Existe una temible posibilidad, remota, muy absurda, pero posible, que consiste en que las NARCOFUERZAS armadas bolivarianas de Maduro-Padrino-Diosdado se tiren la parada de una operación militar para recuperar por las malas la Zona en Reclamación del Esequibo.
De cara a la alaraca patriotera de último momento, la poderosa maquinaria de información y desinformación puesta a funcionar con las mentiras de los cubanos, colocadas en las bocas de sus peleles de Caracas y de Georgetown, así como un reciente movimiento de tropas y equipos militares del Brasil en el estado fronterizo de Roraima, da muy mala espina.
El Brasil de Lula, que tanto quiere a Maduro, con toda seguridad se podría estar preparando para hacer contención a una estampida humanitaria. Una posible huida de venezolanos en carrera que termine con la mitad del Estado Bolívar en las calles de Boavista.
Un régimen como el venezolano, agotado tras más de veinte tantos años de destrucción calculada sobre todo un país, quizá ha sido convencido en “reinventarse” y poner a andar una épica al estilo de la invasión de Bahía de Cochinos sobre la Cuba de los años 60. Simple: tratar de esconder todas sus vagabunderías detrás de un supuesto enemigo nacional y continuar estirando todo lo más que pueda a un régimen de pesadilla.
La Habana, que se repite en sus estrategias y disparates, pueda que haya convencido a los imbéciles del siglo XXI a llevar a cabo una manotada de fuerza venezolana, sobre la Zona en Reclamación. Convenida o no, pues ambos gobiernos son titiriteados por el castrocomunismo cubano. Una “salida” militar venezolana de esa naturaleza puede haber sido pensada por estos sádicos, como la “entrada” en un escenario, tanto interno como externo, conveniente para maquillar las feas caras de las partes en disputa.
¡Es de locos, lo sé! Pero estos cretinos se manejan dentro de una lógica muy parecida a la de los criminales de Oriente Medio, a quienes tanto admiran.
Allá, en el Norte de la América del Sur, un régimen destartalado podría pensar en una hipotética unión nacional, alrededor de la defensa de nuestro territorio arrancado por los ingleses.
Eso elevaría el precio del crudo, tanto venezolano como mundial, pondría a las empresas ExxonMobil y Chevron, por hablar solamente de dos de ellas, a repartirse una nueva manera, aún más creativa, el botín que producen en Guyana y Venezuela. Además, desataría una ola de acciones fronterizas en toda América Latina de espanto y brinco, que complicaría muchísimo a la región. Y río revuelto, ¡ganancia para el pescador!
Ni qué decir que en un escenario como ese se le podría facilitar al régimen de Caracas suspender las elecciones del año que viene. Cerrar el idiota capítulo de una oposición costosísima y declarar un estado de guerra o de conmoción nacional. Eso le permitiría al régimen de Caracas poder hacer aún más de las muchas barbaridades que ya hacen.
Todo puede pasar. Las cartas están echadas. Y es que estos hijos de puta en lo último que piensan ha sido, es y será en Venezuela. Ellos ni saben, ni conocen nada sobre integridad territorial, ni mucho menos sobre la salud, la educación, la seguridad y la prosperidad del pueblo venezolano. Eso está más que visto. ¿Y ahora esto?
Por eso, Venezuela no permitas que te engañen: ¡No sigas ese juego!
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