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martes, octubre 20, 2020

¿Qué significan las elecciones en Estados Unidos para México y Canadá?


Ishaan Tharoor

Ha sido un momento complicado para ser vecino de los Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció su candidatura a la Casa Blanca en 2015 con un ataque grosero a México, catalogando a los migrantes del país como “violadores” intrusos, y luego prometiendo que obligaría a México a pagar por un muro en la frontera sur de Estados Unidos. En 2018, Trump dirigió su atención al país del norte, invocando preocupaciones de seguridad nacional para imponer aranceles a ciertos productos de exportación canadiense. Calificó al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como “deshonesto” y “muy débil”, mientras se abrió paso con bravuconerías hacia una renegociación del tratado de libre comercio que vincula a las economías del norte del continente.

En el último año de su mandato, se podría decir que Trump tiene mejores relaciones con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que con Trudeau. En julio, López Obrador viajó a la Casa Blanca para celebrar la firma de la versión de Trump del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. No fue muy diferente al tratado elaborado hace más de dos décadas, pero le otorgó a Trump otro momento importante. Trudeau eludió la ocasión, pero López Obrador la convirtió en la primera salida al extranjero de su presidencia, sin importar los reproches de los críticos en ambos lados de la frontera.

Trump y los vecinos de Estados Unidos

López Obrador llegó al poder con una campaña que atacó a Trump por sus políticas antiinmigrantes y antimexicanas. Pero desde que el carismático populista asumió la presidencia, ha trabajado para satisfacer a Trump. López Obrador cedió a la presión de la Casa Blanca y tomó medidas enérgicas en la porosa frontera sur de México, obstaculizando a los solicitantes de asilo centroamericanos que esperaban llegar a Estados Unidos. También accedió a las exigencias del gobierno de Trump de que los migrantes permanecieran en México mientras se procesan sus casos de asilo en Estados Unidos, a pesar de las protestas de los grupos de derechos humanos que afirman que muchos de los migrantes terminarán siendo víctimas de grupos criminales.

Los críticos de López Obrador lo fustigaron por pararse junto a Trump en el Rose Garden de la Casa Blanca en julio y declarar que el presidente estadounidense había “cambiado” su actitud hacia los mexicanos. “Una buena parte de la comunidad mexicana se sentiría abandonada por nuestro gobierno frente a los ataques racistas de los funcionarios estadounidenses, si no hay una respuesta de nuestro gobierno”, escribió Agustín Gutiérrez Canet, un analista mexicano que también es el esposo de la embajadora de México en Washington, advirtiendo sobre la “insensatez” de la visita de López Obrador.

“Los timbres de alerta deberían sonar en Palacio Nacional (de México)”, advirtió el mes pasado el columnista Pablo Hiriart en el diario mexicano El Financiero: “Ya se imaginarán cómo cayó en equipo de Biden que en forma precipitada e innecesaria el presidente de México haya ido a Washington para darle su respaldo a Donald Trump(...) Las elecciones no son mañana, es cierto, pero los números apuntan a que la apuesta del gobierno mexicano en favor de Trump va camino al fracaso”.

Trudeau no ha parado de tener penurias internas durante el transcurso de la presidencia de Trump, pero se ha mantenido firme: ganó la reelección el año pasado mientras mantuvo a Trump a una delicada distancia. El presidente estadounidense continúa presentando desafíos únicos para la diplomacia canadiense: la ahora infame pausa de 21 segundos de Trudeau cuando le preguntaron a principios de este año sobre las amenazas de Trump de una respuesta militar a los manifestantes de Estados Unidos puede haber contribuido al vergonzoso fracaso de Canadá de no poder conseguir un puesto temporal en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Otros gobiernos posiblemente se mostraron cautelosos de que un escaño canadiense fuera simplemente un representante de los intereses de Estados Unidos.

El gran contraste entre Trump y Trudeau —cuya buena apariencia, aceptación de refugiados y feminismo confeso lo convirtieron en un ícono mundial de las redes sociales— probablemente haya ayudado al líder canadiense. Una mayoría considerable de canadienses ve a Trump de forma negativa, y el caos y la polarización al sur de la frontera han proyectado la política relativamente tranquila de Canadá en una mejor luz.

