Todo comenzó en la infancia, cuando mi abuela en su paso por mi vida me enseño que todos tenemos un valor y ese valor comienza en la patria, nuestro país y la familia.Que vivir sin valores es como caminar en tinieblas, y ese caminar es de muertos.
Este valor se sustenta con principios y moral, para poder sentirte parte de un todo y que sin estos, no somos más que nada.
Estos valores me dicen que estoy vivo.
En mi andar tuve muchas presencias que me llevaron a crecer como buen gentil, en mi tierra.
Vengo de casa humilde, donde sus integrantes trabajaban para obtener nuestro pan de cada día, y cada
quien en sus ocupaciones dedicaban parte de su tiempo en educarnos para ser alguien útil, próspero y digno para el futuro.
Aquí intervino de nuevo mi abuela, esta viejita que para todo tenía un porqué de las cosas, alimentando mi fe y la esperanza de que todo debe ser por el camino del bien alejándonos del mal.
Los ejemplos en mi familia fueron muchos, los guías variados, los cuales alimentaron mi fortaleza para enfrentar el camino que se me presentaría y debía luchar para ser alguien en la vida, con honor, gran moral, respeto, justica y libertad para escoger la vía que quisiera seguir.
Entre los juegos aprendí que el que siembra cosecha y solo depende de cada quien lo que quiera recoger a la hora de cosechar lo sembrado. Nada tan lejos de la realidad actual.
El amor por el futuro de nuestra patria tenía sentido y mucha importancia para la familia, por esta razón nos dieron protección, educación, principios, mora y buenos ejemplos. Y así, y solo así, poder ser ese buen futuro para nuestro país.
Estas son cosas, que en este presente las entiendo y agradezco. Ya que soy un hombre de bien y digno representante de esta familia que respeta los derechos y deberes para con mis conciudadanos y hermanos venezolanos.
Como toda familia, tuvimos subidas y bajadas las cuales arraigaron aún más esas enseñanzas de la infancia. Por lo cual estoy donde estoy y en la posición que estoy, dando estos valores a mi familia la nueva generación de relevo que me toco educar.
Lo mejor que aprendí fue que todo se debe trabajar, que nada es fácil y que si más se trabaja por lo que uno quiere más satisfacción se siente al lograr lo obtenido.
También aprendí que lo fácil no tiene el ningún valor para el que le gusta trabajar, más si para el que no le gusta trabajar.
Es entonces donde aprendí a sentir mi amor por ella, quien me lo dio todo sin esperar nada a cambio, quien me acobijo en su tierra permitiendo crecer en ella, a quien me alimento y además me dio un sentido de pertenencia ya que soy parte de ella.
No tengo más que ser agradecido con quien no espera nada de mí, solo que la represente bien donde me pare.
Gracias Venezuela por darme esa abuela, esta familia y dejarme tener mi familia en tu tierra, por estas cosas que talvez para algunos no tenga valor es mi amor por ella.
Mi amada Venezuela.
Para ti mi lucha, sin importar lo perdido para lograr tu libertad, para el futuro de mi familia o lo que es igual tu futuro Venezuela.
Sigatoka Negra.
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