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miércoles, diciembre 20, 2023

2024, año preelectoral en Bolivia

Por: José Llorenti
Contexto internacional

Por primera vez en la historia de la humanidad, 76 países irán a elecciones en un mismo año, y más de la mitad de la población mundial acudirá a las urnas para decidir el destino de sus naciones. Más de 4.1 millones de personas (51% de la población mundial) irá a elecciones en el mundo, tanto para escoger parlamentarios, presidentes, gobernadores o alcaldes.

De alguna manera, quienes defienden a la democracia, en tanto voto y acto electoral, pueden decir que su forma de pensar se está convirtiendo hegemónica en el mundo, y que los viejos teóricos del iluminismo europeo y estadounidense tenían razón cuando decían que -tarde o temprano- la mayoría de los países del mundo serían beneficiarios de la democracia constitucional burguesa, obviamente, con sus bemoles.

Este año que viene habrá elecciones en Estados Unidos, India, Brasil, México, Rusia, Ucrania, etc., etc., lo que deja entrever largas y duras batallas electorales en cada uno de estos países, fundamentalmente en Estados Unidos donde al parecer habrá cambio de presidente, o en México donde inevitablemente por temas constitucionales ya no podrá ser presidente, Andrés Manuel López Obrador. En India, Rusia o Ucrania, lo más probable es que sus presidentes sean reelectos sin dificultades.
De todas maneras, el hecho de que se presenten tantas elecciones en un mismo año, hace pensar que en muchos lugares del mundo se podrá tener un termómetro de los intereses políticos y sociales de la mitad de la población mundial y de cuáles parecen ser sus prioridades en un mundo inmerso en guerras entre Rusia y Ucrania, guerra civil en Yemen con apoyo de los Estados Unidos, invasiones y genocidios en Palestina, tensiones entre China y Taiwán, crecimiento de los BRICS, victoria de
la ultraderecha en Argentina (crecimiento de la ultra derecha en el mundo), construcción del corredor mundial de la Ruta de la Seda impulsado por China y el nuevo corredor económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC, por sus siglas en inglés), entre otros.

Contexto regional

Cuando hablamos estrictamente de América Latina, el año 2024 también será un año movido electoralmente hablando, habrá elecciones en El Salvador en febrero, donde lo más probable es que triunfe sin dificultades Bukele (ahora impulsando una nueva unidad centroamericana, una especie de Patria Grande de Centroamérica), en Panamá en mayo, en México en junio, en República Dominicana en julio, en Uruguay en octubre, en Venezuela en noviembre y también habrá elecciones municipales en Brasil.

América Latina desde el año 1998, vivió el ascenso de la primera ola popular-progresista en la región, “denostando” la teoría del “final de la historia” y demostrando que en el “patio trasero” de los Estados Unidos no todos estaban de acuerdo con la hegemonía estadounidense.

Este primer ciclo (primera ola) inició en 1998 hasta el año 2015, con el ascenso de Hugo Chávez en Venezuela, Brasil y Argentina en 2003 (Lula y Nestor), Bolivia y Uruguay en 2005, Chile y Honduras en 2006, Ecuador y Nicaragua en 2007, Paraguay y Guatemala en 2008, etc., hasta llegar al año 2015.
Inmediatamente la primera ola empezó a presentar dificultades con la llegada de gobiernos de derecha y ultraderecha como Macri y Bolsonaro, empezó a ralentizar los cambios y buscar nuevas formas de configuración política hasta el año 2018, cuando se inició la denominada segunda ola con la llegada de López Obrador en México, la recuperación del poder en Argentina con Alberto Fernández el 2018, en Bolivia el 2020 después del golpe de Estado a Evo Morales el 2019 con la victoria de Luis Arce, Perú y Chile con victorias electorales el 2021, Honduras el 2022, y además el regreso de Lula en Brasil y Petro en Colombia.

