Decidimos copiar el título de este artículo. Muchos autores lo han utilizado para describir diversas circunstancias. Hoy lo queremos usar en razón de la acostumbrada y divisionista diatriba de participar o no en el proceso que convoca la tiranía de elecciones regionales y municipales para este año.
El bosque, es la estrategia para salir del régimen inicuo y destructor y un proyecto alternativo de cambio político que conduzca al país por los senderos de la democracia y el progreso. Para apreciarlo se requiere de un nítido, transparente e integral proyecto, que tenga la virtud de lograr la UNIÓN de todas las fuerzas sociales y políticas que desde hace rato luchan por la liberación nacional. Todo aquello que nos permita acumular la suficiente fuerza para ver el bosque, debe ser bienvenido y si para obtener diversos ángulos de apreciación del mismo se requiere trepar algunos árboles, no estaría de más hacerlo.
Hay tres escenarios en la realidad política venezolana; el primero y el de mayor importancia es el enorme descontento popular producto de la catástrofe económica y social. Lo cual nos convoca a retomar la lucha de calle para enfrentar a los responsables del actual desastre, teniendo como principal protagonista al pueblo, que tiene razones de sobra para protestar hambre, falta de agua, de gas, entre muchas otras carencias; pero al mismo tiempo estamos obligados a articular las acciones y a elevarlas al plano de la lucha por el cambio político haciendo uso de los artículos 333 y 350 de la Constitución Nacional.
El segundo es el escenario electoral, y la clave para no alejarnos del objetivo es no caer en el error de parcelar la política o irse por las ramas con eso de las apetencias personales o grupales por “cargos”, algo de lo cual el régimen se ha aprovechado hasta la saciedad. Al parecer, hay quienes no han caído en cuenta en lo inoficioso que es obtener un cargo en dictadura, ese es un árbol que se atraviesa, si no veamos los 4 gobernadores que no tienen manera de incidir para nada en mejorar la mirada al bosque. Lo acertado, entonces, es la visión integral del proyecto, que nos reclama a todos pasar a la ofensiva exigiendo en la calle elecciones presidenciales y de la AN libres, justas y verificables, tal como lo plantea la comunidad internacional. Teniendo claro esto, cabe un debate franco de si estos procesos regionales y municipales pueden ayudar o no a acumular fuerzas.
Y si encontramos razones suficientes para participar, las condicionantes políticas a resolver serían: un acuerdo único y unitario de todos los factores democráticos y un cronograma completo que incluya la fecha de las presidenciales y parlamentarias, sin desdeñar las condiciones de carácter técnico. Esto le daría algún sentido a la participación en las mini elecciones, que no mega elecciones, como las llama el tirano, pues para el régimen este proceso no tiene más valor que el de la escogencia de una junta de condominio.
Saldado lo anterior, y asumiendo que la táctica, como hemos dicho es flexible y se adapta a cada circunstancia, mientras ayude a la estrategia, que por principios debe mantenerse; además de convencernos que este no debe ser un proceso para la competencia de imágenes sino de un claro, contundente y coherente discurso contra la tiranía, usando la campaña sólo como coartada para la agitación política, para debatir con el pueblo la necesidad de encarar la lucha en todos los terrenos en que se plantee, para aclarar que en nuestro país no habrá solución posible sin salir de la tiranía y para advertirle que es sólo con su protagonismo que podemos derrotar a estas mafias criminales y conquistar una nueva Venezuela.
Se puede argumentar que esa tarea y la de promover la protesta la podemos hacer sin caer en la distracción electoral, ciertamente es así, pero se puede caminar y mascar chicle a la vez, o poseer una visión global que con audacia combine todas las formas de lucha. Y si alguna razón existe para participar es la necesidad de llenar algunos vacíos, el mundo no se agota en las redes sociales y en nuestras barriadas encontramos gente opuesta a la dictadura que enfoca su mirada hacia lo electoral porque no encuentra otro cauce para drenar su indignación, su rabia y manifestar su rechazo al verdugo, así como hay quienes consideran que es una vía para restarle poder al tirano. Sabemos que el régimen nunca juega limpio en ese terreno, que nada en dictadura es legal, y que es sólo en unidad que se pueden lograr victorias parciales que, desconocidas o no por las mafias, ayudan a elevar la moral de la sociedad, por ello la metáfora de trepar algunos árboles.
El tercer escenario es el de las negociaciones que se desarrollan a nivel internacional, el cual debemos aupar porque es un espacio adicional u otro ángulo para apreciar el bosque. Los tres escenarios marchan en paralelo, es nuestro deber, entonces, imbricarlos en un solo proyecto político dirigido a desplazar del poder a la tiranía.