Una familia hondureña en busca de asilo fue escoltada a través del puente internacional hacia Estados Unidos.
Biden no abrió la puerta a los migrantes, el avance de las vacunas chinas y más para iniciar el día.
Entre todas las lecciones de la pandemia, tal vez la más universal ha sido atemperar nuestras expectativas: si no esperamos demasiado, tampoco podemos desilusionarnos demasiado.
Sin embargo, en una situación desesperada, la paciencia es un lujo que no está al alcance de todos.
Dagoberto Pineda perdió su empleo después de que un huracán destruyó su ciudad y la plantación en la que trabajaba en Honduras. Así que le entregó 6000 dólares —más de lo que ganaba en un año— a un coyote para que lo llevara junto con su familia a Estados Unidos.
En los últimos meses, los traficantes de personas han propagado en Centroamérica el falso rumor de que, con el gobierno de Joe Biden, la puerta estaría abierta para la migración. Así que ahora, a ambos lados de la frontera, hay miles de personas —entre ellas muchos menores que viajan solos— atorados en ese limbo que existe entre el deseo y la realidad.
Y es que, cuando uno lo ha perdido casi todo, la esperanza nos hace a menudo aferrarnos a cualquier espejismo que tenemos delante.
Tal vez por eso, incluso después de ser detenidos por las autoridades de inmigración estadounidenses y llevados a la ciudad de El Paso, los Pineda pensaron que alcanzaban el destino que añoraban. Solo para descubrir, una vez fueron liberados en el puente fronterizo, que debían volver caminando a México.
FUENTE: https://www.nytimes.com/es/2021/03/16/espanol/vacuna-astra-zeneca.html
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