Que en una economía como la actual en algún país del mundo exista más de un millón de personas que por regulaciones,que en nada ayudan, estén impedidas de colaborar con el crecimiento necesario -a pesar de que buena parte de ellas tienen posibilidades de hacerlo- es un lujo inexplicable. Sin embargo ello ocurre y Colombia es el ejemplo perfecto.
Tal como se recoge en fuentes oficiales, en la tierra de Nariño y Caldas se encuentran esa cantidad de venezolanos en condición migratoria irregular, lo que les impide poner al servicio de todos su potencial productivo.
Cualquiera me responderá que el gobierno del señor Presidente Duque ha implementado para ellos el Permiso Especial de Permanencia para el Fomento de la Formalización –PEPFF-, así como el que se aplicó el 2019 a las fuerzas militares y policiales venezolanas, y responderé a la inquietud de manera afirmativa pero le agregaré que, según las cifras del estado colombiano, a estos sólo han accedido cerca del uno por ciento de las personas que, en similar condición optaron favorablemente al PEPRAMV ejecutado por la administración del señor Presidente Santos, al cual accedieron un poco menos de cuatrocientas cincuenta mil personas.
Sólo contrastar esas cifras –que son públicas- evidencia que, para lograr el impulso de la economía colombiana, es menester adoptar decisiones que permitan incorporar a todos los que estén en capacidad de ello, dado que el hacerlo redundaría favorablemente en aquella, tal como lo señalan los antecedentes al respecto.
Los venezolanos, que en su gran mayoría hemos llegado al país con la disposición anímica de sumarnos al mercado productivo, con mucho respeto y comedimiento solicitamos de las autoridades que, simplemente, revisen las cifras que ellas mismas publican y con base a éstas adopten las decisiones que sean pertinentes en aras de lograr en el menor tiempo posible, la reactivación que todos requerimos.
No está demás señalar que uno entiende que el problema fundamental de Colombia son sus connacionales pero también observa que todo brazo que coadyuve al rescate de la economía debe ser bien recibido.
El limitado número de beneficiarios de los PEP implementados en la actual administración debe servir de alerta a las autoridades respecto de lo limitado de ese mecanismo.
Quienes creemos que la migración no es un problema sino una oportunidad, haremos –nuevamente, con mucho respeto- las observaciones respectivas a los efectos de que se analice la adopción de políticas públicas que procedan, todo en beneficio de Colombia, los migrantes y sus familias, tal como siempre lo afirmamos.
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