A aquellos que hace años dejaron de soñar.
A todos los hermanos nicas y cubanos que también padecen desde hace añales la misma desgracia que le ha tocado sufrir a mi país. A todos ustedes y otros tantos y tantos más, yo les aseguro que en esta oportunidad, por esta última vez, tengan fe en que vamos a salir, y muy pronto, de las cucarachas del siglo XXI.
Amigos: Dios es Grande, Inmenso y no nos va a olvidar. Si alguna vez, por remoto que sea, cometimos como nación algún pecado, alguna bravata de soberbia, en estas décadas padecidas con esta gente, TODOS lo hemos pagado. ¡Y con intereses!
¡Saldada esa posible cuenta con Dios y con la vida, ahora nos toca salir a cobrar!
Confieso que jamás tuve fe ni en el tal Juan Guaidó, ni en los «Vamos bien», ni mucho menos en aquella Asamblea Nacional de 2015. Siempre denuncié que esa Asamblea era una “ventana” imaginaria de supuesta democracia, inventada por el CNE del régimen, para darle oxígeno a una dictadura que jura que será eterna.
Al punto que hoy, mientras escribo esto, esa misma Asamblea Nacional, tan eterna como desearía perpetuarse el régimen de Maduro y sus secuaces, ha conseguido la manera de mover y meterse una bolota de plata desde el paraíso de lo chueco que es el reino de España, con la complacencia de un Departamento de Estado que todos sabemos hacia donde es que tira…
Por ahí no va la cosa. Esa, ni por asomo, es la puerta de salida a la tremenda crisis que vive nuestro país. Más bien me sumo, junto con la Resistencia venezolana, en expresar mi solidaridad, mi respeto y mi mano amiga a todo el monumental esfuerzo que lleva a cabo María Corina Machado en la búsqueda compartida por la libertad plena de nuestra nación.
Por liberar a nuestro país de las cucarachas del siglo XXI. Pero también desinfectar a Venezuela de las garrapatas de la cuarta, de los enchufados de la quinta, de los «bolichicos» que tanto daño le han hecho y le siguen haciendo a Venezuela, así como a cualquier otra variedad de hijos de puta que han hecho de la desgracia de Venezuela y del pueblo venezolano la mejor manera de hacerse ricos. A costillas del sufrimiento colectivo. Del desmembramiento de nuestras familias. De pisotear tanto la dignidad como el territorio de un país como el nuestro, que ha sido entregado a las fuerzas más oscuras del mundo.
Pero, mis amigos, eso, toda esa desgracia, toca a su fin. Estamos empezando a transitar el camino de la salida hacia la recuperación nacional. Será duro. Sera difícil, pero por primera vez hay una potente luz que ilumina las entrañas de este oscuro laberinto.
Es por eso que, por Dios, por lo que ustedes más quieran: que paren los suicidios en Venezuela.
Venezolano no te mates, no acabes con la vida que Dios te dio, por falta de fe, por percibir al futuro como algo negro y ruinoso.
Los tratamientos, los medicamentos, el estado asistencialista va a volver a ser una realidad en Venezuela. Y en esta oportunidad, con más decoro y dignidad de lo que pudo haber sido en el pasado. En este momento, tan cerquita del inicio del fin, Venezuela, venezolano, hombre o mujer que padeces, aguanta un poco más. La ayuda está en camino. El país sí tiene salvación.
Pero necesitamos a todos aquellos que valen la pena para hacer esta vez mejor las cosas.
Venezuela: ¡Vive!
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