lunes, febrero 10, 2025

Problemas y soluciones

Por Mauricio Aliskevicius

Problema: quedan aún en poder de Hamás más de 70 rehenes, posiblemente cerca de la mitad ya asesinados, y cada día que pasa puede aumentar el número de fallecidos, dado que se constató su pésimo estado de salud por el inhumano trato que se les da, mal alimentados, sin higienización, sin atención médica, torturados física y mentalmente.

No hay posibilidades de recuperarlos con una solución militar, cualquier movimiento en ese sentido haría reaccionar a los asesinos empeorando la situación de los rehenes o incluso matando a algunos.

No hay soluciones tecnológicas posibles dado los sitios en los que se supone que están encerrados los rehenes.

En el supuesto caso de que algún país “amigo” enviara su ejército para hacer lo que nuestro ejército no puede, la reacción sería la misma, o sea que matarían a los rehenes de a uno para exigir a ese ejército que se retire.

Recompensa en dinero no sería aceptada, los cabecillas tienen demasiado guardado en el exterior. Estamos ante seres inhumanos que para nada les importa la vida así que menos les debe importar el valor del dinero.

Solución: queda una sola, que es el espantoso canje de rehenes por asesinos convictos en las cárceles israelíes. Dicho de otra forma, poner en juego a miles de terroristas asesinos para multiplicar los problemas que nos dieron hasta ahora.

Pero dado lo que se está constatando, el canje como está previsto y negociado es imposible mantenerlo, se deberá exigir cambios. Y para exigir cambios habrá que demostrar fortaleza y efectuar amenazas que puedan hacer que modifiquen sus exigencias.

No se puede pasar a la segunda fase, sería desastroso desde todo punto de vista. Sería para el mundo todo y especialmente el mundo terrorista una demostración de que Hamás ganó la batalla y la guerra. Además, se le estaría dando todo lo que ellos exigen y no lograríamos los fines de nuestra lucha. Hamás en vez de desaparecer de Gaza quedaría como triunfante, y los rehenes con el paso de los días continuarían deteriorándose hasta posiblemente morir.

Por lo tanto, terminada la entrega de rehenes de la primera etapa, los mediadores israelíes deberían mostrarse muy fuertes y ni siquiera escuchar las exigencias de la otra parte. Deberían conceder un plazo muy breve (podrían ser 48 horas) para que entreguen la lista nombre por nombre de los rehenes y junto al nombre su estado: vivo, muerto, herido leve, herido grave. Y lo más importante: conceder un plazo breve (sería una semana) para que entreguen a la totalidad de rehenes. A cambio de ello solamente se les prometerá que quienes se rindan serán puestos en un barco o avión que los llevará al país que ellos elijan y se les dará a cada uno algo de dinero para gastos de los primeros días.

En forma simultánea el ejército rodeará toda Gaza en forma convincente, para que vean que la amenaza es real, y se les comunicará que vencido el plazo nuestro ejército no dejará una sola persona viva dentro de Gaza, sin distinción de civiles o no civiles dado que ya demostraron que prácticamente todos los habitantes de Gaza son terroristas, en mayor o menor grado de culpabilidad pero eso no importa en absoluto. Repartir caramelos en algunos casos no se diferencia de repartir balas o explosivos, son manifestaciones de terrorismo.

La Aviación seleccionará una zona dentro de Gaza donde se sepa que no hay rehenes ni gazatíes, y tirará una bomba de las más poderosas que entregó Estados Unidos, y después hará saber a Hamás que esa fue una pequeña muestra de lo que nuestra aviación puede hacer en pocos minutos con la totalidad de Gaza.

Este lenguaje es el único que entienden los terroristas. El eventual peligro de vida de los rehenes no cambia, también hoy peligra sus vidas y ni siquiera sabemos quiénes viven aún.

Paralelamente, y por unanimidad (tal vez con la excepción de algún diputado árabe o comunista) la Knesset deberá votar finalmente (last but not least dicen los británicos) una ley que permita la pena de muerte para terroristas culpables de atentados con muertos y también secuestro de rehenes. Es la única forma de disminuir las posibilidades de terrorismo en el futuro. Todo lo hecho hasta ahora nos demostró que no funcionó, sino que cada vez aumentan porque la libertad de los asesinos los hace creer que son inmunes y que pueden seguir haciendo lo mismo, y lo hacen.

 El solo hecho de que, en el camino de liberación, y ya antes de bajar de los autobuses que los saca de las cárceles, hemos visto que se les entrega armas y desde las ventanas de los buses tiran al aire. No demorarán en tirar contra nosotros. Es un hecho que el canje para la liberación de Shalit costó un número muy grande de muertos y atentados. No hay más solución que demostrarles que raptar rehenes no es negocio.

De nada valen los argumentos contra la pena de muerte, de nada sirven los derechos humanos ni nuestros valores éticos si nos matan. Estamos ante una situación muy similar al caso Eichmann, y debemos proceder de igual forma: horca y quemar las cenizas y tirarlas al mar, lo más lejos posible de nuestras costas. Eso hará que los yihadistas crean que no irán al paraíso ni tendrán su lote de vírgenes.  A los miembros de la Knésset les decimos que cada día que pasa sin tener esa ley aprobada y funcionando equivale a israelíes asesinados. La gran mayoría de la población israelí judía está de acuerdo y reclama esa ley.

En cuanto a nuestro Poder Ejecutivo, hemos mirado varias veces lo mostrado en la TV de las reuniones y declaraciones de nuestro primer ministro con el Presidente norteamericano. Dejamos totalmente de lado lo que dijeron, dejamos para otra ocasión lo que no nos dijeron, solamente observamos los movimientos corporales de ambos y las expresiones faciales. ¿Y qué hemos visto? Escenas caricaturescas de un gran oso gruñendo y gesticulando, y un perrito faldero siguiéndolo como una sombra y con una falsa sonrisa que no engaña a nadie. Ese primer ministro no nos representa, tampoco representa el coraje y sacrificio de nuestros soldados, menos aún representa -porque él mismo no quiere- a quienes tienen toda la culpa de lo sucedido el más que negro 7 de octubre, aunque todos lo sabemos sin que él diga una sola palabra.

 Y a los familiares de los muertos a partir del 7 de octubre, asesinados desde las 6.30 del fatídico día y soldados que caen prácticamente a  diario sin que sepamos cuándo cesará esta situación, de nada le servirían aparatitos electrónicos de oro como el que le regaló a Trump, que tampoco sirve porque se deberá seguir haciendo lo que Trump ordene.

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FUENTE: >>https://aurora-israel.co.il/problemas-y-soluciones/

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