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martes, noviembre 25, 2025

El hambre no espera

El gobierno que llegue, quien comience con la transición hacia un país mucho, muchísimo mejor, está obligado, tiene que estar comprometido con Venezuela: ¡tiene que hacer milagros!

¡O al menos llevar a cabo todo lo que esté a su alcance para intentar, que los milagros que necesita la gente le salgan y bien! Porque la nación no da para más.

Es cierto: la Venezuela que se encuentra adentro del país está pasando penurias y hambre, mucha hambre. Se nos están muriendo de mengua y de falta de cualquier tipo de asistencia nuestra gente, porque no hay capacidad de pago para enfrentar, por ejemplo, la enfermedad que sea que se pueda curar con pastillas y un tratamiento administrado por médicos que puedan sanar de verdad a aquellos que lo necesitan.

No con chicheros con acento cubano que no saben nada de nada, simples espías de barrio por cuenta del NARCO-RÉGIMEN, que hace rato ni meten la coba en eso de remediar ni una tos.

Resultan más confiables y seguros los brujos y los curanderos, al menos conocen el oficio.

Es mucho embuste: cualquier mercado está medio vacío de compradores. Los centros comerciales parecen cementerios y las calles están solas de carros y de gente. ¡Es que el venezolano no tiene real!

A las grandes mayorías del país, sin trabajo ni oficio por el cual cobrar, les sale mejor quedarse en sus casas, gastan menos y dejan que las deudas crezcan. Sea Edmundo o sea María Corina o el mismísimo Perico de los Palotes: quien sea, quienes tomen el coroto, en cuando aquellos rufianes salgan en carrera al Brasil del delincuente de Lula, tienen que meterle dinero a la gente en sus bolsillos de forma urgente. Dinero de asistencia, dinero para que la gente pueda sobrevivir.

Plata es lo primero que necesitan las grandes mayorías de la Venezuela recién liberada de aquellos hijos de puta, para atravesar el desastre en que han dejado y en las condiciones en que han abandonado al venezolano.

Aquello no es otro CADIVI, ni mucho menos. Ni tampoco los cuatro centavos de dólares de viajeros con que le taparon la boca a los pendejos en Venezuela, metiendo la carpetica en los bancos para ganarse unos reales fácilmente. Todo ello mientras los grandes enchufados, los sinvergüenzas de FEDECÁMARAS echaban mano a fortunas inimaginables a dólares subsidiados, a dólares muy baratos y compartidos con
generalotes, gobierneros y enchufados siempre pegados al régimen del cual muy pronto, todos ellos, sabrán renegar.

¡Pues siempre es lo mismo!

Pero para esas “travesuras” el estómago nacional anda muy corto. Porque no hay tiempo, en medio de este genocidio en que viven las grandes mayorías de Venezuela, para que aparezcan la próxima quincena las fabulosas inversiones extranjeras que irán al país, o que se abran más pozos de petróleo y gas en tiempo récord. En este momento tremendo de la república, no hay tiempo para escuchar los sabios consejos de Lorenzo Mendoza, hablando maravillas del valor del trabajo y del sueldo bien ganado.

Eso será después.

Por lo pronto, en lo inmediato, sin hipocresía ni cuentos de ejercicios de autoayuda colectiva, el venezolano necesita simplemente dinero en sus bolsillos para atravesar el momento que se le avecina. ¡Billullo: la cosa es ahora y es de billullo!

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/el-hambre-no-espera/

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