venezolanos.
Caballeros: la guachafita del siglo XXI, la criminalidad disfrazada de estado y gobierno está que toca a su fin. Y ya lo sabemos: ¡por las malas! Ni pendejo que sea Donald Trump para creerse cuentos de camino mal escritos por mamarrachos del régimen.
Venezuela simplemente está controlada por grupos del hampa internacional, que son capaces de QUE UNA MANO LAVE LA OTRA, alcanzara los Estados Unidos y al resto del mundo con drogas, delincuentes y basuras hechas en socialismo para dañar y hacer mucho mal a estas sociedades.
El tiempo de las mentiras, de los acuerdos electorales con una oposición corrupta y tarifada llegó igualmente a su fin. González Urrutia para todo el mundo; le guste a quien le guste y a empezar a reconstruir al país. ¡Lo jodido va a ser lo inmediato!
El régimen está hoy por hoy acorralado; y tratando de huir hacia adelante. Y en su fuga, puede terminar de atropellar a quienes se le atraviesen. La pela de Diosdado a Jorge televisada no es nada para lo que nos falta por ver. Como tampoco lo es la razzia de no-sé-cuántos jueces y fiscales hoy recibiendo un poco de su propia sopa, encerrados en los horrores que tiene el régimen como cárceles.
Matones y asesinos, rufianes sin escrúpulos, ni Dios, ni patria; mercenarios que seguramente ya no tienen nada que perder, están «zamureando» al país asustado, cansado de tanta y tanta represión de tantos y tantos años seguidos.
Y es que ese gran pedazo, ese grandísimo pedazo de Venezuela, tiene que cuidarse por sí solo.
Sin dinero, con poca comida, con capacidades reales de acción restringidas, solo le queda la organización popular a través de redes de seguridad de vecinos que se metan la mano todos entre ellos mismos.
Olvídense: no va a bajar nadie de ningún barco de los que están en el Caribe a servirle a nuestros abuelos un plato de caraotas negras con dos ruedas de mortadela y un poquito de arroz.
Es hora de que Venezuela, otra vez, se ponga grande. Todos a ayudar, meterles la mano en los días que vienen a aquellos venezolanos que estén en peores condiciones que otros, para aguantar lo que muy pronto va a suceder.
Una mano, amigos míos, una mano que lave la otra y juntas que ayuden a darle un plato de comida a alguien más. El gran aporte, la gran entrega de profunda venezolanidad va a consistir en hacer de nuestro vecino con dificultades nuestra responsabilidad, nuestra ocupación; mientras dure la emergencia.
Porque Venezuela, nuestro país, siempre ha demostrado ser muy grande cuando las cosas se nos ponen bien chiquitas. ¡Dios nos bendiga y nos proteja a todos!
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/solidaridad-que-una-mano-lave-la-otra/
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