Los piratas del siglo XXI

Resulta que los piratas que infestaban las aguas del Caribe entre los siglos XVI y XVII eran una especie de corporación dedicada al delito. Una de las primeras trasnacionales conocidas por la historia organizada para el pillaje, el robo, el saqueo de pueblos enteros, el secuestro y toda una amplísima gama de crímenes.

Muchas veces asociados con reyes y reinos europeos, los piratas tenían fundamentalmente como objeto de sus crimines las riquezas que extraía o acumulaba el Imperio Español en esta parte del Nuevo Mundo. O sea: las más de las veces hacían el trabajo sucio, robaban por encargo, trabajaban para terceros.

Varios siglos después, el colombiano Maduro, con el mismo perfil que el de los bandidos del pasado, pone el ejecútese a la Ley para la Protección de los Activos en el Exterior. Es decir, una ley que blinda la titularidad de los fondos pertenecientes a la República, o a aquellos que se encuentren a nombre de alguna otra institución del país, o de cualquier maleante que forme parte del régimen. Esos dineros están congelados en bancos por todo el mundo, y que se supone nadie puede mover como consecuencia de las sanciones ordenadas por el Departamento del Tesoro norteamericano en contra del NARCO-RÉGIMEN de Caracas.

Pero, ante el zarpazo que recién acaba de permitir llevar a cabo el Departamento de Estado sobre un pequeño lote de esos fondos, sobre los cuales consintió su uso por parte de la eterna Asamblea Nacional de 2015, en la persona de la doctora Dinorah Figuera, el régimen se puso fúrico. Y tiene lógica: si alguien posee, según ellos, el derecho exclusivo de robarse esos reales que son de todos los venezolanos no es la Asamblea de 2015, es la «revolución bonita». ¡No faltaba más!

Esta ley establece que todos aquellos individuos que negocien o pretendan representar a la República, les serán confiscados los bienes que posean. Así que si esos reales se los cogen los representantes que nadie realmente sabe a quiénes representan, dicha ley los va a joder.

Y otra cosa igual que, como en los arreglos entre los piratas del pasado, solo aquellos que estén en los mismos negocios o que tengan la “patente de corso” con el régimen, podrán ser los únicos interlocutores con las mafias del siglo XXI, ante el Departamento de Estado o ante aquellos países con los cuales la dictadura mantiene tan buenas relaciones comerciales.

Un cariñoso espaldarazo para Gerardo Blyde y su combo de México. También para la “mesita”, que tan buenos guisos prepara con el régimen. Y, por supuesto, para todos y cada uno de los candidatos a las primarias autorizadas y auspiciadas por la dictadura y a algún otro institucionalizado con el régimen que seguramente se me esté escapando. ¡Piratas son piratas, mi hermano!

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/los-piratas-del-siglo-xxi/

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