A principios de este mes, Trudeau afirmó que Canadá era “extremadamente afortunada” de que, a diferencia de los Estados Unidos de Trump, la respuesta a la pandemia del coronavirus no se hubiera convertido en una fuente de luchas ni divisiones políticas. “Ha habido un esfuerzo concertado entre las órdenes de gobierno y los partidos políticos para trabajar juntos, para estar allí para los canadienses y para tener este virus bajo control”, dijo.

“Los años de Trump han sido difíciles para las relaciones entre Canadá y Estados Unidos, pero Trudeau se ha beneficiado políticamente de la percepción de que ha gestionado bien la relación”, le dijo Roland Paris, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Ottawa y exasesor de Trudeau, a Today’s WorldView.

Aunque el ascenso de Trump fue “enervante para los canadienses”, agregó Paris, el gobierno de Trudeau “ha logrado adaptarse, estableciendo múltiples líneas de comunicación con el gobierno de Trump y expandiendo su alcance en todos los niveles del sistema político de Estados Unidos”, en especial con los gobernadores estadounidenses.

Ottawa tiene un modelo para lidiar con cuatro años más de trumpismo. “Si Trump es reelegido, el gobierno canadiense permanecerá en alerta máxima en busca de problemas emergentes, y se enfocará más en lo que hace Trump que en lo que dice”, dijo Paris.

Biden y los vecinos de Estados Unidos

Sin embargo, agregó Paris, la perspectiva de una presidencia de Biden y el retorno de relaciones más amistosas “resuena de manera profunda” en muchos canadienses: “Las prioridades políticas de Biden están más estrechamente alineadas con Canadá en temas como el cambio climático, Rusia, la OTAN, el control de armas, la democracia, el pluralismo y la inmigración. La cooperación bilateral probablemente sería más fácil”.

Sin embargo, podría haber algunas fuentes de tensión en algunos frentes clave, como elementos de nacionalismo económico en la plataforma de Biden y su oposición declarada al oleoducto Keystone XL.

En cuanto al sur, Biden reduciría las crueles políticas de inmigración de Trump y pondría fin al desvío de fondos del Pentágono para la construcción de un muro fronterizo por el que, por supuesto, México nunca ha pagado. Biden quiere reenfocar los esfuerzos de Estados Unidos en ayudar a estabilizar y desarrollar a un grupo de naciones centroamericanas empobrecidas, las cuales generaron la mayor parte de los solicitantes de asilo que intentaron ingresar a Estados Unidos en los últimos años. Además, no se espera que Biden haga que López Obrador se arrepienta de sus acercamientos a Trump.

“No creo que la estrategia de Biden con la relación sea buscar generar dolor”, le dijo Arturo Sarukhan, exembajador de México en Washington de 2007 a 2013, a Los Angeles Times. Sin embargo, Sarukhan agregó que “habrá un reinicio total en el discurso, la narrativa y el compromiso” en la relación entre Estados Unidos y México.

Pero en ambos lados de la frontera, los analistas no ven un retorno a la vieja era anterior a Trump de la política hemisférica.

“Una presidencia de Biden marcará una reprofesionalización del aparato del Estado estadounidense”, escribió Paul Wells en la revista canadiense Maclean’s. “Las personas que saben sobre seguridad de los productos estarán a cargo de la seguridad de los productos. Los diplomáticos serán embajadores. Los físicos nucleares supervisarán las plantas de energía nuclear… sin embargo, si la preferencia por la competencia como criterio de contratación fuera suficiente para arreglar todos los problemas de Estados Unidos, entonces la presidencia de Obama habría hecho imposible la existencia de una presidencia de Trump”.

FUENTE: washingtonpost.com/es/world/2020/10/15/que-significan-las-elecciones-en-estados-unidos-para-mexico-y-canada/?utm_campaign=wp_post_opinion&utm_medium=email&utm_source=newsletter&wpisrc=nl_postopinion

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