Si un gobierno no es capaz de satisfacer la necesidad alimentaria y nutricional de su pueblo, definitivamente, es un gobierno inútil que no sirve para NADA.
Pero a los pueblos no se les acostumbra a la indigencia de recibir la comida como dádiva generosa; esa es una neoesclavitud que lo degrada espiritualmente y lesiona su dignidad humana. A los pueblos hay que crearle las oportunidades para que reciba una educación de calidad, se prepare para ser dueño de su destino, el cual debe decidir en absoluta libertad.
Formar al hombre no sólo es capacitarlo para que pueda desempeñarse en una actividad productiva dentro de la sociedad.
La educación debe ser un proceso integral, liberador, que aborde de manera simultánea los valores y principios, su desarrollo espiritual que lo conduzca a su desarrollo personal, como ser libre creado por DIOS, así como el uso de sus cualidades aptitudinales para realizar actividades productivas útiles en su beneficio y del Bien Común.
El peor daño que este régimen oprobioso le ha infringido al pueblo no sólo ha sido en lo material, es fundamentalmente en lo espiritual, en su dignidad de persona, intentando llevarnos a una neoesclavitud. Este régimen pulverizó nuestra cultura de pueblo alegre y solidario, degradó nuestras familias, destruyó el sueño de nuestra juventud, aniquiló la esperanza de los adultos de vivir con dignidad, cercenó la creatividad e innovación de nuestros empresarios.
Por éso, es necesario trabajar para sanar el espíritu del Venezolano, aparte de la recuperación de todo lo material.
Poner a las personas a pasar hambre o comer basura, es la peor humillación a la cual puede ser sometido el hombre.
Hoy, no sólo tenemos hambre de alimentos, tenemos hambre y sed de justicia y fundamentalmente, sólo podemos aferrarnos a la FE en Nuestro Señor, para soñar con un futuro mejor.
LUZ para todos...
CÉSAR RAMOS PARRA
Profesor Universitario
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