¡La cosa es en serio!

En los tiempos que corren no hay nada oculto entre cielo y tierra. Así fue como salió a flote el asunto del inmenso alijo de dólares en efectivo enviado por el régimen de Venezuela hacia Suiza e interceptado en Holanda. Millonada de dinero en efectivo que consiguieron protegida por contenedores sellados y rotulados con los símbolos de la Cruz Roja venezolana del doctor Mario Villarroel, íntimo amigo de la revolución roja-rojita.

Lo mismo ocurre con el afortunado golpe de suerte que recibió la eterna Asamblea Nacional de 2015, a la que le salió el premio gordo: las claves de acceso para administrar un bojotal de millones depositados

a nombre del NARCO-RÉGIMEN de Caracas y congelado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Ahora nos toca ser cautelosos. Hay que ocultar del terror judicial del régimen de Caracas a las docenas de Asambleas de Ciudadanos que elegirán los diputados que redactarán la nueva declaración de independencia. Esa misma Asamblea Originaria que tendrá como objetivo final respaldar al gobierno provisional, a la Junta de Gobierno que tenga el compromiso de iniciar el trabajo de recuperar a Venezuela de las manos de todos estos facinerosos.

Porque hacer cosas de verdad por la libertad de nuestro país no es fácil. Le tocó más suave a Juan Guaidó cuando le dio por desfilar por Venezuela disfrazado de presidente de una transición que nunca transitó a ningún lado, siempre amorochado con un régimen que le hacía de pantalla, le montaba persecuciones y le armaba aventuras con finales felices.

En el mundo real, en la política de lo que puede llegar a funcionar para salir del régimen, no son tan sencillas ni tampoco resultan tan fáciles las acciones. Hay que darle y darle con la obstinación del venezolano que quiera ver libre a su país. Que esté realmente interesado en que Venezuela recupere a Venezuela, su soberanía, sus riquezas, sus fronteras y su gente.

La idea que ya está cogiendo forma por toda Venezuela no es ni del gusto de la Asamblea de 2015, que nunca se va a extinguir; ni de Juan Guaidó, ni mucho menos de los candidatos a las primarias y del resto de los factores enchufados de la oposición venezolana.

Construir un parlamento Originario lícito y legal desde la calle y en Venezuela, no puede gustarle a todos aquellos que manejan el poder residual, los negocios aguas abajo que se llevan a cabo con un régimen corrupto y tremendamente corruptor.

El asunto es que la Venezuela mayoritaria, la Enorme Venezuela, esa que ni está enchufada, ni está pegada con estos bandidos, la que ya dejó de creer en cuentos electorales, esa Venezuela sí está en una de reconstruir el país como sea.

¡Y esa Venezuela, la que realmente vale la pena, ya lo empezó a hacer!

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