Que me acuerde, el gobierno norteamericano de los años 20 y 30 del siglo pasado no negoció con Al Capone para se dejara de “eso” e hiciera “elecciones libres” en Chicago. Hasta donde yo sé, el gobierno federal americano le soltó a sus sabuesos de la oficina de impuestos, hasta que le metió una condena por evasión fiscal de 13 años.
Con Lucky Luciano, el gran capo de todos los capos en los años 30 del vicio, la prostitución, el juego y el incipiente negocio de las drogas, tampoco el gobierno federal negocio con él. Lo puso preso. Le clavó un montononón de años de cárcel, que finalmente le conmutó por su expulsión definitiva de Estados Unidos a su Sicilia natal.
Luciano hizo un aporte invaluable al esfuerzo bélico de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Él arregló que la mafia del sur de Italia apoyara y facilitara los desembarcos combinados de ingleses y norteamericanos que invadieron a la Italia de Mussolini.
Con la toma de los rehenes en la embajada norteamericana de Teherán, tras la caída del Sha y la llegada de Jomeini al poder, tampoco le dieron a la conversadera. Hasta Carter, el papá de las negociaciones amistosas, envió una flota de helicópteros a rescatar a su gente, aunque lamentablemente la operación terminó siniestrada en el desierto antes de llegar a la capital iraní.
Con Noriega en Panamá tampoco Bush padre se anduvo por las ramas. Cuando “Cara e’ Piña” se puso difícil, una flota de helicópteros de combate norteamericanos obligó a Noriega a encerrarse en la Nunciatura de la Ciudad de Panamá, para salir finalmente como “invitado” perdurable de la DEA a una prisión federal en la Florida.
Y así me puedo pasar media mañana contando cuentos. Los americanos, hasta ahora, no negociaban con hampones, ni con terroristas, ni con matones. Si no se entienden con ellos a la primera, el plan B de este país siempre ha sido el mismo: extinguen la amenaza.
¿Y entonces? ¿Qué es lo que está pasando en estos tiempos? ¿Por qué la administración Biden/Harris no agarra por los cachos a la HAMPOCRACIA venezolana y acaba de una buena vez con ella?
Antes de la pandemia, en eso estaba Donald Trump. Traía arrinconado, encucarachados a los pillos que acompañan a Maduro en todas sus vagabunderías. Era el narco-reino de Noruega con su método infalible de solución de conflictos, quienes oxigenaban a la democracia de mentiras venezolana de reunión en reunión sin llegar tampoco a ningún lado importante para las grandes mayorías venezolanas. Chequeen, por favor, en cuantos países ese narco-reino explota pozos de petróleo
Ahora, muy por el contrario, es el propio Departamento de Estado el que negocia con la MAFIOCRACIA venezolana; y de paso intenta tratar de convencer a los venezolanos y al resto del mundo de que existen importantes avances en cuanto a la recuperación de las libertades en nuestro país, gracias a su condición de mediadores ¡Qué raro, y a mí que todo esto me huele a negocio petrolero!
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/de-al-capone-y-lucky-luciano-al-negocio-petrolero/
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