Yo soy un perseguido político en mi país. Los Estados Unidos de América me han brindado cobijo, protección y resguardo. Desde el fondo de mi corazón lo agradezco. Mi destino habría sido otro de haberme quedado en Venezuela. Estoy en deuda con América. Pero las cosas son como son. La actual administración federal norteamericana ha hecho todo lo posible para mejorar el perfil del régimen de Nicolás Maduro adentro y afuera de Venezuela, por decirlo en los términos más educados que se me puedan ocurrir.
La administración de Joe Biden ha logrado en estos tres años mejorar la posición política y financiera de la dictadura venezolana, sin que ello haya producido beneficio alguno para el pueblo venezolano.
El actual Departamento de Estado de Estados Unidos es el responsable directo del más espectacular incremento en las exportaciones de hidrocarburos venezolanos, nunca visto en tan breve tiempo en mi país. Muy pocos conocemos los volúmenes de la actual producción nacional; pero estimando el tamaño y el número de tanqueros que se llevan el crudo y el gas venezolanos, los niveles deben estar muy por encima de lo que alguna vez Chávez soñó en alcanzar con su PDVSA “roja-rojita”.
¿Quién pensó que los iraníes o los chinos, o los rusos, o mucho menos los cubanos conseguirían poner a funcionar el negocio de los hidrocarburos en Venezuela alguna vez?
¡Pero si toda esa gente no sirve para nada! ¡Son inútiles: solo saben robar! ¡Si los chinos empezaron a construir ferrocarriles en los llanos venezolanos hace más de diez años, y todavía no han puesto ni los rieles!
Solo la potencia de la increíble industria petrolera norteamericana podría llevar a cabo el milagro de recuperar la producción de hidrocarburos en Venezuela y en tiempo record. Igualito como hicieron en Kuwait tras la expulsión de las tropas de invasión de Sadam Husein, que dejaron ardiendo los pozos de ese país en los años 9s durante la Primera Guerra del Golfo. Más rápido que lo que espabila un loco los americanos recuperaron los pozos, los oleoductos y los terminales de embarque para ponerlos rapidito a bombear dinero nuevamente.
Allá en Venezuela hicieron lo mismo, y todo resulto igual. Con el “go” que la actual administración federal Biden le dio a Chevron, el petróleo y el gas venezolanos también reaparecieron en los llenaderos de la patria. Pero para poner a correr el petróleo que le roban a todo un país estos delincuentes del régimen de Caracas, el gobierno Americano tenía que pegar con nuevas licencias federales, que son simples permisos para llevar a cabo negocios con estados forajidos y bajo sanciones, a los otros colosos de los servicios de hidrocarburos norteamericanos como la Halliburton, Schlumberger y Baker Hughes, entre otros.
Así pues el milagro de la recuperación en la producción y venta de hidrocarburos, con una PDVSA quebrada y destartalada tiene un solo nombre: Míster Joe Biden. Gracias a él, Venezuela vuelve a ocupar un importante lugar entre los países productores y exportadores de energía. Ya por ahí pasamos, pero hace casi cien años, cuando el petróleo nacional se quedaba entre los guantes de Juan Vicente Gómez y de sus enchufados para la época.
E igual que en 1928, el crudo y ahora también el gas venezolano se remata, se vende al precio que sea. Pagando los embarques en efectivo, como lo que son: cosas robadas.
Sin control de ningún tipo ni administración alguna que entregue cuentas de unas riquezas que son de un país y no el alijo de unas mafias, los reales del petróleo venezolano terminan en los bolsillos de muy pocos. Con el reparto previo de la “cochina” entre los aguantadores como CHEVRON y sus contratistas, lo que queda se lo apropian los capos del régimen de Caracas. Como si se tratara de una pulpería, o peor, como un vulgar negocio de tráfico de drogas. Por eso, me pregunto: ¿Todavía hay gente adentro y afuera del país que de verdad esté horrorizada por las recientes declaraciones de Donald Trump sobre Venezuela y su petróleo? Yo no creo que CHEVRON tenga algún remordimiento de naturaleza ética sobre el destino que da el régimen de Caracas a la pelota de plata que ellos le producen a Maduro. Tampoco creo que les preocupe mucho el hecho de que todo ese dinero se lo estén robando solo unos pocos corruptos, quitándoselos al equipamiento y dotación de hospitales, escuelas o sueldos y pensiones en dólares para los venezolanos. ¡A ellos debe darle igual!
Lo mismo: tampoco debe ser de preocupación para la Administración Biden/Harris el destino final de esas alucinantes cantidades de dinero en manos de estos facinerosos.
Lo que sí cada vez resulta más claro son las razones y la insistencia en la promoción de las fulanas “elecciones libres” en dictadura que tanto le oímos a los voceros del gobierno norteamericano actual. Hay un gentío que sueña con que todo ese relajo nunca termine: ¡es que están pegadísimos!
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/petroleo-en-gotas-2/
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