A diferencia de la primera ola, esta segunda ola está compuesta por gobiernos más moderados en muchos aspectos, por ejemplo, el caso de Boric en Chile es ejemplificador al respecto, o el caso de Fernández en Argentina que hace pocas semanas fue derrotado el por la ultraderecha a la cabeza de Milei. Quizás la excepción es Luis Arce de Bolivia que mantiene una línea bastante similar a la heredada por Evo Morales, aunque las disputas entre ambos hayan pasado de pequeños encuentros a prácticamente una división explícita.

Asimismo, la segunda ola se caracteriza, también, por gobiernos que no tienen control absoluto de sus parlamentos, y también por ganar en segundas vueltas de manera apretada en contra de la ultraderecha: Boric vs Kast, Petro vs Hernández, Castillo (actualmente derrocado) vs Fujimori, etc., etc, con excepción de Bolivia donde Luis Arce triunfó abrumadoramente en contra de la derecha en su país después del golpe de Estado del año 2019.

Si el contexto mundial está movido por un vaivén bastante complicado donde el mundo unipolar no termina de morir y el mundo multipolar no termina de nacer, en América Latina estas contradicciones se hacen más elocuentes con países que oscilan entre gobiernos popular/progresistas y la ultraderecha cuasi-militarista, incluso, con países tomados prácticamente por mafias oligárquicas/militares como Ecuador desde la salida del correísmo del gobierno.

Contexto nacional

Desde la caída del neoliberalismo en Bolivia el año 2005, y el ascenso del denominado ciclo rebelde (2000-2005), el campo político en Bolivia en términos electorales se configuró de la siguiente manera:

De este breve recuadro se pueden extraer las siguientes puntualizaciones:
1. Desde el año 2005 hasta el año 2020, hubo 5 elecciones presidenciales en el país.
2. En 4 de estas 5 elecciones participó Evo Morales obteniendo resultados por encima del 50% (con excepción del año 2019), siendo presidente en primera vuelta sin dificultades hasta el año 2019 donde fue derrocado y no pudo jurar a un mandato presidencial más.
3. El campo político se dividió entre dos bandos: el MAS-IPSP y el anti-MAS.
4. La oposición política en ningún momento fue unida a las elecciones, estuvo en todas dividida en dos bandos fundamentalmente, una denominada oposición A y otraoposición B, la oposición A generalmente obtuvo entre 1:3 y 1:4 de ventaja sobre su par. Asimismo, existieron otras oposiciones pero que carecieron de verdadero impacto electoral y político.
5. La fórmula ganadora del MAS-IPSP (sin importar si fue Luis Arce o Evo Morales) fue UNIDAD en torno al MAS-IPSP y división en al menos dos partidos en la oposición.
6. La oposición en promedio uniendo a sus dos fórmulas opositoras apenas llega a un 38% en promedio. El oficialismo tiene como promedio un 56%. Lo que quiere decir, que, si este escenario se repetiría el año 2025, el MAS podría obtener un resultado cercano al 50% y la oposición en su mejor escenario superaría el 37%.
7. Desde el año 2005, participa Evo Morales en todas las elecciones (exceptuando el 2020 porque se encontraba en el exilio), y sus contemporáneos opositores, Carlos Mesa, Doria Media, Manfred Reyes Villa y Jorge Quiroga. Es probable que muchos de estos actores vuelvan a particular el año 2025.
8. En el tablero político, la novedad o renovación fue Luis Arce (apoyado en su tiempo por Evo Morales), Chi Hyuan Chung y Fernando Camacho. De estos tres competidores uno es presidente, otro obtuvo solamente un 1% en las últimas elecciones perdiendo la sigla, y Fernando Camacho se encuentra en la cárcel actualmente.

