Hola, amigos.
El evangelio de hoy según Mateo, nos dice que Jesús es “Enmanuel”, que significa “Dios con nosotros”, engendrado por la unión del Espíritu de Dios y una mujer: María. También se llama “El Señor es nuestra justicia”, según Jeremías. También es “El que congrega de vuelta a los emigrados de Israel”, según el mismo profeta. También es el protector y salvador, según el salmo.
Qué nos queda de todo esto, según hemos estado comentando?
1. Que Dios se encarnó en nosotros, el pueblo, los ciudadanos, y por tanto tendremos todos sus poderes mencionados en sus distintos “nombres”, en particular, que no somos solo carne, sino que somos también espíritu, y de Dios: somos Hijos de Dios, y príncipes de su Reino. Por lo cual:
2. Nosotros mismos nos liberaremos al comportarnos como jugadores, “reyes”, soberanos, o sujetos de nuestro destino, y no seremos simples espectadores del juego de otros, de los agentes del caza-rentismo, la partidocracia.
3. Nos salvaremos, y liberaremos nosotros mismos, con esa fuerza de Dios que tenemos ahora, la de la luz que vence las sombras, de nuestros enemigos: los opresores, abusadores, corruptos, usurpadores, ocupadores. En particular, nos liberaremos de los caza-renta del desgobierno, de la oposición corrupta, y de quienes mueven los hilos en ese teatro de títeres, de mentira.
3. No habrá división en el pueblo, ni territorial, ni de partidos o fanatismos, ni de lo espiritual y lo económico, social y político. Lo primero, porque los emigrados y dispersos volverán a congregarse en nuestro país. Lo segundo porque no pelearemos y dividiremos entre nosotros, al apoyar unos a unos títeres, y otros a otros, sino que nos uniremos, nos congregaremos unidos, contra los mismos titiriteros que nos pretenden dividir y poner a pelear entre nosotros, cuando ellos están básicamente unidos, aparte de pocas pugnas internas. Por último, nuestra condición de unidad mixta terrenal y celestial, permitirá que hagamos milagros económicos, sociales y políticos, inspirados por el espíritu, la energía divina (el Amor, al fin y al cabo) y aplicados a la materia.
4. Nos liberaremos no solo de los caza-renta, sino que derrotaremos al sistema caza-renta mismo. Con las reformas institucionales que curarán la enfermedad, como han hecho Noruega y muchos otros países que han adoptado los remedios que inventaron venezolanos como Juan Pablo Pérez Alfonso, y que el liderazgo político no ha podido aplicar, hasta ahora.
5. Administraremos justicia eternamente en esta nueva República, cuyo fundamento será la ciudadanía empoderada, desde abajo, y no nos dejaremos maltratar por los abusadores, violentos, ladrones y corruptos. Y estableceremos un estado de derecho, de justicia y de servicio. En que el centro sean los ciudadanos. A los que sirven todas las instituciones del estado, como los gobiernos y los partidos aspirantes a gobierno, los militares, los policías. En que cada quien trabaje, realice sus sueños, y tenga oportunidades.
6. Nos protegeremos de enemigos externos e internos, en particular de las tentaciones de volver al caza-rentismo de nuevo, y de la cultura de la corrupción, el populismo rentista, el centralismo territorial, el centralismo institucional, el militarismo, el amiguismo, el nepotismo, la viveza criolla para robar la hacienda pública, y todos los otros males que nos han aquejado y dejado atrás del bienestar.
7. Protegeremos nuestras riquezas naturales, y las conservaremos como patrimonio de los venezolanos y del mundo entero, con el concepto y la sabiduría de nuestros aborígenes.
A ver qué les parece:
*Jeremías (23,5-8)*
Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor, que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».
*Salmo 71,1-2.12-13.18-19*
En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
*Mateo (1,18-24)*
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Cordialmente y pendientes, que lo bueno ya llegó
Felipe Pérez Martí
(Estas son mis opiniones personales; no las del Movimiento Libertadores, ni del Pacto Republicano, donde hay libertad religiosa e ideológica).
viernes, diciembre 20, 2019
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