Esa es la que de seguro sienten todos los venezolanos que, vía TPS, Parole Humanitario y hasta Reasentamiento se encuentran en los Estados Unidos.
El señor presidente de ese país, casi que día de por medio, adopta una medida que restringe nuestra presencia en Estados Unidos llegándose, inclusive, a filtrar una información recogida por el New York Times, en el sentido que, aún teniendo visa, se nos impediría la entrada, tal como lo harían con otros países que, aún con la situación política interna venezolana, en nada se parecen a nosotros por sus prácticas internas e internacionales, decisión esta, por cierto, que la administración Trump negó.
No discuto, ni más faltaba, el derecho de un país a determinar qué extranjero puede permanecer en el mismo. Si sostengo, sin embargo que, quienes allí llegaron por alguno de los tres procedimientos señalados, lo hicieron porque las autoridades norteamericanas, en algunos casos en consonancia con ACNUR y la OIM, organizaron la llegada al país y que por tanto, solo en caso de que la persona no se hubiere atenido a las normas internas del mismo, sería posible ponerle término a su presencia, lo cual no se puede decidir al por mayor sino caso por caso, tal como entiendo algún juez federal ya lo ha decidido.
En efecto, si se trata de Parole Humanitario, este fue definido por las autoridades norteamericanas como la figura legal a través de la cual «se autoriza el permiso de permanencia temporal a una persona que es inadmisible o no elegible para ingresar» a ese país.
Por su parte, el TPS, es decir, el Estatuto de Protección Temporal es un permiso migratorio que permite a personas de ciertos países, como Venezuela o Cuba, por ejemplo, en los cuales se experimentan condiciones que dificultan o hacen inseguro su regreso al mismo, vivir y trabajar en Estados Unidos.
Finalmente, el reasentamiento es un proceso que implica trasladar a personas refugiadas de un país a otro, con el objetivo de que reciban un permiso de residencia permanente.
Hace unos años recibí en Bogotá una llamada de ACNUR preguntándome si tenía interés en reasentarme, dada mi condición de refugiado en Colombia. Respondí que no; que este país me había recibido con afecto y me había permitido estudiar, trabajar y ayudar. Que agradecía su interés pero que aquí me quedaba pues quería colaborar con el crecimiento del mismo. Otros, sin embargo, en mi misma posición, aceptaron el ofrecimiento y hoy en Estados Unidos se encuentran, presumo que esperando que la administración Trump no revoque su decisión de recibirlos.
Ciertamente, entiendo que los dos primeros permisos eran de carácter temporal; también comprendo el ejercicio de soberanía de cada Estado y el derecho que tiene de recibir o no a extranjeros.
Claro estoy, por supuesto, que estos están obligados a cumplir la ley y que, en caso de incumplimiento, el Estado puede adoptar todas las decisiones que crea conducentes, pero también estoy persuadido de que, si el gobierno Trump decide desconocer, como lo está haciendo, las decisiones adoptadas por la administración Biden, el mundo -para los afectados por las mismas- se pondrá al revés pues se generará para los mismos, la incertidumbre de adónde los devolverán, dada su nacionalidad y motivo de su presencia en aquel país, lo que implicaría -en el caso de nuestros connacionales- que ellos deberían ser retornados a Venezuela a pesar de que, por más que la administración americana sostenga- las condiciones que originaron su salida y verificaron las autoridades americanas al momento de recibirlos, no han variado.
Adicionalmente, en el específico caso de los reasentados, estos, en ningún caso podrían ser devueltos a Venezuela por la aplicación del principio de no devolución in situ a su condición de refugiados, mas, en la actual posición que ha hecho pública la actual administración norteamericana, hasta pudiere ser discutido por la misma. De allí que, de producirse en todos los casos, una medida como esa sin considerar individualmente el origen de la permanencia en la tierra de Franklin y Lincoln, se estaría en presencia de una flagrante violación de los derechos humanos de los afectados.
Así las cosas, resulta irónico que, el Estado que muchos pensaron iba a ser el lugar de su protección y progreso, termine convirtiéndose en el verdugo de su vida y oportunidades, todo lo contrario a la imagen que algunos, entre los que me incluyo, teníamos de los Estados Unidos.
@barraplural @fundacion2pais1
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FUENTE: >>https://www.gacetaregional.com/sitegr/preocupacion/
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