En Colombia lo único nuevo bajo el sol es que al embajador Benedetti se le fue la lengua. De la rabieta que cogió, le dio por soltar sapos y culebras en contra de su jefe, de la esposa de su jefe y de los amigos de su jefe en la Venezuela del NARCO-RÉGIMEN.
El embajador Benedetti sabe de unas aventuras que ya han sido contadas varias veces, y que solo los ingenuos en Colombia y los que son medio pendejos en el resto del mundo, se niegan a creer. Tampoco tiene nada de nuevo la pelea a dientes entre las instituciones democráticas colombianas, que son muchísimas, y el rufián de Gustavo Petro intentando controlarlas como si fueran suyas.
El estado colombiano, lo mismo que le ocurre al estado chileno, están haciendo un tremendo esfuerzo para no caer en las manos del incompetente de Boric y del malandro de Petro. Porque ambas joyitas, usando la misma cartilla del siglo XXI, no pasan un solo día sin tratar de meter de contrabando sus propuestas para anular los poderes públicos de sus estados. Sus “reformas”, como ellos las llaman, que no sirven realmente para nada ni para nadie, solo buscan hacer de esos sombríos personajes reyezuelos perpetuos y todo poderosos.
Cambiar la realidad, sin confesar ni mucho menos aceptar que, tanto Boric como Petro, como Hugo Chávez hace 25 años, fueron y son errores, equivocaciones colectivas; malos momentos de sistemas políticos que atravesaban serísimos problemas para producir respuestas “buenas”, a las grandes mayorías de sus ciudadanos decepcionados.
El embajador Benedetti resultó ser el funcionario adecuado para la narcodiplomacia de Petro con su paisano Maduro, en Caracas. Cansado de los mismos enchufados en Venezuela, aspiró otro destino y no se lo dieron. Entonces fue que soltó la lengua; pero ya ha dicho lo que todos sabíamos y nada más que algunas cosas nuevas. El nombre del cartel de drogas con el cual Maduro puso en contacto a Petro en Colombia para facilitar las transferencias de fondos desde el NARCO-RÉGIMEN en Venezuela hacia los camaradas del M-19.
Los cuentos de Monómeros, el tema de la Costa Seca en el Golfo de Venezuela y los próximos intentos de las venideras reuniones propiciadas desde la Casa de Nariño y un sector del Departamento de Estado norteamericano para continuar tratando de inyectar a Maduro una legitimidad de ficción. Algo de legalidad internacional que le dé para llegar completico a las elecciones de 2024 en contra de María Corina Machado, Rosales, Capriles o cualquier otro.
A todo evento el embajador Benedetti le ofreció al hemisferio una clase no pedida de malos modales, insultos y traiciones, que son muy frecuentes en las organizaciones dedicadas al delito, en las cuales él ha sido, seguramente, un destacado miembro.
Infortunada la Colombia que tiene que convivir con semejantes porquerías. Lo mismo nos toca a los venezolanos; tenemos que vivir con delincuentes que fingen ser hombres y mujeres de estado. Nuevamente la historia de ambas naciones está ligada por algo, más allá de las drogas y los crímenes; y ese pegamento es la decencia, la libertad y la democracia republicana. Sin duda vienen acontecimientos.
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/el-embajador-y-el-cartel-de-petro/
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