos hecho hasta ahora. Así, quizás –solo quizás- acertaremos dado que en política nada seguro es.
De nuestra actitud personal, de la presión que ejerzamos sobre el liderazgo nacional dependerá que el estado de cosas que nos tiene en la situación actual cambie, de más nadie.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
Nota: este artículo fue redactado el sábado 8 de mayo de 2021 para ser publicado en la edición impresa del Diario El Tiempo, Puerto La Cruz, Venezuela, correspondiente a la semana del 12 al 18 de mayo 2021.
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