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miércoles, octubre 30, 2024

¡El 10 de enero!

Yo pienso que luego de la aplastante derrota que el régimen de Maduro sufrió el 28 de julio pasado, en cuanto a lo electoral ya no hay nada de qué hablar hasta que esta gente se vaya del país.

Nadie en su sano juicio, ni de dentro ni de fuera, puede estar pensando en serio que un nuevo reparto político de las alcaldías y gobernaciones del país sea realmente posible a través del CNE de Elvis Amoroso.

Está más que claro que el próximo evento electoral, de la naturaleza que sea, tiene que pasar por una revisión total del padrón electoral, por un cambio de todos los rufianes que integran el Consejo Nacional Electoral y llevar a cabo el voto de manera manual.

Inclusive la exigencia que por años llevó a cabo la Resistencia en Venezuela, en relación con la presencia y participación de un grupo de países realmente independientes y con comprobada historia democrática que sirvieran de árbitros con derecho a veto, hoy, a la luz de todo lo que ha ocurrido en Venezuela, ha dejado de ser sostenible.

Es poco probable que consigamos gobiernos de países reamente comprometidos con la democracia y con la verdadera recuperación de la calidad de vida de nuestra gente, que estén dispuestos sinceramente a ayudar a salir de este mal trance a Venezuela. Tampoco se ve nada fácil aquello que podría significar contar con gobiernos de países que cobren los favores por la ayuda en la recuperación de nuestras libertades, que no estén hoy por hoy untados del petróleo, del gas y de los minerales robados al pueblo venezolano.

Justamente todo aquello y mucho más que le gestionan al régimen empresas como la CHEVRON norteamericana, a los precios de mercancía robada que acepta la dictadura le den para embolillarse y nunca, pero nunca, engrosar las cuentas por el Banco Central de Venezuela.

Y quiero dejar bien claro, que no estoy ni confiando ni mucho menos pidiéndole al pueblo venezolano ni más paciencia, ni un ejercicio supremo de quedarse de brazos cruzados.

“Hasta el final” debe tener un límite, un llegadero. “Hasta el final” no puede ni debe ser entendido como un proceso biológico de desgate natural del régimen; por más acelerado que este sea. Por más metástasis que la putrefacta revolución del siglo XXI haya hecho en todos los espacios por donde mete la cabeza.

No es ni suficiente, ni tampoco bastante. Así llegaremos a viejos, Maduro a bisabuelo y todo estará mal, muy mal, pero seguiría “estando” como lamentablemente está.

Si la fecha tope, la fecha que debe marcar un inicio de cambio resulta ser el 10 de enero, ya debemos estar preparando las convocatorias para ponerle la cinta presidencial a Edmundo González Urrutia, tal como él dijo, tal como él prometió, como presidente electo dentro del país. En un solo plato, es muy en serio: ¡Hay que salir a cobrar y ponerle punto final a esta vaina!

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/el-10-de-enero/

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