Un escándalo ha causado en las redes venezolanas que la periodista Shirley Varnagy hubiere invitado a su programa radial -y entrevistado- a Nicolas Maduro Guerra, hijo del señor Maduro.
El motivo de la crítica va, desde la invitación propiamente dicha hasta la entrevista misma, de allí que, para variar, con las palabras más destempladas, se le reclama tanto la primera como la segunda.
Sorprende que quienes han desatado sus deminios personales contra la periodista, incurran en la contradicción de sostener que en Venezuela hay una dictadura y le exijan a ella un comportamiento de policía pesquisador cuando que, primero, el programa de radio que la misma dirige no es uno de carácter político y por el otro que, si se pone intensa en su interrogatorio, no solo coloca en riesgo su permanencia en la emisora sino también, el cierre de la misma.
Visto lo expuesto, resulta de la mayor incoherencia que le exijan a la periodista, comportamiento a la altura de la situación país, obviando que en este, la democracia se fue de viaje y por ello, quien se equivoca, pierde, a veces hasta la vida.
Quizás, acostumbrados como se está internamente que, en los programas que se transmiten desde el exterior, normalmente se entrevista a los mismos personajes quienes van de plató en plató, rotándose, exponiendo sus ideas contra el gobierno -y también contra los opositores- aspiran a que la señora Varnagy en el suyo, que no es de naturaleza política, haga lo propio con sus invitados, más sucede -reitero- que ese no es el tenor de su programa, lo que debe respetarse.
Buena parte de los venezolanos ha desarrollado una inmensa capacidad de intolerancia personal. Todo lo que no coincida con la posición qie se tiene, es rechazada, habitualmente, con los peores calificativos de lo que se considera es una traición a la posición que se defiende, lo cual dificultará, nadie lo dude, una eventual futura reconciliación.
Lamentablemente, cada vez son menos los medios venezolanos que se ocupan, con imparcialidad del quehacer nacional. La gran mayoría ha tomado posición para defender su postura, con la particularidad que es el gobierno -quien tiene en Conatel al Vitelio Reyes del siglo 21- el que decide, guste o no la línea general de cada emisora y programa pues, si no está de acuerdo con lo que se afirme en ellos, la primera llegará para hacer el correctivo en función de los intereses que representa, lo que obliga a los medios y a los periodistas, a medir lo que dicen y quizás, hasta lo que piensan.
A esa circunstancia se suma el hecho que, los invitados, sobre todo opositores, deben ser supremamente cuidadosos en sus respuestas, no sea que, la libertad condicional de la cual gozan, como todos los que habitan dentro del país, les sea revocada por sus afirmaciones.
Así entonces, la realidad es que, dada la naturaleza de la gestión de gobierno que se desarrolla en Venezuela, medios y periodistas, diariamente, deben medir lo que hacen y lo que dicen, salvo que quieran correr riesgo de cárcel o cierre, por lo que,si coincidimos en esa premisa y sumamos el hecho de la naturaleza del programa de la señora Varnagy, habremos de concluir -coherentemente- en que las críticas contra la misma, son absolutamente infundadas. Así, en todo caso, en lo personal, lo creo.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
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FUENTE: >>Gonzalo Oliveros Navarro
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