Las arbitrariedades
y desafueros del oficialismo han sido demasiado crueles.
Esa crueldad ha hecho como protagonista casi exclusiva de la vocería opositora a quien hasta hace muy poco se percibía en las encuestas como imbatible, y le llovían apoyos y junto a un pueblo motivado, muchos vivarachos aprovechaban la ocasión para fotografiarse y jurarle amor eterno. Lamentablemente la muchacha de la película se creyó lo del amor eterno de los vivarachos, que ya están lanzando puentes con Rosales, lo de ellos es caer parados y sacar provecho personal de la actividad politica. Pues bien, la preocupación no son los vivarachos que esos siempre existirán, a mí me preocupa es la gente que hoy está motivada porque me consta que quiere votar. No soy ingenuo, por cierto tengo tiempo que no voto, en los últimos años siempre milité en la causa de María Corina hasta el final, que fue mucho antes que el de ella.
Me inquieta que se quiera hacer a una sola voz en la oposición, como la autorizada para decidir qué es lo que se hará.
Amigos míos, basta de hacer el papel de corderitos para esperar la señal del "pastor de ovejas" que nos indique el camino a seguir. Si el sentido común nos dice que el tiempo pasa y para luego será tarde, pues es momento de actuar, guste o no, sea simpática o no la ficha que se escoja para jugar con los dados cargados del oficialismo tenemos que decir "topo al régimen".
Para aclarar posiciones: claro que nadie de la oposición puede estar de acuerdo con la inhabilitación de Maria Corina, todos sabemos que fue "manus militari" que la sacaron del juego electoral. ¡Ella no va y punto! (Diosdado dixit) Ahora bien, lo que tampoco creo correcta, la pretensión de la injustamente inhabilitada, en tratar de imponer el nombre de su sustituta y si no es ella, pues nadie será. Eso no está bien. Desde luego es horrible decir que está bien competir con el candidato que acepte Maduro.
El actual panorama político se nos presenta al mismísimo estilo de Nicaragua, en el que cualquier candidato que pueda darle la pelea a Maduro, el régimen no vacilará en sacarlo de la contienda mediante la inhabilitación o el encarcelamiento.
He venido recorriendo los 14 municipios de Carabobo, inclusive otras zonas del país, y he notado que a sabiendas del macabro accionar del régimen, la gente está dispuesta a votar por quien sea, menos por Maduro. Quieren expresarse y no tengo duda de que lo harían en cualquier situación que no represente peligro. Esto es, está dispuesta a participar en un evento electoral, así sea trampeado pero que no represente peligro para quien acuda a expresar su opinion. Eso explica la alta participación en las primarias del 22 de octubre.
La gente está entusiasmada en salir a votar; aunque les advierto que si el régimen presiente que el 28 de julio habrá un aluvión de electores en los centros de votación y en las calles movilizándose, es muy probable que inhabiliten al que esté liderando las preferencias o, también a los atrevidos oficialistas se les pudiera ocurrir algún pretexto para suspender el evento.
Este gobierno hace rato perdió la vergüenza.
Lo que quiero decir es que, aunque no se crea en la pulcritud del evento electoral del 28 de julio, no podemos quedarnos cruzados de brazos. la batalla es dura. Durísima. Tenemos que obligar al régimen a inhabilitar a todos los candidatos o, a suspender las elecciones, en el libreto los capitostes gubernamentales deben tener esa posibilidad.
Señores, saquen cuentas: si todos los descontentos con Maduro, que representan más del 85% de los electores salen a votar, la trampa tendrá que ser monumental para evitar la derrota y, aunque el régimen pretenda recurrir a la violencia para mandar a la gente a sus casas, les aseguro que a partir de ese momento comenzará la transición. No me chupo el dedo, yo estoy claro que la oposición carece de la fuerza para obligar a Maduro a abandonar el poder, pero es muy probable que esa transición sea generada por el mega fraude y la programaría gente cercana a Maduro (para salvarle un ojo al gallo) y serán ellos los chavistas que le den la espalda a Maduro, los encargados de llevar a cabo la negociación. Y si esto último, ocurre no piensen ver en Miraflores a alguien de la oposición, sino a la bisagra que abrirá la puerta del cambio.
PD. Esto es simple y llanamente un escenario que pudiera ser factible si la oposición emplea el sentido común.
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FUENTE: >>Pablo Aure
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