Éstas son algunas de las puntualizaciones que se puede rescatar de esta breve genealogía electoral del campo político en Bolivia, sin embargo, no es suficiente para entender el contexto nacional, quizás es importante cruzar esas variables con las siguientes tesis:
1. Ya son 20 años desde el inicio de la Revolución Democrática y Cultural, lo que quiere decir, prácticamente una generación de nuevos votantes, asimismo quiere decir un ciclo político entero en Bolivia.
2. La polarización entre MAS-IPSP y anti-MAS característica de estos últimos años, al posiblemente dividirse el MAS-IPSP en dos bandos: los evistas y los arcistas,
es probable que desaparezca, y la oposición también se vea afectada parcelándose aún más.
3. La ruptura entre masistas parece ser inevitable, lo que configuraría el escenario para que en Bolivia se dé por primera vez en su historia y desde la aprobación de la nueva CPE, una segunda vuelta. Probablemente entre alguno de los bandos del masismo y la oposición.
4. En todas las encuestas desde la posesión de Luis Arce, el presidente actual de Bolivia aparece primero, en las menos exitistas con un 16% de intención de voto y en las mas exitistas superando el 25%, de la misma manera, los sectores opositores no superan el 15% de intención de voto, y la mayoría de la población apela al criterio de ns/nr o simplemente otro candidato.
5. La intención de voto de Evo Morales oscila entre el 11% y el 6%, siendo la más baja desde el año 2002, muy por debajo de su inmediato competidor oficialista, Luis Arce, y con una intención de voto cercana a la de los opositores de derecha.
6. La aprobación de la gestión de Luis Arce -según la última encuesta de la CEPAL- llega al 47% y su imagen es aprobada por un 39%. Sin embargo, su intención de voto tiene como máximo un 25% según diversas encuestas.
7. Los personajes con mayor resistencia en la población son Evo Morales con negativos que llegan al 75% y Fernando Camacho que tiene negativos equivalentes al 70%. Precisamente los dos líderes caudillos más prominentes de la política boliviana.

Camino al 2025
Aunque aún el panorama es incierto, porque la única candidatura explícitamente manifiesta fue la de Evo Morales que tiene intención de volver a ser presidente, ningún otro posible candidato ha emitido directamente su candidatura. Sin embargo, ya se habla de que podría ir el presidente Luis Arce, y por parte de la oposición de derecha, Manfred Reyes Villa, Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, Rodrigo Paz, entre muchos otros.

El tema que más aqueja actualmente a la población y que de alguna manera será el que defina el voto de las personas de cara al Bicentenario de Bolivia parece ser la economía, que es precisamente el espacio donde mejor se desenvuelve el actual presidente de Bolivia y que también más ataques ha sufrido en estos últimos meses.

Aunque la coyuntura boliviana en temas económicos no es la mejor de los últimos años debido a múltiples factores externos e internos, desde la guerra en Europa hasta el boicot legislativo, sigue siendo una de las que tiene más reflote en la región y parece ser la única en la región que plantea la construcción de un país industrializado, en desmedro de lo que sucede en países como Argentina donde -al contrario- bajo el pretexto del ajuste se trata de desindustrializar su país.

La pelea interna entre Evo Morales y Luis Arce, que cada día que pasa se vuelve más encarnizada, incluyendo entre sus simpatizantes, camina a una resolución final por el desastre donde se escucharon voces de inhabilitación de Morales, como también de convocatorias por parte de gente afín a Evo Morales de derrocar a Luis Arce o de llevarlo a un revocatorio. Mientras más dure esta lid entre ambos líderes masistas, más será el daño interno que se presentará en el MAS-IPSP y mayores las consecuencias.

Las condiciones, aunque parecen abiertas a encontrar un outsider en la política boliviana que rompa con esta dicotomía MAS-AntiMAS, son lejanas si se considera los pocos liderazgos actuales que plantean un cambio en la política boliviana, y que escapan de esta dualidad.

*2024, año preelectoral en Bolivia*
_Por: José Llorenti_

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FUENTE: >>https://ultimominuto.com.bo/?p=787

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